Narra Elizabeth. Estaba sentada en mi escritorio firmando varios documentos y analizando un proyecto para una fundación que quiero crear para chicas con traumas psicológicos para ayudarles a superarlos gratuitamente, también quiero ayudar a mujeres que son maltratadas por sus esposos y no tienen el apoyo de nadie para poder salir adelante sin tener que aguantar maltrato. Hay mujeres que por no tener una mano amiga quien la ayude a salir de bajo del yugo de su Verdugo siguen aguantando golpes, por qué no tiene un techo para vivir o como sustentarse y se quedan aguantando hasta que las matan y con mi fundación evitaré que miles de mujeres sean víctimas de maltrato. Sonó mi móvil y a la vez la línea directa de la empresa, pero no sé por qué sentí más emoción al responder la llamada entrante en mi móvil. —Por qué me llamas tanto — le dije a Gregory jugando con el lapicero que tengo entre los dedos. —Me gustas tanto que no puedo dejar de pensar en ti — al escucharlo pongo los ojos
Narra Gregory. —Gregory disculpa que te moleste, pero debo decirte que Fabricio, el jefe de la mafia rusa, está muy cabreado por no haber recibido la entrega a tiempo — me informa Dante preocupado y Paulina salió dejándome solo con Dante. —¿Esas últimas tres entregas no estaban bajo la supervisión de Jeremías? — le pregunté pensativo llevándome nuevamente el porro a los labios. —Así es, pero él dice que aún no tiene idea de cómo fue que perdió esa mercancía — me dijo Dante preocupado porque él sabe cuál será mi reacción. —Dile que pase sé que está ahí, temblando, asustado como marica —dije señalando la puerta con la pistola y él al escucharme entró nervioso. —Dante, ¿qué hago con las personas que no realizan bien su trabajo? — le pregunté a mi amigo sin dejar de mirar a Jeremías, quien miraba la mano con la cual estaba sosteniendo la pistola —Dante, ¿qué sucede cuando ya no confío en alguien? —Dragón, yo - yo es…… —Chsss— le puse la pistola en los labios sin dejarlo terminar — t
Narrador. Gregory no pudo esperar más, pues tenía tantas ganas de probar los labios de Elizabeth, que en un segundo se abalanzó hacía sus labios, devorándolo en un voraz y feroz beso. A Elizabeth su conciencia le pedía que se detuviera, pero su cuerpo le pedía a gritos que esté hombre la tocara, Gregory no dejaba de ver su cuerpo como ese fino vestido se adhiere a este llegando a la mitad de sus muslos y acentuando sus curvas. El vestido no era provocador, pero aun así provocó un repentino y fuerte deseo de hacerla suya ahí mismo en su auto, en medio del beso Gregory quitó su vestido dejándola con las braguitas blancas que traía puesta Elizabeth las cuales estaban mojadas de su propio jugo dándose cuenta del grado de su propia excitación, Gregory tocaba las suaves piernas de ella, unas piernas lisas y torneadas, siguió recorriendo sus piernas hasta llegar a su parte íntima, a pesar de la oscuridad podía contemplar el hermoso cuerpo de Elizabeth y al tocar su Venus pudo notar que ella
Narra Edward. Apagué la luz de la habitación para que Elizabeth no me viera al entrar, la escuché refunfuñar, pero no le puse mucha atención a lo que ella decía por qué estaba tan molesto que solo quería reclamarle, en medio de la oscuridad la sostuve de la cintura Atrayéndola a mí, mientras le decía que ella es una zorra, se lo dije con mucha rabia sentía cólera al ver cómo Elizabeth le daba más oportunidades a esos dos payasos que a mí que soy su esposo y que estoy dispuesto hacer lo que sea por ella y sé que si ella me da una oportunidad la haría feliz, más que ese abogaducho cursi que solo quiere tenerla de amante o ese italiano que solo la quiere usar y cuando se sienta cansado de usarla la desechará como está acostumbrado a rechazar a sus amantes, yo sé que no soy mejor que él, pero al menos yo sí la amo de verdad, aunque no se lo supe demostrar cuando tuve la oportunidad. ¡¡Solo la quieren usar, pero ella no lo comprende!! Pensé aspirando su aroma impaciente por besar su cue
