Esta ciudad tenía un problema de gentrificación, al que se le había ocurrido dispararse justo en el último año. En el año en el que era ajena a problemas de mortales por mi novio rico. Nunca debí acostumbrarme a esa comodidad. Ni soñar con más de lo que podía ganarme con mis propias manos. Mi madre
Nunca subestimes la rapidez de una mujer sin techo propio. En cuestión de unas horas había rellenado las planillas y juntado la mayoría de los documentos para solicitar el crédito hipotecario. Sería por el precio promedio de un cómodo apartamento de dos habitaciones cerca del centro. Nada de lujos,
—No podemos tener más sorpresas con mi matrimonio y TU SOBRINO así de cerca — habla resaltando las palabras más jugosas para que los demás se enteren — El sábado por la noche, Andrew y yo oficiaremos una cena de bienvenida en nuestro departamento a tu nueva pareja. Estarán papá y mamá. Créeme que to
El viernes ha llegado, y con ello la noche que no quería llegará, lo hizo. Mi rostro de pánico anunciándome en la portería del nuevo edificio de Luciano, es de retrato. Me dejan pasar rápido, y el ascensor sube más rápido de lo que quisiera. En unos segundos estoy tocando a su puerta, y unos pocos d
—No tengo madre, Marianne. ¿Otra pregunta que sí vaya contestar? — ofrece este. Lo capto al instante. La madre era peor que el padre y ni chistes le provocaba hacer de ella. Tema prohibido y anotado. Reorganizo mis ideas. Tenía un propósito para esta noche. —¿Tienes contigo el anillo de compromiso
—¿Cuándo me lo entregarás? Tenemos que organizar la pedida de mano — me siento en la silla disponible. —¿Mañana te sirve? Estaba pensando en hacerlo mañana — ofrece. Me encanta la idea. —Sería perfecto hacerlo en el departamento de ese sucio infiel. Con toda mi familia presente — lo vislumbro y s
No suelo ser una persona nerviosa. Pero heme aquí respirando agitadamente mientras el auto de Luciano se acerca al complejo residencial de mi ex. Esa sensación desagradable sube de mi estómago a mi garganta, quema bastante. —Saca la cabeza si vomitarás. El auto, es nuevo — sugiere Luciano al volant
—Es lo que ocurre con la buena compañía — responde este igual de sonriente y escurriendo su mano por mi espalda. Es un movimiento delicado que hace vibrar mi cuerpo. Ignoro tal sensación y Amanda nos invita a pasar al departamento. En lo que entramos muchos malos recuerdos me golpean el alma. Los p