Narra Edward. —Eso quieres— le dije arrodillándome a su lado— Aquí estoy qué más quieres que haga para que vuelvas conmigo— Le dije aún de rodillas. —No pierda tu tiempo, yo nunca me fijaría en una cosa como tú—Me dijo las mismas palabras que yo le decía. —Eres cruel— Le dije tratando de acariciar sus pies, pero lo alejó de mí. —Aprendí del mejor— Me dijo, sonando fría. —Yo sé que fui un desalmado, pero quiero demostrarte que por ti estoy dispuesto a cambiar, yo te amo Elizabeth— Sentía mucha tristeza al ver que ya no quedaba nada de la niña inocente que conocí, la niña que temblaba la primera vez que toqué sus manos. —No tengo tiempo para escuchar tantas pendejadas y cursilerías—Me dijo poniéndose de pies. —Te has vuelto una mujer fría, calculadora y sobre todo avariciosa— Le dije mirando sus ojos para ver si reaccionaba a mis palabras, pero solo siguió sonriendo sin molestarse en mirarme. —Muchas gracias, maestro, sus palabras son halagos para mí, eso significa que aprendí mu
Narra Gregory. Que hermoso gemido, quiero seguir siendo el dueño de muchos gemidos parecidos a ese que me acabas de regalar, pero eso no evitará que te castigué —le dije excitado y desesperado por estar dentro de ella. No la dejé, responderme porque llegó Dante junto a Ismael, unos de mis empleados llegaron en una camioneta cargando la escalera que les pedí. —Amigo cuál es la nueva locura que tienes en mente — me preguntó Dante sonriendo al ver la escalera. —Quiero darle una lección a Elizabeth — le dije tomando la escalera. —Piénsalo mejor, Gregory no sabes si su esposo está dentro de esa casa con ella y yo sé que tú no entrarás a su casa a darle una lección de cómo comportarse, los dos sabemos que esa mujer te gusta mucho — me aconseja Dante sabiendo que Elizabeth está haciendo que por primera vez en mi vida actúe impulsivamente. —Hoy entraré a esa casa, sea como sea, esté o no esté el tal Edward O'Higgins, Elizabeth me gusta y cuando algo me gusta lo consigo y esa mujer
Narrador. Edward sonrió al ver a Elizabeth preocupada por él y miró a Gregory, quien tenía los puños cerrados y la mandíbula tensa. Elizabeth le pidió a Edward que se sentara en el sofá en la sala de estar mientras ella buscaba el botiquín de primeros auxilios, Gregory la siguió furioso y la acorraló en el pasillo que está antes de llegar a su habitación. —Irás ahora mismo y le dirás a ese tipo qué se vaya de aquí — le exigió Gregory furioso a Elizabeth. —Tú no eres nadie para exigirme que le diga a mi esposo que se vaya de mi casa, el que debería de irse, eres tú, porque yo ni te conozco y también me tiene que explicar quién le dio permiso de quedarse en mi casa— le respondió Elizabeth alterada. —No soy nadie y anoche, estabas dispuesta hacer el amor conmigo— le dijo Gregory acercándola más a él y rozando sus labios con lo de Elizabeth, quien se preguntaba cómo era que esté hombre, despertaba emociones que solo esperó tener algún día con Alex, Edward apareció en el pasillo mi
Narra Elizabeth. —Yo - yo te dije que tenemos que hablar verdad —los nervios me tenían sudando frío —pues verás Meli, tu hermano vino anoche y yo estaba muy tomada y… —Queee — gritó Melissa sin dejar que le terminara de explicar—no me digas, eres una más de su lista Elizabeth, te dije que mi hermano no es una buena persona, te hará daño aléjate de él, al lado de mi familia solo hay muerte y mucho dolor, yo te quiero demasiado, no quiero que nada malo te pase y créeme cuando te digo que mi hermano no es bueno para ti —terminó de decir con los ojos aguados y yo me quedé como quien dice wow. —Melissa eres muy dramática y dedujiste tu sola que me acosté con tu hermano que ya sería tu cuñada que iré a Italia a pedir la mano de tu hermano en matrimonio, eres una cabeza hueca, obvio que no me acosté con tu hermano, no soy una más en su lista solo que anoche estaba tan ebria que no pude —sacarlo a escobazos de aquí y resulta que me quedé dormida en medio de una discusión con él, bueno má
