Después de un ciclo lunar completo, 29 días habían transcurrido, y la luna llena brillaba con todo su esplendor en el cielo. En un elegante ático de la ciudad de Nueva York, Mathew Sullivan, un hombre imponente y enigmático, se sumergia en la transformación que lo convertía en un poderoso hombre lobo. Desesperadamente, sintió cómo su cuerpo se convirtió en el de una feroz criatura, sus aullidos se intensificaron y el aire a su alrededor adquirió una densa aura.
Al convertirse en lobo, sus instintos más primitivos salen completamente descontrolados. Con un salto, aterrizó en un oscuro callejón y comenzó a caminar decididamente, guiado por su agudo olfato que le inficaba la cercanía de seres humanos.Su oído sensible detectó pasos ligeros en la calle de abajo. Intrigado, se acercó sigilosamente a la fuente del ruido y se encontró con Jenna y su amiga, caminando en la oscuridad.—¡No puedo creer lo que me estás diciendo! ¡Te felicito, Jenna, ya era hora de que obtuvieras ese puesto!— Yulieth abrazó a Jenna—Gracias, cariño. Llevaba mucho tiempo sin empleo, y las obligaciones no esperan—respondió Jenna, suspirandoDe repente, frente a ellas apareció una horrible criatura de color gris oscuro, con afilados dientes, pelaje erizado y un tamaño sobrenatural.—¡Ah! ¡por Dios!—gritó Yulieth, que de un solo salto se refugió en los brazos de su amiga.—¿Qué es esto que tenemos aquí?— se preguntó Jenna, sorprendida, pero a diferencia de su amiga, no sentía miedo ante la oscura criatura. Por el contrario, sentía un inmenso deseo de acercarse a ella.—Jenna... este animal nos va a devorar, debemos correr...— balbuceó Yulieth temblando de miedo, mientras el lobo se acercó sigilosamente, atraído por la esencia que emanaba de Jenna.—Tranquila, si corremos, puede ser peor. Mejor quedémonos quietas—dijo Jenna apretando la mano de su amiga, tratando de calmarla.Los ojos de Mathew brillaban con una mezcla de deseo y peligro mientras observaba a Jenna. Los latidos de su corazón resonaban en sus oídos de lobo, inexplicablemente sintiendo un profundo anhelo de acercarse más. A medida que la luna iluminaba su figura, la irresistible atracción se hacía evidente.Para los lobos, encontrar a su "luna" es algo completamente inexplicable, puede ocurrir en cualquier momento y lugar. Y parecía que para Mathew ese momento había llegadoEn un impulso irrefrenable, Mathew se acercó a ellas y comenzó a rozar su enorme nariz contra la piel de Jenna. Aunque nerviosa, ella extrañamente no sintió miedo.Es como si tuviera una conexión especial con el animal. Jenna extendió su mano y acarició suavemente su cabeza, las caricias empezaron a calmar al salvaje lobo que tienen frente a ellas, como si lo conociera desde siempre. En unos segundos, una especie de magia envolvió a Jenna por completo.Los latidos de sus corazones se sincronizaron a un ritmo acelerado, como si estuvieran bailando al compás de una melodía secreta que solo ellos dos pueden escuchar.Mathew se sintió vulnerable ante la presencia de Jenna, nunca había sentido esto con ninguna otra mujer. Ha encontrado a su "luna", aunque en ese momento aún no lo sabía.—¡Por allí! ¡Atrapen a ese maldito lobo!—Una voz grave de un hombre interrumpió el momento. Varios hombres se aproximaron acechando al lobo, armados y dispuestos a atacar. Mathew empujó a las mujeres hacia el fondo del callejón para protegerlas y enfrentó con valentía a sus atacantes.Jenna y Yulieth salieron corriendo en dirección opuesta sin mirar atrás. Los nervios y la extrañeza del encuentro las impulsaron a correr sin descanso. A medida que se alejaban, solo podían escuchar los feroces aullidos del lobo mientras luchaba contra sus enemigos.Después de unas tres cuadras, exhaustas y sin poder correr más, Yulieth tomó el brazo de su amiga y la detuvo. Con ansiedad, le preguntó: —¿Qué fue todo eso? Dime, ¿qué fue eso? Debe haber sido una broma, ¿verdad?