¡Un cap sorpresa de sábado les dejó por acá! ¿Se imaginaban esa reacción de Luciano o Marianne? ¿De quién será ese auto? ¡Feliz fin de semana!
A una semana del desastre de la tienda de vestidos de novias, la perversa de la mujer que me gasto como madrastra no ha parado de insistir con que le pasé el nombre de mi supuesto prometido. Pero lo único que he conseguido de esa infame app de citas han sido veinte dickpics, cinco propuestas de sexo
—Nada. Voy al club ecuestre. Es la cena de compromiso de Amanda, mi hermana — explico. —¿Con qué planeas sabotearla esta vez? No me digas que te has rendido, eso sería muy aburrido de tu parte. Le miro con mi lengua pegando de mi mejilla. Me siento ridiculizada, burlada pero ya qué tanto. Más bajo
América, América de Belmonte es el nombre de mi detestable madrastra. Pero es que su nombre lo detesto tanto que trato de no recordarlo. Ese nombre era el que mi madre repetía sin parar enferma, responsabilizándola a ella de la destrucción de su matrimonio. Desde joven lo pude comprender, que más cu
—No seas maleducado Andrew. Él es mi invitado. Vino conmigo — le comunico para que se controle. —Él es tu jefe. No tiene que ir contigo a ninguna parte — impone molesto apenas aguantándose. Ruego mis ojos, y le pasó por el lado por esta escena. —No seas ridículo, contrólate — le susurro cuando pa
Una madrastra en el suelo, un aparente novio que salió de la nada y más alcohol en mi sistema del que debería tener. Ese es un resumen de la escena que estoy viviendo en estos momentos. Con América desmayada, Sergio no tarda en reaccionar. Mi padre la lleva en brazos, más atrás sale gritando y alarm
Ambos salimos del espacio, y caminamos hasta su auto en silencio. Nos montamos en el mismo silencio. —¿Qué fue eso? ¿Qué quieres hacer conmigo? — cuestiono consternada. —Por ahora, llevarte a comer comida de verdad — resuelve arrancando tan fresco como una lechuga. ….. “La comida de verdad” a la
Ser una agente de bienes raíces de un proyecto de tal envergadura como el New Century, requiere de características como elocuencia, distinción, elegancia y mordacidad. Y la verdad es que Marianne Belmonte sólo finge que esos detalles son propios de su identidad mientras vende para llevarse el pan a
—Es cierto que también sabes trabajar bajo presión. No decepcionas, Marianne. —A la larga te acostumbras a cumplir expectativas irracionales. Es el requisito principal de nuestro perfil de clientes — explico con ambos montándonos en el ascensor. Le doy a subir. —Irracional, me gusta esa palabra —