Después de un ciclo lunar completo, 29 días habían transcurrido, y la luna llena brillaba con todo su esplendor en el cielo. En un elegante ático de la ciudad de Nueva York, Mathew Sullivan, un hombre imponente y enigmático, se sumergia en la transformación que lo convertía en un poderoso hombre lobo. Desesperadamente, sintió cómo su cuerpo se convirtió en el de una feroz criatura, sus aullidos se intensificaron y el aire a su alrededor adquirió una densa aura. Al convertirse en lobo, sus instintos más primitivos salen completamente descontrolados. Con un salto, aterrizó en un oscuro callejón y comenzó a caminar decididamente, guiado por su agudo olfato que le inficaba la cercanía de seres humanos. Su oído sensible detectó pasos ligeros en la calle de abajo. Intrigado, se acercó sigilosamente a la fuente del ruido y se encontró con Jenna y su amiga, caminando en la oscuridad. —¡No puedo creer lo que me estás diciendo! ¡Te felicito, Jenna, ya era hora de que obtuvieras ese puesto!—
Jenna corría por las abarrotadas calles de Nueva York. Su amiga le había prestado unos zapatos de tacón para que se presentara de manera formal en su primer día de trabajo, pero esos zapatos estaban destrozando sus pies y aún le faltaban tres cuadras para llegar. Sumado a su fuerte jaqueca por tanto llorar y su ropa maltrecha, se sentía fatal. La falta de empleo había llevado a Jenna a una situación deprimente, y lo único que la mantenía en pie ese día era la ilusión de un nuevo trabajo. Con su cabello castaño suelto hasta los hombros y un suave maquillaje en su rostro, sus ojos se iluminaron al ver el gran edificio en el que sería una de las diseñadoras de interiores. "¡Por fin he llegado!", pensó mientras se acercaba a la entrada. Sin embargo, uno de los tacones se rompió, haciendo que su pie tropezara y cayera frente a unas hermosas piernas. —¡Ten cuidado, pordiosera!—gritó una voz aguda y desagradable. —¡Por favor, Margaret! Esta mujer tuvo un accidente— intervino Mathe
Mathew fue directo a enfrentar a Helen, su corazón latía acelerado y su ira estaba a punto de estallar. —¿Por qué trataste así a Jenna?—exclamó con voz firme dentro de la oficina. Helen, visiblemente nerviosa, intentó justificar sus acciones, pero Mathew no estaba dispuesto a escuchar excusas. —Estas despedida—anunció con decisión. Helen se resistió, pero la determinación de Mathew era inquebrantable. —No te importa lo que yo haga, solo eres el protegido de Sullivan—Helen gritó con amargura. Mathew tragó su rabia y la ignoró, centrando su atención en Jenna. Sabía que ella merecía más, y en un acto impulsivo, decidió ofrecerle el puesto de Helen sin importar su experiencia. Jenna regresó a su modesto apartamento, donde vivía, desconsolada por no obtener el trabajo. Yulieth siempre la acompañaba y esa tarde no era la excepción —No te preocupes por los zapatos, puedo reponerlos—Intentó consolarla Yulieth. Jenna le explicó lo sucedido con la mujer que la despidió, pero
Eran las 8 de la mañana, y el sol comenzaba a iluminar las puertas de PRISMA ENTERTAINMENT mientras Jenna se emocionaba por su primer día de trabajo. Esta vez, sentía la seguridad de tener un empleo estable. —Buenos días, señorita, el día de ayer me llamaron para confirmar mi ingreso a la compañía, y aquí estoy—dijo Jenna con una amplia sonrisa, sintiéndose completamente diferente al día anterior. Las luces brillantes y el ambiente cálido de la empresa la acogían con los brazos abiertos. —La señorita Jenna—, respondió la recepcionista con una sonrisa amable. —Sígame por aquí, el CEO la está esperando—. Jenna siguió a la recepcionista por los pasillos iluminados, dirigiéndose hacia la majestuosa oficina de su nuevo jefe. Aunque había tratado de estar mejor preparada que el día anterior, los nervios seguían presentes. Sus manos temblaban levemente y sus mejillas se sonrojaban por la emoción. Al entrar a la oficina, Jenna quedó sorprendida al encontrarse frente a frente con una fi