—No, no fue una broma. Fue real. No sé qué criatura era, pero definitivamente no era un animal común. Parecía un lobo, pero gigante Fue terrible— respondió Jenna, tratando de recobrar el aliento y sin poder entender del todo lo ocurrido.—Se rumorea que existen hombres lobo en la ciudad. Además, hoy es luna llena, Jen. Creo que eso era un hombre lobo—sugirió Yulieth.Jenna se sentó en una silla de la acera y soltó una fuerte carcajada. —¿Qué tonterías estás diciendo? Hombres lobo en estos tiempos, ¡por favor! Debe haber sido algún animal salvaje que escapó de un circo o un zoológico, quién sabe. Pero, afortunadamente, supongo que ya está adiestrado— comentó, sin poder creer la intensa conexión que había sentido con el animal. Era como si un frenético sentimiento se hubiera apoderado de su corazón. —Tienes razón. No creo que los hombres lobo existan. Debemos irnos. Casi es medianoche y mañana es tu primer día de trabajo en esa importante empresa. Esto fue una locura—, acotó Yulieth. Ambas rieron nerviosamente, incapaces de creer lo que habían presenciado. La idea de que se tratara de un hombre lobo estaba fuera de su alcance.Mientras tanto, Mathew había logrado evadir a sus cazadores, huyendo hacia un espeso bosque a las afueras de la ciudad. Allí, podía cazar sin temor y ser libre. Le quedaban pocas horas antes del amanecer para volver a su forma humana. Por suerte, en Nueva York, solo había dos noches de luna llena al mes, dos días sombríos en los que debía esconderse del mundo para no hacer daño a nadie con su condición secreta, adquirida desde su infancia de manera inexplicable.Esa noche, mientras esperaba el retorno a su forma humana, la imagen de Jenna no dejaba de ocupar su mente. Aunque desconocía cómo funcionaba el amor para un hombre lobo como él, era consciente del fuerte sentimiento que había surgido en su corazón al ver a Jenna. Desde aquel encuentro, la protegería como si fuera su diosa..Mientras tanto, Jenna llegó a su departamento acompañada de su amiga Yulieth. Jenna adoraba, su novio Jean, tres años de relación les habían enseñado que eran el gran amor de sus vidas.—debo llamar a Jean, avisarle la gran noticia —le dijo Jenna a Yulieth Insistió varias veces llamando al teléfono, pero la voz de su novio no contestó. Sin embargó, con tan mala suerte, la bocina se levantó, en el fondo se escuchaba algo extraño. "Sí, Jean, me encantas... ¡ah! ¡ah!" Jenna sintió cómo el mundo se derrumbó a sus pies al reconocer los gemidos de una mujer. Jean le estaba siendo infiel. Se tumbó sobre su cama, sintiendo un dolor inmenso en su corazón. Salió hacia donde su amiga nuevamente y le hablo desesperada. —Jenn ¿estás bien?—preguntó Yulieth preocupada. —No, no estoy bien. Jean me está siendo infiel—, sollozó Jenna, desgarrada por la pérdida de su amor. —Te lo advertí, ese tipo es un miserable. No llores, mañana es tu primer día de trabajo y necesitas el empleo. Sabes que no tienes ni para comer, por favor, no llores más—intentó consolarla Yulieth. —No puedo evitar sentirme así. Ahora no sé qué hacer con mi vida. No puedo vivir sin Jean, él me ayudaba con mis gastos. ¡Oh, Dios mío!— expresó Jenna, devastada. A pesar de las palabras de su amiga, no pudo contener el llanto. Finalmente, el cansancio y la tristeza la vencieron, y se quedó dormida con el corazón roto. Durante esa noche, sus pensamientos y sentimientos no dejaron de dar vueltas en su mente y corazón. Deseaba con todas sus fuerzas que la bestia que había encontrado en el callejón la hubiera devorado.Jenna corría por las abarrotadas calles de Nueva York. Su amiga le había prestado unos zapatos de tacón para que se presentara de manera formal en su primer día de trabajo, pero esos zapatos estaban destrozando sus pies y aún le faltaban tres cuadras para