Nélida vio cómo su marido, con sus acciones, demostró que estaba resentido con ella y le dio la espalda ante sus ojos. También su suegro se había desencantado de ella. Suspiró cansada y volvió a su nueva habitación, que, irónicamente, estaba preparada para su primera noche de bodas. Ordenó el sofá, sin mover nada más de la habitación, y se tumbó en él cerrando los ojos.Hugo volvió al dormitorio, donde su esposa Adela ya estaba acostada, y dijo, —Adela, ve a hacerle compañía a Nélida, porque Caín la abandonó en su primera noche de casados, y si se corre la voz podrían pensar que la familia Alcalá no es amable.Adela no estaba contenta con este matrimonio, y cuando se opuso a ello, nadie la escuchó:—No —dijo —, si no puede retener a su propio hombre, no es mi asunto.—Adela, eres la cuñada, así que como familia tienes que cuidar de ella, debes ir.Adela aseveró: —Aunque se casó con un Alcalá, no es digna de pertenecer a nuestra familia —y apagó la luz— ¡A dormir!Por la noche, Caín
—No me voy, me voy a quedar contigo. Caín, ¿nos escapamos? Vámonos de aquí, ¿por qué te casaste con ella? —Rosalía lloró cansada, cuando la familia Gómez llegó a recogerla, ella no se quería ir, y al final Caín se la llevó a la gente de la familia Gómez, —cuídala bien.Esta noche, a Caín le dolía la cabeza. Se dirigió a su estudio y repasó las páginas con la información que había obtenido de su padre. No sabía si era lo correcto casarse con una chica, a la que ni siquiera conocía, con el fin de obtener esta información. —Solamente estamos usándonos el uno al otro.Pensando así, no se sentía tan culpable.A la mañana siguiente.Cuando Nélida se levantó para desayunar, estaba sentada a la mesa y le acercaron una palangana con agua, no entendía lo que significaba.Adela se burló de ella:—La plebe, por falta de educación, ni siquiera saben de esto. Pero tú, al menos debiste verlo alguna vez en un televisor, ¿o ni siquiera tienes uno?Estaba apuntándola y Nélida apretó la mano en un puño
—Adela Barros, si vuelves a decir algo así, no lo dejaré pasar —dijo Hugo enfadado.Al ver alejarse a Hugo, Adela lloró a lágrima viva. Fue culpa de Nélida, ¡si no fuera por ella, su marido no estaría enfadado con ella! ¡Nunca la dejaría en paz!Mientras tanto, una persona inocente esperaba abajo en el recibidor a que su marido volviera, pero quien llegó en el lugar de Caín fue una visita sorpresa: Rosalía.Nélida miró a Manuel con curiosidad.Manuel no tuvo una buena expresión, pero por la relación de la familia Gómez con la familia Alcalá, tenía que atender a Rosalía, —qué haces aquí, Rosalía, entra.Rosalía, sin embargo, al ver a la desconocida sentada al lado de Manuel, inmediatamente supo que era la mujer de Caín y, con una sonrisa forzada, se sentó en el sofá, —tío Manuel, he venido a ver a Adela.—Está bien. Nélida, llama a Adela aquí.Manuel era prudente, Rosalía venía a casa de la familia Alcalá muchas veces, aunque tenía buena relación con la familia Gómez, ella siempre fue
—¿Dónde está Caín? —Le preguntó Manuel a Luis seriamente.—No contestó el teléfono el señor Caín.—¡Cabrón! —se enfadó Manuel.En ese momento, un Rolls-Royce Ghost se detuvo en el patio delantero, y el hombre que bajó del coche tenía un rostro frío, cerró la puerta y entró en el salón de la mansión.Manuel miró al hombre que había vuelto y, antes de que pudiera decir nada, Adela se levantó y se echó a reír, —vaya, anoche estuviste con Rosalía, pero ¿por qué no vuelves con ella esta mañana? ¿Qué estás evitando?Caín recorrió con la mirada a Rosalía y volvió a mirar a Nélida, que estaba sentada en el salón, como si todo aquello no tuviera nada que ver con ella, pero Nélida estaba abstracta, pensando que, justo el segundo día del matrimonio, su rival amorosa apareció de visita y la cuñada, con quien convivirá en la misma casa, le estaba jodiendo la vida desde la misma noche de bodas. ¡Que lio de familia adinerada!Manuel no podía aguantarlo, dijo con indiferencia, —Luis, despide a Rosal
