Había enviado las invitaciones de manera personal, sabía que el encuentro de América con Liam sería inevitable. Pero no me esperaba que la sorpresa por verse después de tantos años ni la pudiesen disimular. Los dos están congelados viéndose el uno al otro. Es una imagen que no tarda en despertar cie
Él se ríe y llegamos a la habitación. Voy al baño tal cual mencioné, cierro la puerta y siento un gran alivio de tener un inodoro cerca de mí. Pero al intentar inclinarme para recoger el vestido y poder subirme la falda, no puedo. Lo intento de otra forma, como de lado, bajar para agarrar el ruedo
¿Qué tan malo puede ser darle algo de sexo oral a tu esposo? Porque eso es lo que es Luciano. Mi esposo. Me acerco a él y me arrodillo entre sus muslos, este termina de sacar su erección de los pantalones. La boca se me hace agua, extrañamente, todo es muy raro, nuevo, y caliente. —No tengas miedo,
Para nuestra desgracia, las advertencias de Giana resultaron ser ciertas. Eso es lo que estamos comprobando al ver en pleno salón a Liam golpeando a mi papá y mi papá a Liam. Los dos lucen mal, hasta veo sangre en la camisa de Sergio y en la nariz de Liam. El resto de los invitados están alejados de
……. Encontrar el sitio donde Sergio ha decidido gritarle a todo volumen a América es más fácil de lo que imaginé. Escogió uno de los salones privados y desde afuera escucho sus gritos estridentes. —¿¡POR QUÉ NO ERES CAPAZ DE REACCIONAR MUJER INCOMPETENTE!? ¿DE DÓNDE SE CONOCEN? ¿CÓMO SE CONOCEN?
—Tienes que calmarte. Luciano está casado conmigo, Belmonte Raíces está en buenas manos — afirmo. —¿Eres estúpida o te haces? — recrimina cruelmente América — Los Brown nos destruirán hasta los cimientos. —No lo harán. Soy la esposa de Luciano. ¿Para qué destruirá la empresa de su familia política
Narrado por Luciano Brown Siempre he sido un ave en libertad. He volado a donde he querido, cómo he querido y con quien he querido. Sin límites, sin rendir cuentas a nadie, sin desperdiciar mis energías en conexiones emocionales o apegos innecesarios. Esa había sido mi vida, esta excitante vida qu
—No aquí. En Estados Unidos. Aunque mi hija vive aquí. Trabaja en construcción — resuelve María. Ella analiza el rostro de María con mucho detenimiento. No compra inmediatamente esa explicación. Hasta que va aceptándola. —¿Construcción? ¿De casualidad será en los anexos en los que está trabajando