llegar. Sumado a su fuerte jaqueca por tanto llorar y su ropa maltrecha, se sentía fatal. La falta de empleo había llevado a Jenna a una situación deprimente, y lo único que la mantenía en pie ese día era la ilusión de un nuevo trabajo. Con su cabello castaño suelto hasta los hombros y un suave maquillaje en su rostro, sus ojos se iluminaron al ver el gran edificio en el que sería una de las diseñadoras de interiores. "¡Por fin he llegado!", pensó mientras se acercaba a la entrada. Sin embargo, uno de los tacones se rompió, haciendo que su pie tropezara y cayera frente a unas hermosas piernas. —¡Ten cuidado, pordiosera!—gritó una voz aguda y desagradable. —¡Por favor, Margaret! Esta mujer tuvo un accidente— intervino Mathe
Mathew fue directo a enfrentar a Helen, su corazón latía acelerado y su ira estaba a punto de estallar. —¿Por qué trataste así a Jenna?—exclamó con voz firme dentro de la oficina. Helen, visiblemente nerviosa, intentó justificar sus acciones, pero Mathew no estaba dispuesto a escuchar excusas. —Estas despedida—anunció con decisión. Helen se resistió, pero la determinación de Mathew era inquebrantable. —No te importa lo que yo haga, solo eres el protegido de Sullivan—Helen gritó con amargura. Mathew tragó su rabia y la ignoró, centrando su atención en Jenna. Sabía que ella merecía más, y en un acto impulsivo, decidió ofrecerle el puesto de Helen sin importar su experiencia. Jenna regresó a su modesto apartamento, donde vivía, desconsolada por no obtener el trabajo. Yulieth siempre la acompañaba y esa tarde no era la excepción —No te preocupes por los zapatos, puedo reponerlos—Intentó consolarla Yulieth. Jenna le explicó lo sucedido con la mujer que la despidió, pero
Eran las 8 de la mañana, y el sol comenzaba a iluminar las puertas de PRISMA ENTERTAINMENT mientras Jenna se emocionaba por su primer día de trabajo. Esta vez, sentía la seguridad de tener un empleo estable. —Buenos días, señorita, el día de ayer me llamaron para confirmar mi ingreso a la compañía, y aquí estoy—dijo Jenna con una amplia sonrisa, sintiéndose completamente diferente al día anterior. Las luces brillantes y el ambiente cálido de la empresa la acogían con los brazos abiertos. —La señorita Jenna—, respondió la recepcionista con una sonrisa amable. —Sígame por aquí, el CEO la está esperando—. Jenna siguió a la recepcionista por los pasillos iluminados, dirigiéndose hacia la majestuosa oficina de su nuevo jefe. Aunque había tratado de estar mejor preparada que el día anterior, los nervios seguían presentes. Sus manos temblaban levemente y sus mejillas se sonrojaban por la emoción. Al entrar a la oficina, Jenna quedó sorprendida al encontrarse frente a frente con una fi
Mathew no podía apartar a Jenna de su mente ni un solo instante. Se sentó en su ático frente a la ventana mientras la luna menguante iluminaba la habitación. Aunque faltaban unos días para que la luna llena lo convirtiera en la fiera que llevaba dentro, sus temores se incrementaban. Jenna era su compañera predestinada, y su llegada había revolucionado por completo su vida. Estaba a punto de llenar una segunda copa de vino cuando el timbre de su casa lo alertó. Mathew abrió la puerta y quedó sorprendido al ver a Margaret parada frente a él. —Margaret, ¿qué haces aquí?—la interrumpió, sin darle oportunidad de hablar. —¿Cómo que qué hago aquí, Mathew? No me llamaste en todo el día y tampoco respondiste mis llamadas. Además, soy tu prometida, ¿no puedo venir a tu mansión cuando quiera?— Margaret respondió con firmeza, poniendo sus manos en su cintura y mirándolo intensamente. —Querida, estuve ocupado. Deberías haber llamado de nuevo. Ya es muy tarde, te llevaré a casa—Mathew trató d
