EllieLa cena estaba tomando un buen rumbo. Me estaba sintiendo cómoda en este lugar, sin embargo, la hermana de Vicenzo, Alessandra, no deja de observarme fijamente.Va a ser difícil soportar a esta mujer los siguientes meses.—¿Cómo es que han tenido una relación amorosa por tanto tiempo sin halarle de ello a los demás? —Enarcó una ceja. Sé que esta mujer quiere molestarnos de cualquier forma y no se lo voy a permitir.—Alessandra, en este mundo existen personas que no necesitan contarle sobre su vida privada al todo el mundo —Vicenzo se me adelantó dándole una respuesta rápida—Más cuando el amor que existe entre ambas personas es real, sabes que aquello que es verdadero no necesita ser divulgado.—En eso, puedo darte toda la razón. No todo el mundo debe tener la oportunidad de conocer sobre tu vida privada, y en cierto punto esa decisión puede darte muchas cosas buenas —la señora Vitoria expresó su opinión.Con una sonrisa llena de burla en el rostro, puse una de mis manos sobre la
Vicenzo.Ellie...Mi dulce y preciosa Ellie.Ella es hermosa.Es un pétalo de rosa al que no quiero lastimar.Quiero darle todo y darle esa tranquilidad que nadie más ha logrado darle en toda su vida.Quiero que ella sea mi todo y que ella piense lo mismo sobre mí.La acaricié con lentitud y afecto, concentrándome en la maravillosa sensación que me provocaba rozar mis dedos a lo largo de su piel. La vi sonreír mientras se deshacía por completo y entonces, fue cerrando los ojos hasta caer en un profundo sueño. Nunca me fui de su lado, no pensé en hacerlo porque la calidez que su abrazo me transmitía era capaz de soportarlo todo, y también podía lograr que me olvidara de todos mis problemas al menos por unos minutos.No puedo negar que fue la mejor noche que tuve en toda mi vida. Ellie poseía una belleza muy natural y extraordinaria, así que nada me haría más feliz que descubrirla por completo. Quiero que ella me lo cuente todo y quiero brindarle mi apoyo tanto como me sea posible.Esto
Ellie.El roce que tus manos crean con las mías causa que mi mundo se ponga de cabeza.La forma en la que me miras, me hace pensar en todo lo que empieza a nacer entre nosotros.Siento miedo de descubrir todo lo que nuestros corazones pueden llegar a sentir.—Mi cielo...—Vicenzo cautivó mi atención mientras jugaba con mi cabello—¿Te molesta si me adelanto? Me encantaría hablar con mi amigo antes que lo conozcas. Valentina estará fuera de mi oficina, la cual está en el piso número ocho.—No me molesta —me encogí de honbros—Vete, subiré con lentitud porque deseo conocer un poco más del edificio.—Eres una maravilla, princesa —plantó un beso en mi frente y se alejó de repente. Me quedé de pie allí, y al paso de unos minutos, tomé el ascensor para subir hasta el piso que mi prometido me indicó.Apenas las puertas del ascensor se abrieron, observé a una linda muchacha que tenía un par de hermosos ojos verdes y un precioso cabello castaño corto y bien peinado trabajando en un escritorio.So
Vicenzo.Salí lo más pronto de la oficina dejando a un lado a Ellie porque deseaba alcanzar a Alexander para preguntarle cuál había sido su primera impresión sobre mi futura esposa, para mi buena suerte pude darme cuenta que se encontraba hablando con Valentina. Siempre he pensado que ese hombre se siente extremadamente atraído hacia lo secretaria, puede que se lo pregunte uno de estos días.—Me siento como en una película de romance...—vacileé y mi amigo rodó los ojos—Lo siento si es que estoy interrumpiendo algo entre ustedes dos, esa no era mi intención claramente.—No se preocupe, señor Coppola...—Valentina se acomodó el cabello detrás de la oreja. Sé que estos dos se gustan.—Vale, querida, saldré con mis amigos a cenar esta noche además de mi novia y me estaba preguntando si estás de acuerdo en acompañarnos. Me haría muy feliz que alguien tan importante para mí como tú lo eres nos acompañe y bueno, sé que a mi amigo también le llenará de alegría el que estés allí presente —la in