Cuando terminó la visita a la tumba de la madre de Caín, Nélida regresó a la casa, y fue a cambiarse a su habitación, pero se le ocurrió llamar a Caín con algo en mente. —Vamos a conversar —le dijo—¿Tu padre te mandó tan pronto?—¿Mi padre? —se sorprendió—, ¿qué pasa a mi familia?Caín se preguntaba:«¿El señor Castillo, por fin le habló a Nélida sobre el material?»Cambió el tema y le preguntó: —¿Dé qué quieres hablar conmigo?— Tengo dos cosas para plantearte: en primer lugar, cuando vayamos con mi familia, intentemos actuar lo más normal posible, porque no quiero que mis padres se enteren de que nos llevamos mal y que se preocupen por mí. Si se enteran de lo que he pasado estos dos últimos días en tu casa, nos obligarían a divorciarnos, lo que iría en contra de los deseos de tu padre.—Aunque no sé con qué te amenazó tu padre para que te casaras, no creo que vaya a estar feliz cuando yo quiera el divorcio.Nélida, hizo caso omiso a las palabras de Caín y siguió:—Segundo: nos mud
Antes de poder averiguar qué quería hacer la familia Castillo, lo llamó Nélida. Al principio no se dio cuenta de quien era el número, pero al oírla llamarlo como “¡Viejo guapo!” Le dolió la cabeza, —¡Nélida!—Guapo Viejo, tu padre tiene algo que decirte.Nélida, quería demostrarle que ella no se dejaría de él y que era fuerte también. Tratándolo igual que él la trataba a ella. Así que inició llamándolo viejo guapo. (quizás porque él se burló de ella diciéndole bajita).Para los venezolanos guapo puede ser un hombre bello, caballero y con porte atlético, pero también se le suele decir a los hombres que a la fuerza se imponen ante personas más débiles. A Caín no le gustó para nada, el apodo y menos la forma en que ella lo decía:—Nélida, si te atreves a llamarme así otra vez, te…Entonces Nélida, feliz de hacerlo cabrearse, repitió:—¡Viejo guapo, viejo guapo, viejo guapo! Lo dije tres veces, ¿Qué vas a hacer? Anda, Vuelve aquí a pegarme si puedes.Entrecerró los ojos, esta mujer sí
Sin saber lo que Caín decía, Manuel dijo seriamente, —Caín, tienes media hora para presentarte ante mí —y colgó el teléfono exasperado, señalando a su joven nuera, quien permanecía al margen—. Nélida, espera, haré que te pida disculpas.Nélida negó con la cabeza, —No, no es necesario papá —Claro, ella es la causa de esa ira.Poco después, Caín regresó. Nada más entrar en la casa, vio a su joven esposa, escondida detrás de Manuel. A los ojos de Caín, estaba jugando deliberadamente a la pobrecita delante de su padre.El corazón de Nélida se aceleró al verle aparecer y luego al ver cómo la miraba fijamente. ¿Y si se enfadó porque le llamó —guapito—?Nélida le saludó con una sonrisa, —Cariño, has vuelto.Caín la vio cambiar su actitud tan rápidamente que al llamarlo –cariño-, ardió.—Lárgate.—Cariño, me equivoqué —dijo, evidenciando, ante Caín que cometió una falta, pero no la mencionó delante del suegro.Manuel, sin embargo, dijo furioso, —Caín, ¿te he enseñado a intimidar así a tu mujer
—Exactamente, ¿Qué le dijiste a Manuel?Nélida objetó:—Eso te pregunto, ¿Qué le dijiste a tu padre sobre mí para que tengas que pedirme disculpas? —Nélida, aunque no podía levantar la cabeza, con su mano arriba apretaba la muñeca de Caín con mucha fuerza. Nadie se sintió cómodo.Cuando los dos no pudieron declarar el uno contra el otro, ella tomó la iniciativa y habló, —bueno, si accedes a mis dos peticiones de esta mañana, a partir de ahora no te llamaré viejo guapo ni guapito, ¿de acuerdo?Caín no dijo nada.Para demostrar que lo decía en serio, fue la primera en soltarlo, —No voy a pellizcarte más, y lo tomaré como un sí cuando me sueltes.Caín entrecerró los ojos, mirando a la chica que estaba siendo acosada por él, y sonrió fríamente, —eres inteligente.Intentó todo lo posible para que estuviera de acuerdo. Ella sabía que él no podía seguir sujetándola así, y que una vez que la suelte, ya estaría aceptando el trato que ella le planteó. Caín no esperaba que una veinteañera le t