Narra Elizabeth.
Salimos del infierno en el que vivía mi tía me pasó una bolsa de echar la basura con mi ropa y el ogro con quien contraje matrimonio hace apena unos minutos sonrió al ver la bolsa en mi mano.
-Al parecer mi situación le divierte- Pensé molesta, este hombre es mucho peor que mi tía.
Narra Edward.
Me divierte ver esta loca con todos esos trapos puestos y lo que me causó más gracia fue verla salir de la casa con miedo hasta del aire, ahora vamos en mi coche y está sentada en una esquina del asiento tratando de alejarse de mí, no puedo creer que ella piensa que yo la tocaré.
¡Qué ilusa!
Ya casi estamos llegando a dónde está mi helicóptero, no me gusta usar el Ferri para llegar a mi casa, así que me siento más cómodo viajando en helicóptero.
Escuché sonar un móvil y la cosa fea que está a mi lado respondió muy emocionada.
Hola Alex, que bueno que llamas, estaba pensando en ti — respondió el mosco raro de manera coqueta.
-El mosco es una zorra fea- Conceptué escuchando su conversación.
Alex, mi tía me acaba de casar con un desconocido para sacarme de su casa, podrías anular este matrimonio, por favor — le dijo el mosco a la persona al otro lado de la línea y yo le arrebaté el móvil y colgué la llamada.
— Por quién diablo me tomas cosa horrible, este matrimonio no se anulará y estarás a mi lado durante un año porque así lo elegí yo —le grité furioso.
—Escúcheme, señor, mi tía me ha casado con usted en contra de mi voluntad, yo estoy dispuesta a pagarle el doble de lo que ella le dio, solo que no podrá ser hoy porque en 15 días es que podré tener dinero —dice el mosco mirando el móvil en mi mano.
—Ja, ja, ja, crees que me casaría con una cosa horrible como tú si eres un monstruo andante y lo que me causa más gracia es que actúas como si les tuvieras asco a los demás y eres tú quien causa asco — le dije con dureza y la vi llorar.
—Yo - yo no entiendo por qué si usted tiene ese concepto sobre mi persona ¿Por qué se casó conmigo? —me preguntó mirándome a través de las horribles gafas que parecen dos fondos de botella.
—Me casé contigo porque necesito dinero y tú primito me ha dicho que tú estarás forrada en billetes en un par de días y como buena esposa me cederás un poder legal con el que yo poder manejar toda la herencia que te entregarán en par de días — le dije sonriendo al ver cómo ella agranda los ojos sorprendida.
—Yo... yo no haré eso, señor, yo no pienso darle un solo centavo— me dijo nerviosa moviendo la cabeza para los lados.
—Claro que lo harás, ya tengo una psicóloga que comenzará a tratarte y hará un expediente médico explicando que mi querida esposa es una persona discapacidad la cual no puede tomar decisiones legales por qué ella está media loquita y yo como buen esposo me encargaré de tus negocios y de todo tu dinero — le dije haciendo gesto de tristeza.
Narra Elizabeth.
—No es más fácil que yo le dé la cantidad de dinero que usted necesita y no tiene que tomarse tantas molestias con una loca horrible como usted me dice — le dije nerviosa, este hombre causa miedo en la casa de mi tía yo estaba en el infierno, pero parece que el diablo vino a buscarme.
—¿Por qué piensas que me conformaré con algo donde lo puedo obtener todo? — me pregunto bajando del coche.
—Pero no creo que sea todo para usted porque me imagino que usted tendrá que darle parte a mi primo y a mi tía — le dije caminando a su lado para ver su reacción.
—Ladrón que roba a ladrón tiene mil años de perdón — me dijo subiendo a un aparato de esos que vuelan y a los cuales yo les tengo pánico, nunca me he subido a uno, pero lo he visto por televisión y me causa temor que eso se caiga conmigo arriba.
—Vas a subir o tendré que buscar a mis hombres para que te suban — dice señalando mi cuerpo con su dedo, queriéndome decir, ellos te tocaran por todas partes y a pesar de que le tengo pavor a ese aparato siento más temor a ser tocada por personas así que me subí y nerviosa contuve la respiración.
