Contoneo mis caderas de manera rítmica sobre su cuerpo, estamos unidos en el centro, allí donde solíamos estar unidos cada noche que pasábamos juntos. En otras palabras, casi cada una de las transcurridas desde que la parafernalia con cierto corrupto finalizó.Loren comienza a llamar mi nombre cerca
No puedo evitar notar el rostro de tristeza de Lorenzo, él había dicho que no le cedería nada a sus hermanos. E igual fue a ofrecerle una parte, y no sólo eso, sino que ya está preparado para la reacción de sus hermanos y negociar con ellos.—¿No era más fácil ofrecerle lo que les quieres ofrecer re
—Agregar a Hidalgo y Tzar, para Richard; y mi bote para mí. Con ello, firmaríamos el acuerdo — termina diciendo Julián.Me limpio el oído para asegurarme de no haber escuchado mal.—¿Los caballos y el bote? ¿Eso es lo único que quieren? — pregunta sorprendido Lorenzo.—Sí… creemos que… que ellos son
Soy el centro de atención, al tener todas las miradas en mí. Es como si el tiempo se detuviera, y en lo que me han visto se han quedado callados, fijos en mí. Sudo en partes que ni sabía podía sudar.—Hola… ¿cómo están? — pregunto a mi familia.Espero los gritos, espero los reclamos, pero de repente
Narrado por Lorenzo Lewis3 meses después Cuando pensaba que no podía ser más feliz con Sara amándome, de repente, superaba el nivel de felicidad del día anterior. Hace unos meses creí haber llegado al pico de ella cuando aceptó mi propuesta de matrimonio oficial mientras estábamos de viaje por Fin
Veo la pequeña cara de nuestro hijo, y vuelvo a tener ganas de llorar. Es realmente perfecto.—¿Vas a seguir llorando? Si sigues llorando no te doy otro — me dice con picardía Sara.Me seco las lágrimas con rapidez, para que esa amenaza no se cumpla. Sara empieza a reírse con fuerzas.—Entonces… ¿qu
Narrado por Sara Brown6 meses despuésSer madre era una de esas aventuras que no supe si emprendería, pero que no me arrepiento de haber emprendido con un hombre como Lorenzo a mi lado. Uno con el que estoy de pie frente al altar lleno de flores que ha sido armado en el bosque de la mansión Brown.
—¿No quedamos en que no vendrías mamá? — pregunta Richard.—¿Tú también Richard? — exclama Victoria herida. —¿Pero qué más puedes esperar Victoria? — reclama Julián — tuvimos que pagar penitencia para que Sara nos dejase ver a Mateo. Tú no has hecho nada, y ya andas exigiendo. Así no son las cosas