Mathew no podía apartar a Jenna de su mente ni un solo instante. Se sentó en su ático frente a la ventana mientras la luna menguante iluminaba la habitación. Aunque faltaban unos días para que la luna llena lo convirtiera en la fiera que llevaba dentro, sus temores se incrementaban. Jenna era su compañera predestinada, y su llegada había revolucionado por completo su vida. Estaba a punto de llenar una segunda copa de vino cuando el timbre de su casa lo alertó. Mathew abrió la puerta y quedó sorprendido al ver a Margaret parada frente a él. —Margaret, ¿qué haces aquí?—la interrumpió, sin darle oportunidad de hablar. —¿Cómo que qué hago aquí, Mathew? No me llamaste en todo el día y tampoco respondiste mis llamadas. Además, soy tu prometida, ¿no puedo venir a tu mansión cuando quiera?— Margaret respondió con firmeza, poniendo sus manos en su cintura y mirándolo intensamente. —Querida, estuve ocupado. Deberías haber llamado de nuevo. Ya es muy tarde, te llevaré a casa—Mathew trató d
JennaPrisma entertainment, todo lo que una mujer como yo puede soñar, y mucho más de lo que realmente puede obtener, no dejó de suspirar al ver sus grandes instalaciones y todo lo que tiene para mí, la gran oficina, mi gran cargo, es como si estuviera viviendo un verdadero sueño.Al llegar a mi escritorio veo un abarrotado montón de carpetas, trabajo acumulado, y no sabía de cuánto tiempo, no importaba, yo era la jefa de departamento, debía hacerme cargo, eso mantendría mi mente ocupada para no pensar en él, pues mi jefe debía salir de mi cabeza de inmediato; levanté la bocina del telefono de mi oficina y llame a mi secretaria, por increíble que fuera, también tenía una, quien iba a pensarlo.—Anny buenos días, ¿Qué tenemos para hoy? ——Buenos días, señorita Jenna, para usted soy la señorita Hattawey, y para hoy tiene que resolver ese montón de trabajo que esta sobre su escritorio ¿acaso no se está dando cuenta de lo que tiene al frente——Claro que me doy cuenta, pero la verdad llevo
Unos cuantos días pasaron, y la comunicación entre Mathew e Jenna era casi nula, a pesar de que ambos tuvieron sentimientos en el consultorio, por prudencia y sin hacérselo saber al otro, evitaron el contacto.Mathew estaba frente a su gran ventana, en menos de una semana de nuevo habría luna llena, y con ella, toda su transformación, en su cabeza todavía había un montón de dudas y enigmas, quería saber más sobre sus orígenes, y cómo funcionaba la vida para los hombres lobo como él, y claro si habían más de los suyos en el mundo…Como si lo estuviera atrayendo como un llamado, en la puerta de su oficina se escucharon dos toques, sacándolo completamente de sus pensamientos.—¡siga! — Mathew dio la orden, Anny era quien había tocado la puerta.—Señor Sullivan, hay dos personas que lo están buscando en este momento, pero no tienen cita previa con usted, pero insisten que es urgente que los atienda—Mathew se levantó de su escritorio desconcertado por la extraña visita.—¿Te dijeron quién
Mathew había perdido su telefono, por eso todos habían pensado que se trataba de un robo, después de salir del hospital, lo único que deseaba en ese instante era ir a buscar a Jenna. Quería saber cómo estaba.—Lía, si tienes que irte, está bien, yo me puedo cuidar solo——Mathew cariño, quedamos en ir a buscar los arreglos florales para la fiesta de nuestro compromiso, estamos en la época perfecta, faltan dos días para luna llena, debemos escoger los mejores para que sus botones abran perfecto——Lía ¿podrías encargarte de eso tu sola? No me siento de ánimos para esas cosas— Mathew salió de la habitación del hospital, dejando a su prometida sola.—¿De nuevo te vas? ¿Qué te pasa Mathew? Eso me pasa por estar aquí contigo, eres un arrogante—Mathew gruño para su interior, tener oídos tan sensibles le hacía detestar la voz de Lía, que parecía chillar cada vez que iba detrás de él.—Lía cariño, ya te dije que no me siento bien——Por eso mismo, yo te llevo entonces Mathew, no me dejes aquí c