Ellie.—Escucha, querida, sé que todo puede ser terrible para ti en este mismo instante, pero, necesito que aprendas a identificar tus prioridades —Vicenzo comentó apenas entramos a su oficina y decidí tomar asiento en la silla de su escritorio. A este punto, el llanto ya había terminado y ahora, suspiraba buscando encontrar paz conmgio misma—Eres más importante que toda esa mierda. No tienes que derramar lágrimas por personas a las que no les importa en lo más mínimo si tus palabras le hacen daño. Deja de llorar cariño que a pesar que es complicado, no vale la pena, por supuesto. El que sea tu familia no significa que les debas algo o que debas vivir para ellos al cien por ciento. El amor no te hace sufrir ni te llena de dolor. Si lloras, entonces, eso no es amor.Asentí, con la cabeza baja.—Puede que sea así...—jugué con mis dedos.Escuché que la puerta de la oficina se cerró, dándome cuenta que Vicenzo acababa de salir. Me encogí de hombros y saqué mi teléfono celular para colocar
Vicenzo.Conduje hasta casa, tratando de concentrarme en la carretera y no en la mano de Ellie Stewart jugando con mis pantalones y el inicio de mi cinturón.Busqué las llaves del apartamento en el bolsillo de mi traje y entramos lo más rápido que nos fue posible.-No sabes todo lo que quiero hacer contigo hoy...-mordió el lóbulo de mi oreja-Y si no me has permitido tener sexo contigo en el auto, será mejor que me dejes hacértelo en la bañera.Me mordí el labio traviesamente, mientras la dirigí a la habitación antes mencionada.Fue en ese jodido momento que caí en cuenta acerca que no podía tener sexo con ella en ese estado, porque a pesar que ella deseaba que la tocara, ella por dentro no se encontraba bien y estaba claro que no iba a disfrutarlo. Solo quiero que ella se sienta bien y la única forma de hacerlo es teniendo un momento íntimo en el que podamos hablar de lo que ha sucedido.-Ellie, déjame verte y conocerte. Déjame aspirar a poseerte y a tenerte para mí -entrelacé nuestra
Ellie.No he estado tan feliz en demasiado tiempo, ya ni siquiera recuerdo la última vez que sonreí genuinamente.Quise comenzar el día con el pie derecho.Me desperté muy temprano por la mañana, me vestí lo más pronto posible y cuando fue hora de irnos, nos dirigimos a la oficina para dar inicio a nuestra jornada laboral.Vicenzo entró a su despacho y yo, por mí parte, me quedé en el lugar de Valentina debido a que necesitaba proponerle algo.—Valentina, corazón, Vicenzo me ha dicho que le gustaría darme un escritorio o una oficina para que pueda trabajar cómodamente, sin embargo, si soy honesta quiera trabajar cerca de ti, colocando la mesa acá enfrente. No sé lo que pienses sobre ello, y si mi petición te molesta —fui educada ya que mi intención no era incomodarla en ningún sentido.—¡Por supuesto que no me molesta! Necesito admitir que me he llevado muy bien contigo y que no me hará nada mal contar con la compañía de alguien más mientras estoy en el trabajo —me sonrió escribiendo
Vicenzo.Dejé de escribir en mi computadora portátil en cuanto el sonido de la puerta de la oficina abriéndose me distrajo. Levanté la mirada y me encontré con la mirada altiva de mi hermana, Alessandra Coppola.—Buenas noches, Vicenzo...—arrastró las palabras poniendo su bolso de cuero sobre el sofá y sentándose frente a mí. Busqué una botella de vino para servirle un poco lo más pronto posible.—Buenas noches Alessandra...—voy a ser honesto, no me agrada en lo absoluto que ella esté acá debido a que nuestra relación de hermanos es la peor de todas seguramente—¿Puedo saber qué te trae por aquí? Casi nunca nos vemos y el que vengas a visitarme a mi oficina me resulta extraño en varios sentidos.—Tengo algo que decirte, y es importante, tanto que tuve que venir hasta tu oficina para ser capaz de hablar contigo —farfulló con molestia. Ay, Alessandra eres la única mujer que puede sacarme de mis casillas cuando le dá la gana.Enarcó una ceja y soltó un suspiro.Cuando ella hace aquello, s