ADVERTENCIA: Este libro contiene maltrato tanto físico como verbal, también contiene palabras obscenas y crueles, violación, sexo explícito y bullying. FIN DEL COMUNICADO. ------------- Esta es la historia de una chica la cual es obligada por su tía para aceptar un matrimonio arreglado por su primo con el fin de obtener dinero. Se preguntarán si el hombre es el del dinero, pues no, la chica es la millonaria y su familia con tal de quedarse con lo que a ella le pertenece buscarán todos los métodos posibles. Desde el primer momento en que ella ve al hombre que será su esposo siente que saldrá de un infierno para entrar en otro porque este la miró con asco y desprecio. Saber que a su futuro esposo ella le producía asco era el menor de sus problemas porque creía que él nunca la tocaría, pero sus pensamientos eran erróneos y lo comprobó el día que esa bestia despiadada abusó de ella de la manera más cruel. Pero se dice que de cada error se aprende como nuestra Elizabeth también
Edward O'Higgins: dueño de múltiples hoteles y clubes en varios países, un hombre arrogante, frío, calculador y sobre todo ambicioso y mujeriego, él está pasando por un proceso de bancarrota por su mala cabeza, por ser tan derrochador, a él le gustaba hacer grandes apuestas, siempre tenía la suerte de su lado, pero un día la suerte le falló y perdió USD 100, 000,000. Esto no lo dejó totalmente en la ruina, pero lo desestabilizó económicamente y él no estaba dispuesto a renunciar a la lujosa vida que siempre ha llevado, él no quería verse endeudado con los bancos porque siempre ha tenido miedo a que toda su fortuna sea embargada por algún retraso o algún inconveniente. Él, viajó a varios países buscando inversionistas, pero su mala fama de jugador le precede tanto que el día que perdió en el casino the Mirage salió en los noticieros y todos los grandes empresarios se enteraron de su mal hábito, las acciones de su empresa bajaron teniendo gran pérdida, después de sentirse derrotado por
Narrador. —Nunca encontrarás un hombre que quiera casarse contigo, estás es la única oportunidad que tienes de saber que se siente ser la esposa de alguien —dijo Grecia mirando a Elizabeth con asco —Nunca he pedido casarme, no comprendo cuál es tu afán de que me case con ese tal Edward —le respondió Elizabeth a su tía con enojo. —Solo quiero que te largues de mi casa, ya no soporto verte — Grecia no encontraba una mejor solución para que Elizabeth no supiera de sus planes. —En 15 días me iré y no tendrás que volver a verme nunca más —le respondió Elizabeth mientras acomodaba sus guantes. Grecia se quedó en silencio pensando en otra manera de hacer que Elizabeth accediera a casarse. —Te daré dos opciones, número 1 te casas con Edward — le decía Grecia enumerando con los dedos —número 2 te vas ahora mismo de mi casa — al decir esto Elizabeth sintió terror y Grecia sonrió al notar su temor. —Está bien, me casaré —dijo Elizabeth pasándole sus documentos a su tía, quien la miraba
Narra Elizabeth. Salimos del infierno en el que vivía mi tía me pasó una bolsa de echar la basura con mi ropa y el ogro con quien contraje matrimonio hace apena unos minutos sonrió al ver la bolsa en mi mano. -Al parecer mi situación le divierte- Pensé molesta, este hombre es mucho peor que mi tía. Narra Edward. Me divierte ver esta loca con todos esos trapos puestos y lo que me causó más gracia fue verla salir de la casa con miedo hasta del aire, ahora vamos en mi coche y está sentada en una esquina del asiento tratando de alejarse de mí, no puedo creer que ella piensa que yo la tocaré. ¡Qué ilusa! Ya casi estamos llegando a dónde está mi helicóptero, no me gusta usar el Ferri para llegar a mi casa, así que me siento más cómodo viajando en helicóptero. Escuché sonar un móvil y la cosa fea que está a mi lado respondió muy emocionada. Hola Alex, que bueno que llamas, estaba pensando en ti — respondió el mosco raro de manera coqueta. -El mosco es una zorra fea- Conceptué escu
