—¿A dónde se fueron? — pregunto al vacío. Mi celular que comienza a sonar en mi cartera, me hace sacarlo. Es una llamada de Luciano. Extrañada le contesto. —¿Qué pasa? — indago. —Te esperamos en la azotea — comenta. —¿Para qué? — digo frunciendo mi ceño. —Tu familia quiso enseñármela amablement
Sé que el beso con Luciano está durando más de lo que debería durar un “beso falso”, pero es que mis ganas de separarme de él son nulas. Estoy completamente idiotizada con sus labios, con su toque y con cómo me hace sentir. Aun así, todo lo bueno se tiene que acabar. —Eh disculpen, estamos aquí, to
En lo que se cierran las puertas tras de ellos, tengo que acercar mi copa a la de Luciano para chocarla. Lo hacemos en una sonrisa cómplice que se termina al beber de nuestro champagne. ….. Estamos a unos segundos de llegar al departamento de Giana, de ese del que todavía no me he mudado mientras
Ni mi odio masivo a Andrew, me provoca asesinarlo, asesinarlo. Menos que Luciano se meta en semejante problema por ese idiota. Por lo tanto, tengo que detener esta escena antes de que alguien los vea. Voy directo a mi prometido, a tomarlo del brazo. —¡Para Luciano! ¡Está borracho! ¡No sabe lo que h
—¿No ibas a besarme en los labios como retribución? — hablo entrecortada por la excitación que me mata. —Exactamente… — me sonríe antes de perderse entre mis piernas. Lucho por contener mi voz, no hago un buen trabajo en eso. Se me escapa un gemido involuntario, después otro más y otro más. Según
Los viajes en metro a hora pico son de lo más pintoresco que te puedas imaginar. Al final del pasillo está ese cantante recolectando monedas y dando notas desafinadas; en el asiento detrás de mí un bebé llorando a gritos y a mi frente dos ancianos peleando sobre política. Luego estoy yo aferrada a
—Disculpa, pero… ¿nos conocemos de otra parte? — pregunto confundida. Su respuesta es sorprenderse y reírse. Eso hace que un par de hoyuelos se marquen en sus mejillas. —¿No te acuerdas de mí? Cursamos Derecho Comercial juntos en la universidad — revela. —¿Lo hicimos? — vuelvo a preguntar confund
Sin el contexto de lo que acabamos de escuchar, estoy segura de que esta oficina parecería el juego del paralizado. Nadie se mueve, nadie respira. Esto incluye a Maite y a mí también. Pero no se aplica a Luciano, por supuesto. —¿Se les paga para andar de entrometidos? — pregunta este de un terrible