0008 La Villa Sur
Nélida vio cómo su marido, con sus acciones, demostró que estaba resentido con ella y le dio la espalda ante sus ojos.

También su suegro se había desencantado de ella. Suspiró cansada y volvió a su nueva habitación, que, irónicamente, estaba preparada para su primera noche de bodas. Ordenó el sofá, sin mover nada más de la habitación, y se tumbó en él cerrando los ojos.

Hugo volvió al dormitorio, donde su esposa Adela ya estaba acostada, y dijo, —Adela, ve a hacerle compañía a Nélida, porque Caín la abandonó en su primera noche de casados, y si se corre la voz podrían pensar que la familia Alcalá no es amable.

Adela no estaba contenta con este matrimonio, y cuando se opuso a ello, nadie la escuchó:

—No —dijo —, si no puede retener a su propio hombre, no es mi asunto.

—Adela, eres la cuñada, así que como familia tienes que cuidar de ella, debes ir.

Adela aseveró:

—Aunque se casó con un Alcalá, no es digna de pertenecer a nuestra familia —y apagó la luz— ¡A dormir!

Por la noche, Caín condujo hasta la Villa Sur, que fue su verdadero hogar. Solía vivir solo en la Villa Sur, no estaba en la mansión Alcalá más de diez días al año. Tampoco estaba acostumbrado a vivir allí, así que vino a su propia casa.

Cuando aparcó el coche, se dio cuenta de que había una mujer borracha y desordenada sentada en la puerta con una botella de vino en la mano y la mirada perdida en las luces del auto que se acercaba, hasta que se apagaron. Caín salió del coche y se acercó a ella, preguntándole:

—Qué haces aquí?

Rosalía, al verlo, lloró de nuevo,—¿Por qué te casaste con ella?—le corrían lágrimas por su rostro enrojecido y tenía los ojos hinchados, se veía que había llorado mucho. Ella llevaba un vestido rojo y bloqueaba la puerta de su casa. Sutilmente, preguntó—, Caín, cuéntame.

Se veía desvalida, sin fuerzas ni para levantarse.

—Estás borracha —dijo Caín.

—No, Caín, sabes lo que siento por ti, me gustas desde hace quince años, he sido la mujer con la que más tiempo has estado. Pensé que si ibas a casarte un día, sería conmigo... entonces, por qué ella. ¿por qué ella? ¿Por qué es más que yo?

Caín subió los escalones, se agachó, la levantó y la llevó a la Villa Sur mientras Rosalía dijo en voz baja, —no eres así, dime por qué te casaste con ella. No debes quererla a ella, me quieres a mí, ¿no?

Caín la colocó en el sofá, —vete cuando estés sobria.

—¡No! ¿He acertado lo que tienes en el corazón, y estás ansioso por escapar? Caín, si la amaras, no estarías aquí solo la noche de bodas; si la amaras, no te habrías casado en la mansión Alcalá, sino aquí. —lloraba a lágrima viva mientras decía—. Yo te conozco, son quince años contigo, y sé que la mujer que apruebes vivirá contigo en Villa sur. Caín, esa mujer sí que soy yo, ¿no? ¿Pero por qué te casaste con ella, quién es realmente, y por qué se metió en nuestra relación?

Rosalía había sido encerrada por su padre desde el momento en que se enteró de que Caín se casaba, temiendo que montara un escándalo en la boda, y fue liberada a última hora del día. Ella no podía aceptar que el hombre al que amaba se hubiera casado con otra mujer.

Caín miró a la mujer que sollozaba en su regazo, sin explicar nada de lo que le preguntaba. Finalmente, llamó a la familia Gómez.

—Rosalía está conmigo y esta borracha, por favor, vengan a recogerla.

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