Subida en ese aparato olvidé todo lo que quería reclamarle al desgraciado que tengo como esposo y 20 minutos después por fin pude bajarme con muchas náuseas y mareada de esa cosa tan incómoda.
El ogro entró a una casa bien bonita y en esta zona se ve que todas las personas que viven aquí son personas con dinero.
-Este hombre tiene dinero, no comprendo por qué es tan codicioso que no se conforma con lo que tiene, que por lo visto es mucho- Pensé entrando a la casa donde nos recibe una señora que me mira sorprendida.
—Cristina desde hoy está muchacha vivirá en la habitación de invitados y ustedes tienen prohibido entrar esa habitación a limpiarla porque ella vivirá gratis aquí al menos que limpie el lugar en donde se quede —dice el hombre desgraciado que tiene el alma podrida — también está prohibido hablar con esta mujer, ella tiene problemas mentales y podría lastimar a cualquiera y no voy a pagarle a nadie que ella lastime en esta casa, solo limítense a socializar con esta loca y dejen que ella se prepare todas sus comidas, también ella lavará su propia ropa ustedes solo están para servirme a mí, que soy quien les paga —dijo subiendo por una escalera y la señora me miró asustada.
—Joven, sígame le llevaré a su habitación — me dice la señora nerviosa y yo solo le hice un gesto con la cabeza, llegamos a una habitación muy iluminada y bonita, pero yo preferiría la ratonera en la que me tenía Grecia a vivir con ese hombre cruel.
La mujer se fue casi corriendo y yo solo me dispuse a sacar la ropa de la bolsa en la que mi tía me las echo de mala gana.
Minutos después tocan la puerta y por ella ingresa la misma señora mirándome con temor.
—Joven, el señor le envía esto— dice dejando mi móvil en la cama, saliendo tan rápido que no me dio tiempo a darle las gracias, tome mi móvil para volver a llamar a Alex, mi abogado para que trate de sacarme de este infierno, pero su número fue borrado de mi lista de contacto y yo nunca trate de aprenderme su número de celular.
-¡Bravo Elizabeth, aparte de fea, bruta!- Me enojé conmigo misma pateando la base de la cama.
—Auch — grité sobando mis pies.
-Ahora estoy en la mano de un psicópata bien vestido- Cavilé desanimada.
Narra Edward.
Después de dejar a Elizabeth con mi nana Cristina, subí a darme una ducha para quitarme parte de la peste que recogí con esa gentuza indeseable, al terminar de ducharme llame a recursos humanos de mis empresas para decirles que necesito otro chófer porque pienso cancelar a Justin, le dije que se podía ir de vacaciones, pero en realidad es para despedirlo ya no lo quiero a mi lado.
Bajé a mi despacho con el móvil de Elizabeth en mis manos para borrarle todos sus contactos porque no me interesa que por ahora tenga comunicación con nadie.
-Ella es muy inteligente y a mí no me conviene que su abogado sepa de mí por el momento- Estimé.
—Mi niño que necesitas — me preguntó Cristina entrando al despacho.
—Quiero que le entregues esto al mosco feo —le dije pasándole el móvil.
—Edward, quién es esa joven — me pregunta ella con curiosidad.
—Nana, esa loca es mi salvación — le dije sonriendo.
—Salvación de que, Edward — me reclamó con dureza.
—Bueno, esa fea con trastorno mental tiene el dinero que yo necesito y como una persona como ella no necesitas dinero, pues yo lo usaré por ella — le dije sirviéndome una copa de Brandi.
—Hijo, recapacita, tú no eres así, esto no te hará bien en el futuro, el dinero no es lo es todo en la vida —yo repetí con ella las últimas palabras, por qué esas palabras me las dice casi todos los días.
—Nana, no quiero faltarte, pero creo que lo mejor es que me dejes enfrentar mi futuro como sea que venga —le dije mostrándole la puerta.
