Las puntas de sus orejas se movieron involuntariamente, luego Caín asintió y miró al sacerdote. Recibió su mirada y enseguida volvió a preguntar con una sonrisa, —señorita Castillo, ¿querrías...?—¡Sí! —respondió Nélida en voz alta, y los Castillos respiraron al fin.El sacerdote preguntó entonces al novio, —señor Alcalá, ¿querrías…?—Sí, quiero —dijo en voz baja.Nélida observó al hombre que tenía a su lado, ¡sería su marido a partir de ahora tanto si era un trato como si no!—Por favor intercambien anillos.Enseguida se oyeron los aplausos y Nélida, para aliviar las tensiones entre ellos dos, se volvió a Caín y comentó:—Hay que intercambiar los anillos, por eso son los aplausos, ¿o no?Caín, bruscamente jaló la mano y metió el anillo con mucha fuerza en el dedo, lo que le pareció grosero a Nélida. Entonces ella, deliberadamente, puso fuerza para deslizar el anillo en el dedo de él también.Con el dolor, Caín miró a su vengativa mujercita otra vez.Nélida iba a reclamarle por su pro
—Entonces veré si la familia Castillo me suplica, ahora que va a morir.Caín sacó su móvil y comenzó a dar órdenes a su asistente—: Adquiere la empresa Castillo. —Pero, señor ¿a cuál empresa se refiere?—La empresa de mi suegro —y miró a Nélida fijamente.—Señor Caín, ¿a qué empresa refieres?—La familia de mi suegro —Caín miró a Nélida al pronunciar las palabras.Nélida, enfadada en su noche de bodas, quiso golpearlo de inmediato. Respirando con ira, expuso su verdadero temperamento, —¡Caín Alcalá, eres un maldito emperador de los negocios¡—Tú... —él no se había dado cuenta de que la mujer era una malhablada.Nélida salió corriendo de su habitación nupcial con el vestido que se había puesto para la hospitalidad de la noche, y encontró a una criada, le preguntó, —¿dónde está Manuel?—En su cuarto, creo —la criada se sobresaltó.—¿Y dónde está el dormitorio de Manuel? —volvió a preguntar y la criada señaló una dirección.Un señora elegante salió al pasillo. Por su vestimenta y edad,
Llamó a su ayudante delante de su padre y retiró la adquisición de la empresa Castillo. Caín se levantó y dijo, —no presumas que voy a hacer algo bueno por ella, no se lo merece —con eso, abandonó el estudio.Al salir, vio a Nélida recostada contra la pared, mirándolo furiosa. Él siguió derecho. Nélida entró entonces en el estudio, —Manuel, dijiste que si me caso con…Antes de que ella pudiera terminar la frase, Manuel le dijo fríamente, —no se te ocurra mencionar esto a nadie en el futuro. La crisis de la empresa Castillo ya pasó, y Caín no volverá a hacerlo.Cuando estaba a punto de marcharse, Nélida se le plantó delante a Manuel, impidiéndole el paso y decidida le dijo, —las promesas orales no significan nada, tendrás que darme un acuerdo escrito —tras decir esto, Luis se quedó helado, no podía creer que ella le dijo esas palabras a Manuel. Nadie cuestionaba la palabra del señor Alcalá y, esta niña, incluso se atrevió a pedirle un acuerdo por escrito. Luis la interrumpió de inmediat
Nélida vio cómo su marido, con sus acciones, demostró que estaba resentido con ella y le dio la espalda ante sus ojos. También su suegro se había desencantado de ella. Suspiró cansada y volvió a su nueva habitación, que, irónicamente, estaba preparada para su primera noche de bodas. Ordenó el sofá, sin mover nada más de la habitación, y se tumbó en él cerrando los ojos.Hugo volvió al dormitorio, donde su esposa Adela ya estaba acostada, y dijo, —Adela, ve a hacerle compañía a Nélida, porque Caín la abandonó en su primera noche de casados, y si se corre la voz podrían pensar que la familia Alcalá no es amable.Adela no estaba contenta con este matrimonio, y cuando se opuso a ello, nadie la escuchó:—No —dijo —, si no puede retener a su propio hombre, no es mi asunto.—Adela, eres la cuñada, así que como familia tienes que cuidar de ella, debes ir.Adela aseveró: —Aunque se casó con un Alcalá, no es digna de pertenecer a nuestra familia —y apagó la luz— ¡A dormir!Por la noche, Caín
