El vestido de novia de Nélida fue confeccionado por un famoso diseñador, contratado y pagado por la familia Alcalá, valorado en un millón de dólares, dando mucho respeto a la familia Castillo. Pero Nélida no estaba muy contenta con un vestido de novia tan caro.Se miró en el espejo, las marcas rojas desaparecieron y recuperó su aspecto delicado: tenía una cara blanca, un poco gordita, parecía una bebé, bueno, en realidad, era muy joven.La señora Castillo entró cuando salió la maquilladora. A solas con su hija, le dijo:—Nélida, no debiste decir que sí.Nélida se rio, y tranquilizando a su mamá respondió:—¡Pienso que es divertido estar casada, Je!La señora Castillo extendió la mano sobre la cabeza de su hija, con los ojos brillantes de remordimiento, y acarició suavemente el rostro de Nélida mientras le preguntaba, —Nélida, ¿qué dijo exactamente Manuel aquel día que te trajo?Y recordó las palaras que Manuel dijo ese día:—Nélida, ¿sabes lo que pasaría si desprecias a la familia Alca
Ambos vivían en Zelpán, pero no se conocían. Ella sabía que se llamaba Caín Alcalá, que tenía 28 años y una carrera exitosa. También que era el rey de la economía del país, y causante del dolor de cabeza de muchos, y ahora era su novio, joven, muy guapo, poderoso y de la nobleza.Por el momento, parecía que asistió a su boda una vez volvió de un viaje de negocios, no le importaba la boda.«No está contento con ese matrimonio, pues, es algo que me favorece.» Nélida sonrió al pensarlo. Cuando su padre le dio su mano a Caín, se sentía tan nerviosa que sus manos estaban frías y cuando tocó la mano cálida de Caín, instintivamente, la jaló e iba a recular, pero este la apretó entre la suya y la sujetó.Se miraron un instante, él sin emoción alguna, ella como siervo que intuye cerca su depredador. Caín se apartó, aunque sonrió al sentir fugazmente sus dedos:¿Realmente sería un viejo al casarse con una chica tan joven? Mientras tanto, la novia estaba en la luna cuando el sacerdote preguntó:
Las puntas de sus orejas se movieron involuntariamente, luego Caín asintió y miró al sacerdote. Recibió su mirada y enseguida volvió a preguntar con una sonrisa, —señorita Castillo, ¿querrías...?—¡Sí! —respondió Nélida en voz alta, y los Castillos respiraron al fin.El sacerdote preguntó entonces al novio, —señor Alcalá, ¿querrías…?—Sí, quiero —dijo en voz baja.Nélida observó al hombre que tenía a su lado, ¡sería su marido a partir de ahora tanto si era un trato como si no!—Por favor intercambien anillos.Enseguida se oyeron los aplausos y Nélida, para aliviar las tensiones entre ellos dos, se volvió a Caín y comentó:—Hay que intercambiar los anillos, por eso son los aplausos, ¿o no?Caín, bruscamente jaló la mano y metió el anillo con mucha fuerza en el dedo, lo que le pareció grosero a Nélida. Entonces ella, deliberadamente, puso fuerza para deslizar el anillo en el dedo de él también.Con el dolor, Caín miró a su vengativa mujercita otra vez.Nélida iba a reclamarle por su pro
—Entonces veré si la familia Castillo me suplica, ahora que va a morir.Caín sacó su móvil y comenzó a dar órdenes a su asistente—: Adquiere la empresa Castillo. —Pero, señor ¿a cuál empresa se refiere?—La empresa de mi suegro —y miró a Nélida fijamente.—Señor Caín, ¿a qué empresa refieres?—La familia de mi suegro —Caín miró a Nélida al pronunciar las palabras.Nélida, enfadada en su noche de bodas, quiso golpearlo de inmediato. Respirando con ira, expuso su verdadero temperamento, —¡Caín Alcalá, eres un maldito emperador de los negocios¡—Tú... —él no se había dado cuenta de que la mujer era una malhablada.Nélida salió corriendo de su habitación nupcial con el vestido que se había puesto para la hospitalidad de la noche, y encontró a una criada, le preguntó, —¿dónde está Manuel?—En su cuarto, creo —la criada se sobresaltó.—¿Y dónde está el dormitorio de Manuel? —volvió a preguntar y la criada señaló una dirección.Un señora elegante salió al pasillo. Por su vestimenta y edad,