Narra Elizabeth. En estos tres días que llevo viviendo en la casa del diablo me la he pasado encerrada, anoche pude escuchar risas de mujeres, al igual que ahora se escuchan varias voces, al parecer el diablo está teniendo una fiesta. La señora Cristina me ha tratado muy bien a pesar de las advertencias de su jefe, ella me trae comida a escondidas de Edward, hoy me trajo un banquete lástima que yo no lo pueda disfrutar a plenitud porque al estar aquí no he dejado de pensar que me sucederá pienso que este tipo me quiere encerrar en algún tipo de internado de salud mental para poder doblegarme y quedarse con el dinero de la herencia. Me arriesgué a salir de la habitación a llevar los platos porque me molestaba seguir con ellos, sucios en mi habitación ya tenía tiempo esperando a que Cristina subiera a buscarlo, pero al parecer se olvidó de ellos o está muy ocupada, me sentía nerviosa de encontrarme con alguien, pero aun así tomé valor y seguí caminando para llegar a la cocina, pero
Narrador. Edward se había pasado todo el día con un humor de perros, sus empleados comentaban entre sí acerca de su cambio de humor, preguntándose qué tenía al señor O'Higgins tan enojado. Edward no encontraba una explicación para estar de tan mal humor. —Edward explícame que demonio significa esto —dice Jacob, abogado de Edward y su mejor amigo. —Jacob dime de qué se trata y luego te quejas— le dijo Edward masajeando su sien, estresado. —Resulta que te casaste sin informarme nada y el abogado de tu querida esposa te ha enviado una citación para la anulación de tu matrimonio *bravo Edward * — le dijo Jacob aplaudiendo decepcionado de Edward y sus decisiones alocadas que solo le hacían más daño a su empresa y le sumaban más trabajo. —Maldición, le arrancaré los pelos a esa mocosa insolente — gritó Edward dándole un golpe a su escritorio y todos sus empleados asustados escuchaban a su jefe estallar cosas, este comportamiento no era digno de Edward porque siempre estaba callad
Narra Edward. Sé que le he amargado el día al abogaducho ese, pero también estoy que me cortan y votaré ácido en vez de sangre, nunca me imaginé que la fea tendría un enamorado. Pensando en eso le he dado al volante de mi carro varios golpes. ¡¡Nunca te librarás de mí, Elizabeth!! Narra Elizabeth. Hoy por fin me voy de aquí, ya por fin dejaré de estar encerrada. Suena mi celular. #Alex, ya vienes por mí. Le pregunté ansiosa por irme de aquí. #Lo siento Elizabeth, no tenía prueba para comprobar que el matrimonio fue ilegal. Se escuchaba triste #Alex, dime qué me estás haciendo una broma. Le pregunté incrédula. #No mi pequeña hermosa. La alegría que sentía hace apenas segundo se esfumó como humo en el viento #No importa me iré de aquí sea como sea, por favor Alex renta un helicóptero y sácame de aquí te llamaré mañana cuando el desgraciado de Edward se vaya a trabajar. Dije llena de valor porque no estoy dispuesta a que nadie maneje mi vida a su antojo. #Ok, mi n
Alex la invitó a pasar, pero Elizabeth se negó a entrar porque si lo hacía sentía que podría perder el valor que sentía en ese momento, ella esperó en la puerta mientras Alex fue a su despacho y tomó dinero de su caja fuerte, la mujer de Alex no sé movió de la puerta ni un segundo, ella presentía que esa chiquilla era más que una clienta para su esposo, lo podía notar en su mirada y en la manera que se ponía cuando Elizabeth lo miraba directamente a los ojos. Elizabeth no conocía de hoteles ni de nada, ella era como un niño aprendiendo a caminar por primera vez, pero se arriesgó y cerca de la casa de Alex encontró un hotel que no se veía mal, estaba limpio, rentó una habitación por dos días y salió a buscar una tienda ya había decidido quitarse todos esos trapos horrorosos ya era momento de mostrarle a sus enemigos que ella es más fuerte de lo que ellos se imaginan. A pesar de que la traición de Alex le dolió mucho, más le dolió el abuso de Edward y estaba tan empeñada en cobrar