Narra Elizabeth. En estos tres días que llevo viviendo en la casa del diablo me la he pasado encerrada, anoche pude escuchar risas de mujeres, al igual que ahora se escuchan varias voces, al parecer el diablo está teniendo una fiesta. La señora Cristina me ha tratado muy bien a pesar de las advertencias de su jefe, ella me trae comida a escondidas de Edward, hoy me trajo un banquete lástima que yo no lo pueda disfrutar a plenitud porque al estar aquí no he dejado de pensar que me sucederá pienso que este tipo me quiere encerrar en algún tipo de internado de salud mental para poder doblegarme y quedarse con el dinero de la herencia. Me arriesgué a salir de la habitación a llevar los platos porque me molestaba seguir con ellos, sucios en mi habitación ya tenía tiempo esperando a que Cristina subiera a buscarlo, pero al parecer se olvidó de ellos o está muy ocupada, me sentía nerviosa de encontrarme con alguien, pero aun así tomé valor y seguí caminando para llegar a la cocina, pero
Narrador. Edward se había pasado todo el día con un humor de perros, sus empleados comentaban entre sí acerca de su cambio de humor, preguntándose qué tenía al señor O'Higgins tan enojado. Edward no encontraba una explicación para estar de tan mal humor. —Edward explícame que demonio significa esto —dice Jacob, abogado de Edward y su mejor amigo. —Jacob dime de qué se trata y luego te quejas— le dijo Edward masajeando su sien, estresado. —Resulta que te casaste sin informarme nada y el abogado de tu querida esposa te ha enviado una citación para la anulación de tu matrimonio *bravo Edward * — le dijo Jacob aplaudiendo decepcionado de Edward y sus decisiones alocadas que solo le hacían más daño a su empresa y le sumaban más trabajo. —Maldición, le arrancaré los pelos a esa mocosa insolente — gritó Edward dándole un golpe a su escritorio y todos sus empleados asustados escuchaban a su jefe estallar cosas, este comportamiento no era digno de Edward porque siempre estaba callad
Narra Edward. Sé que le he amargado el día al abogaducho ese, pero también estoy que me cortan y votaré ácido en vez de sangre, nunca me imaginé que la fea tendría un enamorado. Pensando en eso le he dado al volante de mi carro varios golpes. ¡¡Nunca te librarás de mí, Elizabeth!! Narra Elizabeth. Hoy por fin me voy de aquí, ya por fin dejaré de estar encerrada. Suena mi celular. #Alex, ya vienes por mí. Le pregunté ansiosa por irme de aquí. #Lo siento Elizabeth, no tenía prueba para comprobar que el matrimonio fue ilegal. Se escuchaba triste #Alex, dime qué me estás haciendo una broma. Le pregunté incrédula. #No mi pequeña hermosa. La alegría que sentía hace apenas segundo se esfumó como humo en el viento #No importa me iré de aquí sea como sea, por favor Alex renta un helicóptero y sácame de aquí te llamaré mañana cuando el desgraciado de Edward se vaya a trabajar. Dije llena de valor porque no estoy dispuesta a que nadie maneje mi vida a su antojo. #Ok, mi n
Alex la invitó a pasar, pero Elizabeth se negó a entrar porque si lo hacía sentía que podría perder el valor que sentía en ese momento, ella esperó en la puerta mientras Alex fue a su despacho y tomó dinero de su caja fuerte, la mujer de Alex no sé movió de la puerta ni un segundo, ella presentía que esa chiquilla era más que una clienta para su esposo, lo podía notar en su mirada y en la manera que se ponía cuando Elizabeth lo miraba directamente a los ojos. Elizabeth no conocía de hoteles ni de nada, ella era como un niño aprendiendo a caminar por primera vez, pero se arriesgó y cerca de la casa de Alex encontró un hotel que no se veía mal, estaba limpio, rentó una habitación por dos días y salió a buscar una tienda ya había decidido quitarse todos esos trapos horrorosos ya era momento de mostrarle a sus enemigos que ella es más fuerte de lo que ellos se imaginan. A pesar de que la traición de Alex le dolió mucho, más le dolió el abuso de Edward y estaba tan empeñada en cobrar