Llamó a su ayudante delante de su padre y retiró la adquisición de la empresa Castillo. Caín se levantó y dijo, —no presumas que voy a hacer algo bueno por ella, no se lo merece —con eso, abandonó el estudio.Al salir, vio a Nélida recostada contra la pared, mirándolo furiosa. Él siguió derecho. Nélida entró entonces en el estudio, —Manuel, dijiste que si me caso con…Antes de que ella pudiera terminar la frase, Manuel le dijo fríamente, —no se te ocurra mencionar esto a nadie en el futuro. La crisis de la empresa Castillo ya pasó, y Caín no volverá a hacerlo.Cuando estaba a punto de marcharse, Nélida se le plantó delante a Manuel, impidiéndole el paso y decidida le dijo, —las promesas orales no significan nada, tendrás que darme un acuerdo escrito —tras decir esto, Luis se quedó helado, no podía creer que ella le dijo esas palabras a Manuel. Nadie cuestionaba la palabra del señor Alcalá y, esta niña, incluso se atrevió a pedirle un acuerdo por escrito. Luis la interrumpió de inmediat
Nélida vio cómo su marido, con sus acciones, demostró que estaba resentido con ella y le dio la espalda ante sus ojos. También su suegro se había desencantado de ella. Suspiró cansada y volvió a su nueva habitación, que, irónicamente, estaba preparada para su primera noche de bodas. Ordenó el sofá, sin mover nada más de la habitación, y se tumbó en él cerrando los ojos.Hugo volvió al dormitorio, donde su esposa Adela ya estaba acostada, y dijo, —Adela, ve a hacerle compañía a Nélida, porque Caín la abandonó en su primera noche de casados, y si se corre la voz podrían pensar que la familia Alcalá no es amable.Adela no estaba contenta con este matrimonio, y cuando se opuso a ello, nadie la escuchó:—No —dijo —, si no puede retener a su propio hombre, no es mi asunto.—Adela, eres la cuñada, así que como familia tienes que cuidar de ella, debes ir.Adela aseveró: —Aunque se casó con un Alcalá, no es digna de pertenecer a nuestra familia —y apagó la luz— ¡A dormir!Por la noche, Caín
—No me voy, me voy a quedar contigo. Caín, ¿nos escapamos? Vámonos de aquí, ¿por qué te casaste con ella? —Rosalía lloró cansada, cuando la familia Gómez llegó a recogerla, ella no se quería ir, y al final Caín se la llevó a la gente de la familia Gómez, —cuídala bien.Esta noche, a Caín le dolía la cabeza. Se dirigió a su estudio y repasó las páginas con la información que había obtenido de su padre. No sabía si era lo correcto casarse con una chica, a la que ni siquiera conocía, con el fin de obtener esta información. —Solamente estamos usándonos el uno al otro.Pensando así, no se sentía tan culpable.A la mañana siguiente.Cuando Nélida se levantó para desayunar, estaba sentada a la mesa y le acercaron una palangana con agua, no entendía lo que significaba.Adela se burló de ella:—La plebe, por falta de educación, ni siquiera saben de esto. Pero tú, al menos debiste verlo alguna vez en un televisor, ¿o ni siquiera tienes uno?Estaba apuntándola y Nélida apretó la mano en un puño
—Adela Barros, si vuelves a decir algo así, no lo dejaré pasar —dijo Hugo enfadado.Al ver alejarse a Hugo, Adela lloró a lágrima viva. Fue culpa de Nélida, ¡si no fuera por ella, su marido no estaría enfadado con ella! ¡Nunca la dejaría en paz!Mientras tanto, una persona inocente esperaba abajo en el recibidor a que su marido volviera, pero quien llegó en el lugar de Caín fue una visita sorpresa: Rosalía.Nélida miró a Manuel con curiosidad.Manuel no tuvo una buena expresión, pero por la relación de la familia Gómez con la familia Alcalá, tenía que atender a Rosalía, —qué haces aquí, Rosalía, entra.Rosalía, sin embargo, al ver a la desconocida sentada al lado de Manuel, inmediatamente supo que era la mujer de Caín y, con una sonrisa forzada, se sentó en el sofá, —tío Manuel, he venido a ver a Adela.—Está bien. Nélida, llama a Adela aquí.Manuel era prudente, Rosalía venía a casa de la familia Alcalá muchas veces, aunque tenía buena relación con la familia Gómez, ella siempre fue