Narrador. Grecia en ese momento estaba tomando un baño relajante con burbujas y escuchó como la ruidosa música dejó de sonar hizo una mueca con el rostro agradeciéndole a dios al creer que la fiesta que Justin y sus dos hijas organizaron ya había terminado, tomó su copa de champán moet satisfecha se dio un sorbo del contenido disfrutando de esta bebida burbujeante y se decía que esta sería la vida que llevarían ella y su familia de ahora en adelante, su baño se vio interrumpido cuando escuchó varios gritos que provenían del primer nivel de la casa, así que con pesar tomó una bata de baño para cubrir su desnudez mientras amarraba los lazos de la bata en su cuerpo pensaba en pedirle dinero a Edward para comprar bata de seda, ella no quería usar esas simples batas de baño que tenía puesta. Mientras bajaba la escalera no dejaba de apreciar la hermosa casa que con el tiempo sería suya, por qué tenía un plan para que Edward accediera a darle todo lo que ella deseara tener. —Madre, el g
Narra Elizabeth. La secretaria de Melissa se equivocó al reservar dos vuelos en clase turista, pero en realidad a mí me agradó su error por qué me he divertido mucho durante el trayecto del viaje, el cual fue un poco largo porque el vuelo duró casi 11 horas, pero con Meli a mi lado esas 11 horas fueron de pura diversión, en ese momento me había olvidado de mi problema y siento que durante mi estadía aquí en Italia podré tomar un respiro de lo que es mi vida en Miami. Llevamos dos horas dentro del aeropuerto buscando nuestra maleta, ahora resulta que se ha extraviado mi equipaje. ¡¡Genial, ahora solo tengo mi bolsa de mano!! Pensé un poco incómoda, la ropa que llevo puesta me molesta, estoy muy sudada y ahora no tengo que ponerme. —Meli mejor dejemos nuestra dirección para que me envíen el equipaje, me siento muy cansada y no creo que estando aquí vamos a resolver nada — ya mis ojitos se cerraban solos, el cambio de horario y el cansancio del vuelo estaban haciendo su efecto en
Narra Edward. ¡¡Estoy que me lleva el mismo diablo!! Exclamé molesto. Supe que Elizabeth está en Italia y solo eso hace que me sienta sumamente cabreado, también me molesta saber que Elizabeth le haya dicho de su viaje al abogaducho estúpido y no a mí que soy su esposo. ¡¡Qué rayos tiene que buscar ella en Italia!! Pensé disgustado. ¡¡Seguro que el maldito de Gregory tiene algo que ver con este viaje, pero se equivoca al pensar que le dejaré el camino tan fácil!! Comenté para mí mismo dando vueltas en mi despacho. Estoy sumamente jodido, ahora tengo la arpía de Grecia sacándome dinero como si yo fuera un maldito banco y para completar mi desgracia está usando mi casa a su antojo se siente dueña y señora de lo mío o mejor dicho de lo que es de Elizabeth por qué hace varios días puse la casa a su nombre para que Grecia no quiera usar unos de sus trucos conmigo y con ello tratar de quitarme la casa. —Amor que te pasa, qué estás tan descontrolado, tus gritos se escuchan en toda
Narrador. No señorita, usted está equivocada por favor revise bien porque esto tiene que ser un error en el sistema, yo he reservado dos habitaciones por 15 días y apenas ayer por la noche fue que ingresé a este hotel — le reclamó Elizabeth a la recepcionista quien se sentía culpable por mentirle a Elizabeth por orden de su jefe, pero como todo empleado tenía que seguir las órdenes del jefe o si no perdería el trabajo con el cual le da el sustento a su familia. Lo siento mucho, señora Marít, pero su reservación fue por un solo día, ya he revisado y en el sistema aparece que su hora de arribo era ayer en la mañana y salía hoy a la misma hora, tenemos otros huéspedes que entrará mañana a esta misma hora por favor sea consciente y abandone el hotel a la hora acordada— mientras le respondía con pesar a Elizabeth su jefe la miraba satisfecho por lo convincente que su empleada sonaba. Pero solo tengo que renovar la reservación, así que hágalo — le pidió Elizabeth mirando a Melissa, quié