Narra Edward. Aun no comprendo cómo Elizabeth se marchó de la empresa, yo tenía entendido que ella les tenía miedo a las personas y no podía salir a la calle, por eso me descuidé con ella, pero resulta que al parecer ella no estaba tan enferma, la he buscado por toda la ciudad y nadie puede dar con su paradero. Estoy preocupado de que le pase algo o que ella trate de quitarse la vida como ya lo intentó en el helicóptero. Hoy no he ido a mi empresa, no tengo ánimos de nada y para colmo mi padre me ha llamado y me dijo que está muy molesto conmigo, al parecer Elizabeth le informó a mi hermana de todo el daño que le hice, también mi nana no me quiere hablar todos mis empleados me miran con temor y a la vez con odio. Sé que me he comportado como una bestia con Elizabeth, pero me arrepiento de todo, ahora siento que la amo más de lo que creí, ese día que abusé de ella me dejé cegar por los celos que sentí al escucharla decirle a Alex que ella lo ama, sentí rabia y mucho coraje de que es
Narrador. Gregory estaba en Italia y su amigo Dante, quien es su mano derecha en sus negocios, lo llamó explicándole el escándalo en el cual se vio envuelta su prometida. Esto a Gregory no le cogió por sorpresa, él sabía que Paulina se acostaba con un hombre diferente cada noche, al igual que él se acostaba con una mujer diferente cada vez que tenía la oportunidad y eso a él no le afectaba porque su compromiso es solo un negocio hecho por sus padres los dos jefes de la mafia italiana. Paulina siempre trató de que la relación entre ellos dos fuera más que un simple acuerdo de negocio, pero Gregory no es hombre de una sola mujer, no le gusta sentirse atado a nadie, para él las mujeres son como muñecas de placeres que después que las usas la guarda hasta que la vuelve a necesitar, de esa misma manera usaba a su prometida y a varias mujeres más que tenía. Pero odia verse relacionado en escándalos y chismes, siempre le dijo a Paulina que fuera discreta cuando tuviera sus aventuras amoro
Narra Edward. —Eso quieres— le dije arrodillándome a su lado— Aquí estoy qué más quieres que haga para que vuelvas conmigo— Le dije aún de rodillas. —No pierda tu tiempo, yo nunca me fijaría en una cosa como tú—Me dijo las mismas palabras que yo le decía. —Eres cruel— Le dije tratando de acariciar sus pies, pero lo alejó de mí. —Aprendí del mejor— Me dijo, sonando fría. —Yo sé que fui un desalmado, pero quiero demostrarte que por ti estoy dispuesto a cambiar, yo te amo Elizabeth— Sentía mucha tristeza al ver que ya no quedaba nada de la niña inocente que conocí, la niña que temblaba la primera vez que toqué sus manos. —No tengo tiempo para escuchar tantas pendejadas y cursilerías—Me dijo poniéndose de pies. —Te has vuelto una mujer fría, calculadora y sobre todo avariciosa— Le dije mirando sus ojos para ver si reaccionaba a mis palabras, pero solo siguió sonriendo sin molestarse en mirarme. —Muchas gracias, maestro, sus palabras son halagos para mí, eso significa que aprendí mu
Narra Gregory. Que hermoso gemido, quiero seguir siendo el dueño de muchos gemidos parecidos a ese que me acabas de regalar, pero eso no evitará que te castigué —le dije excitado y desesperado por estar dentro de ella. No la dejé, responderme porque llegó Dante junto a Ismael, unos de mis empleados llegaron en una camioneta cargando la escalera que les pedí. —Amigo cuál es la nueva locura que tienes en mente — me preguntó Dante sonriendo al ver la escalera. —Quiero darle una lección a Elizabeth — le dije tomando la escalera. —Piénsalo mejor, Gregory no sabes si su esposo está dentro de esa casa con ella y yo sé que tú no entrarás a su casa a darle una lección de cómo comportarse, los dos sabemos que esa mujer te gusta mucho — me aconseja Dante sabiendo que Elizabeth está haciendo que por primera vez en mi vida actúe impulsivamente. —Hoy entraré a esa casa, sea como sea, esté o no esté el tal Edward O'Higgins, Elizabeth me gusta y cuando algo me gusta lo consigo y esa mujer