—Es lo que ocurre con la buena compañía — responde este igual de sonriente y escurriendo su mano por mi espalda. Es un movimiento delicado que hace vibrar mi cuerpo. Ignoro tal sensación y Amanda nos invita a pasar al departamento. En lo que entramos muchos malos recuerdos me golpean el alma. Los p
Mi bella media hermana comienza a sobar su estómago muy plano, si me preguntan. Lo soba como si tuviese ocho meses de embarazo y esperando trillizos. Andrew está mortificado. —¿Están esperando un hijo? — pregunta fingiendo asombro Luciano. —¿No te lo comentó Marianne? — responde sin creérselo Aman
La venganza es un plato que se sirve en frío. Esa debía ser la línea que me debía recitar sin parar en este panorama. Pequeños sacrificios que debían llevar a una gran victoria. Andaba por un delicado camino, en el que debía convivir con el enemigo para atacarle desde adentro. Me permito disfrutar d
—¿A dónde se fueron? — pregunto al vacío. Mi celular que comienza a sonar en mi cartera, me hace sacarlo. Es una llamada de Luciano. Extrañada le contesto. —¿Qué pasa? — indago. —Te esperamos en la azotea — comenta. —¿Para qué? — digo frunciendo mi ceño. —Tu familia quiso enseñármela amablement
Sé que el beso con Luciano está durando más de lo que debería durar un “beso falso”, pero es que mis ganas de separarme de él son nulas. Estoy completamente idiotizada con sus labios, con su toque y con cómo me hace sentir. Aun así, todo lo bueno se tiene que acabar. —Eh disculpen, estamos aquí, to
En lo que se cierran las puertas tras de ellos, tengo que acercar mi copa a la de Luciano para chocarla. Lo hacemos en una sonrisa cómplice que se termina al beber de nuestro champagne. ….. Estamos a unos segundos de llegar al departamento de Giana, de ese del que todavía no me he mudado mientras
Ni mi odio masivo a Andrew, me provoca asesinarlo, asesinarlo. Menos que Luciano se meta en semejante problema por ese idiota. Por lo tanto, tengo que detener esta escena antes de que alguien los vea. Voy directo a mi prometido, a tomarlo del brazo. —¡Para Luciano! ¡Está borracho! ¡No sabe lo que h
—¿No ibas a besarme en los labios como retribución? — hablo entrecortada por la excitación que me mata. —Exactamente… — me sonríe antes de perderse entre mis piernas. Lucho por contener mi voz, no hago un buen trabajo en eso. Se me escapa un gemido involuntario, después otro más y otro más. Según