Narra Elizabeth. Estaba sentada en mi escritorio firmando varios documentos y analizando un proyecto para una fundación que quiero crear para chicas con traumas psicológicos para ayudarles a superarlos gratuitamente, también quiero ayudar a mujeres que son maltratadas por sus esposos y no tienen el apoyo de nadie para poder salir adelante sin tener que aguantar maltrato. Hay mujeres que por no tener una mano amiga quien la ayude a salir de bajo del yugo de su Verdugo siguen aguantando golpes, por qué no tiene un techo para vivir o como sustentarse y se quedan aguantando hasta que las matan y con mi fundación evitaré que miles de mujeres sean víctimas de maltrato. Sonó mi móvil y a la vez la línea directa de la empresa, pero no sé por qué sentí más emoción al responder la llamada entrante en mi móvil. —Por qué me llamas tanto — le dije a Gregory jugando con el lapicero que tengo entre los dedos. —Me gustas tanto que no puedo dejar de pensar en ti — al escucharlo pongo los ojos
Narra Gregory. —Gregory disculpa que te moleste, pero debo decirte que Fabricio, el jefe de la mafia rusa, está muy cabreado por no haber recibido la entrega a tiempo — me informa Dante preocupado y Paulina salió dejándome solo con Dante. —¿Esas últimas tres entregas no estaban bajo la supervisión de Jeremías? — le pregunté pensativo llevándome nuevamente el porro a los labios. —Así es, pero él dice que aún no tiene idea de cómo fue que perdió esa mercancía — me dijo Dante preocupado porque él sabe cuál será mi reacción. —Dile que pase sé que está ahí, temblando, asustado como marica —dije señalando la puerta con la pistola y él al escucharme entró nervioso. —Dante, ¿qué hago con las personas que no realizan bien su trabajo? — le pregunté a mi amigo sin dejar de mirar a Jeremías, quien miraba la mano con la cual estaba sosteniendo la pistola —Dante, ¿qué sucede cuando ya no confío en alguien? —Dragón, yo - yo es…… —Chsss— le puse la pistola en los labios sin dejarlo terminar — t
Narrador. Gregory no pudo esperar más, pues tenía tantas ganas de probar los labios de Elizabeth, que en un segundo se abalanzó hacía sus labios, devorándolo en un voraz y feroz beso. A Elizabeth su conciencia le pedía que se detuviera, pero su cuerpo le pedía a gritos que esté hombre la tocara, Gregory no dejaba de ver su cuerpo como ese fino vestido se adhiere a este llegando a la mitad de sus muslos y acentuando sus curvas. El vestido no era provocador, pero aun así provocó un repentino y fuerte deseo de hacerla suya ahí mismo en su auto, en medio del beso Gregory quitó su vestido dejándola con las braguitas blancas que traía puesta Elizabeth las cuales estaban mojadas de su propio jugo dándose cuenta del grado de su propia excitación, Gregory tocaba las suaves piernas de ella, unas piernas lisas y torneadas, siguió recorriendo sus piernas hasta llegar a su parte íntima, a pesar de la oscuridad podía contemplar el hermoso cuerpo de Elizabeth y al tocar su Venus pudo notar que ella
Narra Edward. Apagué la luz de la habitación para que Elizabeth no me viera al entrar, la escuché refunfuñar, pero no le puse mucha atención a lo que ella decía por qué estaba tan molesto que solo quería reclamarle, en medio de la oscuridad la sostuve de la cintura Atrayéndola a mí, mientras le decía que ella es una zorra, se lo dije con mucha rabia sentía cólera al ver cómo Elizabeth le daba más oportunidades a esos dos payasos que a mí que soy su esposo y que estoy dispuesto hacer lo que sea por ella y sé que si ella me da una oportunidad la haría feliz, más que ese abogaducho cursi que solo quiere tenerla de amante o ese italiano que solo la quiere usar y cuando se sienta cansado de usarla la desechará como está acostumbrado a rechazar a sus amantes, yo sé que no soy mejor que él, pero al menos yo sí la amo de verdad, aunque no se lo supe demostrar cuando tuve la oportunidad. ¡¡Solo la quieren usar, pero ella no lo comprende!! Pensé aspirando su aroma impaciente por besar su cue