—No me voy, me voy a quedar contigo. Caín, ¿nos escapamos? Vámonos de aquí, ¿por qué te casaste con ella? —Rosalía lloró cansada, cuando la familia Gómez llegó a recogerla, ella no se quería ir, y al final Caín se la llevó a la gente de la familia Gómez, —cuídala bien.Esta noche, a Caín le dolía la cabeza. Se dirigió a su estudio y repasó las páginas con la información que había obtenido de su padre. No sabía si era lo correcto casarse con una chica, a la que ni siquiera conocía, con el fin de obtener esta información. —Solamente estamos usándonos el uno al otro.Pensando así, no se sentía tan culpable.A la mañana siguiente.Cuando Nélida se levantó para desayunar, estaba sentada a la mesa y le acercaron una palangana con agua, no entendía lo que significaba.Adela se burló de ella:—La plebe, por falta de educación, ni siquiera saben de esto. Pero tú, al menos debiste verlo alguna vez en un televisor, ¿o ni siquiera tienes uno?Estaba apuntándola y Nélida apretó la mano en un puño
—Adela Barros, si vuelves a decir algo así, no lo dejaré pasar —dijo Hugo enfadado.Al ver alejarse a Hugo, Adela lloró a lágrima viva. Fue culpa de Nélida, ¡si no fuera por ella, su marido no estaría enfadado con ella! ¡Nunca la dejaría en paz!Mientras tanto, una persona inocente esperaba abajo en el recibidor a que su marido volviera, pero quien llegó en el lugar de Caín fue una visita sorpresa: Rosalía.Nélida miró a Manuel con curiosidad.Manuel no tuvo una buena expresión, pero por la relación de la familia Gómez con la familia Alcalá, tenía que atender a Rosalía, —qué haces aquí, Rosalía, entra.Rosalía, sin embargo, al ver a la desconocida sentada al lado de Manuel, inmediatamente supo que era la mujer de Caín y, con una sonrisa forzada, se sentó en el sofá, —tío Manuel, he venido a ver a Adela.—Está bien. Nélida, llama a Adela aquí.Manuel era prudente, Rosalía venía a casa de la familia Alcalá muchas veces, aunque tenía buena relación con la familia Gómez, ella siempre fue
—¿Dónde está Caín? —Le preguntó Manuel a Luis seriamente.—No contestó el teléfono el señor Caín.—¡Cabrón! —se enfadó Manuel.En ese momento, un Rolls-Royce Ghost se detuvo en el patio delantero, y el hombre que bajó del coche tenía un rostro frío, cerró la puerta y entró en el salón de la mansión.Manuel miró al hombre que había vuelto y, antes de que pudiera decir nada, Adela se levantó y se echó a reír, —vaya, anoche estuviste con Rosalía, pero ¿por qué no vuelves con ella esta mañana? ¿Qué estás evitando?Caín recorrió con la mirada a Rosalía y volvió a mirar a Nélida, que estaba sentada en el salón, como si todo aquello no tuviera nada que ver con ella, pero Nélida estaba abstracta, pensando que, justo el segundo día del matrimonio, su rival amorosa apareció de visita y la cuñada, con quien convivirá en la misma casa, le estaba jodiendo la vida desde la misma noche de bodas. ¡Que lio de familia adinerada!Manuel no podía aguantarlo, dijo con indiferencia, —Luis, despide a Rosal
Cuando terminó la visita a la tumba de la madre de Caín, Nélida regresó a la casa, y fue a cambiarse a su habitación, pero se le ocurrió llamar a Caín con algo en mente. —Vamos a conversar —le dijo—¿Tu padre te mandó tan pronto?—¿Mi padre? —se sorprendió—, ¿qué pasa a mi familia?Caín se preguntaba:«¿El señor Castillo, por fin le habló a Nélida sobre el material?»Cambió el tema y le preguntó: —¿Dé qué quieres hablar conmigo?— Tengo dos cosas para plantearte: en primer lugar, cuando vayamos con mi familia, intentemos actuar lo más normal posible, porque no quiero que mis padres se enteren de que nos llevamos mal y que se preocupen por mí. Si se enteran de lo que he pasado estos dos últimos días en tu casa, nos obligarían a divorciarnos, lo que iría en contra de los deseos de tu padre.—Aunque no sé con qué te amenazó tu padre para que te casaras, no creo que vaya a estar feliz cuando yo quiera el divorcio.Nélida, hizo caso omiso a las palabras de Caín y siguió:—Segundo: nos mud