JennaPrisma entertainment, todo lo que una mujer como yo puede soñar, y mucho más de lo que realmente puede obtener, no dejó de suspirar al ver sus grandes instalaciones y todo lo que tiene para mí, la gran oficina, mi gran cargo, es como si estuviera viviendo un verdadero sueño.Al llegar a mi escritorio veo un abarrotado montón de carpetas, trabajo acumulado, y no sabía de cuánto tiempo, no importaba, yo era la jefa de departamento, debía hacerme cargo, eso mantendría mi mente ocupada para no pensar en él, pues mi jefe debía salir de mi cabeza de inmediato; levanté la bocina del telefono de mi oficina y llame a mi secretaria, por increíble que fuera, también tenía una, quien iba a pensarlo.—Anny buenos días, ¿Qué tenemos para hoy? ——Buenos días, señorita Jenna, para usted soy la señorita Hattawey, y para hoy tiene que resolver ese montón de trabajo que esta sobre su escritorio ¿acaso no se está dando cuenta de lo que tiene al frente——Claro que me doy cuenta, pero la verdad llevo
Unos cuantos días pasaron, y la comunicación entre Mathew e Jenna era casi nula, a pesar de que ambos tuvieron sentimientos en el consultorio, por prudencia y sin hacérselo saber al otro, evitaron el contacto.Mathew estaba frente a su gran ventana, en menos de una semana de nuevo habría luna llena, y con ella, toda su transformación, en su cabeza todavía había un montón de dudas y enigmas, quería saber más sobre sus orígenes, y cómo funcionaba la vida para los hombres lobo como él, y claro si habían más de los suyos en el mundo…Como si lo estuviera atrayendo como un llamado, en la puerta de su oficina se escucharon dos toques, sacándolo completamente de sus pensamientos.—¡siga! — Mathew dio la orden, Anny era quien había tocado la puerta.—Señor Sullivan, hay dos personas que lo están buscando en este momento, pero no tienen cita previa con usted, pero insisten que es urgente que los atienda—Mathew se levantó de su escritorio desconcertado por la extraña visita.—¿Te dijeron quién
Mathew había perdido su telefono, por eso todos habían pensado que se trataba de un robo, después de salir del hospital, lo único que deseaba en ese instante era ir a buscar a Jenna. Quería saber cómo estaba.—Lía, si tienes que irte, está bien, yo me puedo cuidar solo——Mathew cariño, quedamos en ir a buscar los arreglos florales para la fiesta de nuestro compromiso, estamos en la época perfecta, faltan dos días para luna llena, debemos escoger los mejores para que sus botones abran perfecto——Lía ¿podrías encargarte de eso tu sola? No me siento de ánimos para esas cosas— Mathew salió de la habitación del hospital, dejando a su prometida sola.—¿De nuevo te vas? ¿Qué te pasa Mathew? Eso me pasa por estar aquí contigo, eres un arrogante—Mathew gruño para su interior, tener oídos tan sensibles le hacía detestar la voz de Lía, que parecía chillar cada vez que iba detrás de él.—Lía cariño, ya te dije que no me siento bien——Por eso mismo, yo te llevo entonces Mathew, no me dejes aquí c
Llegaron a un departamento ubicado muy cerca al elegante ático en donde vivía Mathew, cuando Jenna se giró para ver el edificio, quedó impactada, negó con la cabeza y dudo por un momento continuar con esa locura.—No, esto es mucho para mí, yo no poder mantenerme aquí Mathew, es demasiado——No tienes que pagar alquiler, no debes pensar en nada más que no sea estar bien Jenna— él le respondió con dulzuraJenna se giró de nuevo hacia Mathew, sus ojos estaban en completa confusión, sus labios no dejaban de temblar, él le inspiraba confianza, pero se le hacía muy extraño todo lo que estaba haciendo por ella.—Dime, ¿Por qué estás haciendo todo esto? —Mathew acarició su mejilla con ternura, e hizo un gesto mostrando confusión.—Jenna, es difícil de entender lo que está pasando por mi mente y mi corazón, solamente sé que te anhelo más de lo que las palabras pueden decir, y aunque sé que te conozco hace muy poco, no necesito que pasen los días para estar completamente seguro de los sentimie