Ellie.El roce que tus manos crean con las mías causa que mi mundo se ponga de cabeza.La forma en la que me miras, me hace pensar en todo lo que empieza a nacer entre nosotros.Siento miedo de descubrir todo lo que nuestros corazones pueden llegar a sentir.—Mi cielo...—Vicenzo cautivó mi atención mientras jugaba con mi cabello—¿Te molesta si me adelanto? Me encantaría hablar con mi amigo antes que lo conozcas. Valentina estará fuera de mi oficina, la cual está en el piso número ocho.—No me molesta —me encogí de honbros—Vete, subiré con lentitud porque deseo conocer un poco más del edificio.—Eres una maravilla, princesa —plantó un beso en mi frente y se alejó de repente. Me quedé de pie allí, y al paso de unos minutos, tomé el ascensor para subir hasta el piso que mi prometido me indicó.Apenas las puertas del ascensor se abrieron, observé a una linda muchacha que tenía un par de hermosos ojos verdes y un precioso cabello castaño corto y bien peinado trabajando en un escritorio.So
Vicenzo.Salí lo más pronto de la oficina dejando a un lado a Ellie porque deseaba alcanzar a Alexander para preguntarle cuál había sido su primera impresión sobre mi futura esposa, para mi buena suerte pude darme cuenta que se encontraba hablando con Valentina. Siempre he pensado que ese hombre se siente extremadamente atraído hacia lo secretaria, puede que se lo pregunte uno de estos días.—Me siento como en una película de romance...—vacileé y mi amigo rodó los ojos—Lo siento si es que estoy interrumpiendo algo entre ustedes dos, esa no era mi intención claramente.—No se preocupe, señor Coppola...—Valentina se acomodó el cabello detrás de la oreja. Sé que estos dos se gustan.—Vale, querida, saldré con mis amigos a cenar esta noche además de mi novia y me estaba preguntando si estás de acuerdo en acompañarnos. Me haría muy feliz que alguien tan importante para mí como tú lo eres nos acompañe y bueno, sé que a mi amigo también le llenará de alegría el que estés allí presente —la in
Ellie.—Escucha, querida, sé que todo puede ser terrible para ti en este mismo instante, pero, necesito que aprendas a identificar tus prioridades —Vicenzo comentó apenas entramos a su oficina y decidí tomar asiento en la silla de su escritorio. A este punto, el llanto ya había terminado y ahora, suspiraba buscando encontrar paz conmgio misma—Eres más importante que toda esa mierda. No tienes que derramar lágrimas por personas a las que no les importa en lo más mínimo si tus palabras le hacen daño. Deja de llorar cariño que a pesar que es complicado, no vale la pena, por supuesto. El que sea tu familia no significa que les debas algo o que debas vivir para ellos al cien por ciento. El amor no te hace sufrir ni te llena de dolor. Si lloras, entonces, eso no es amor.Asentí, con la cabeza baja.—Puede que sea así...—jugué con mis dedos.Escuché que la puerta de la oficina se cerró, dándome cuenta que Vicenzo acababa de salir. Me encogí de hombros y saqué mi teléfono celular para colocar
Vicenzo.Conduje hasta casa, tratando de concentrarme en la carretera y no en la mano de Ellie Stewart jugando con mis pantalones y el inicio de mi cinturón.Busqué las llaves del apartamento en el bolsillo de mi traje y entramos lo más rápido que nos fue posible.-No sabes todo lo que quiero hacer contigo hoy...-mordió el lóbulo de mi oreja-Y si no me has permitido tener sexo contigo en el auto, será mejor que me dejes hacértelo en la bañera.Me mordí el labio traviesamente, mientras la dirigí a la habitación antes mencionada.Fue en ese jodido momento que caí en cuenta acerca que no podía tener sexo con ella en ese estado, porque a pesar que ella deseaba que la tocara, ella por dentro no se encontraba bien y estaba claro que no iba a disfrutarlo. Solo quiero que ella se sienta bien y la única forma de hacerlo es teniendo un momento íntimo en el que podamos hablar de lo que ha sucedido.-Ellie, déjame verte y conocerte. Déjame aspirar a poseerte y a tenerte para mí -entrelacé nuestra
Ellie.No he estado tan feliz en demasiado tiempo, ya ni siquiera recuerdo la última vez que sonreí genuinamente.Quise comenzar el día con el pie derecho.Me desperté muy temprano por la mañana, me vestí lo más pronto posible y cuando fue hora de irnos, nos dirigimos a la oficina para dar inicio a nuestra jornada laboral.Vicenzo entró a su despacho y yo, por mí parte, me quedé en el lugar de Valentina debido a que necesitaba proponerle algo.—Valentina, corazón, Vicenzo me ha dicho que le gustaría darme un escritorio o una oficina para que pueda trabajar cómodamente, sin embargo, si soy honesta quiera trabajar cerca de ti, colocando la mesa acá enfrente. No sé lo que pienses sobre ello, y si mi petición te molesta —fui educada ya que mi intención no era incomodarla en ningún sentido.—¡Por supuesto que no me molesta! Necesito admitir que me he llevado muy bien contigo y que no me hará nada mal contar con la compañía de alguien más mientras estoy en el trabajo —me sonrió escribiendo
Vicenzo.Dejé de escribir en mi computadora portátil en cuanto el sonido de la puerta de la oficina abriéndose me distrajo. Levanté la mirada y me encontré con la mirada altiva de mi hermana, Alessandra Coppola.—Buenas noches, Vicenzo...—arrastró las palabras poniendo su bolso de cuero sobre el sofá y sentándose frente a mí. Busqué una botella de vino para servirle un poco lo más pronto posible.—Buenas noches Alessandra...—voy a ser honesto, no me agrada en lo absoluto que ella esté acá debido a que nuestra relación de hermanos es la peor de todas seguramente—¿Puedo saber qué te trae por aquí? Casi nunca nos vemos y el que vengas a visitarme a mi oficina me resulta extraño en varios sentidos.—Tengo algo que decirte, y es importante, tanto que tuve que venir hasta tu oficina para ser capaz de hablar contigo —farfulló con molestia. Ay, Alessandra eres la única mujer que puede sacarme de mis casillas cuando le dá la gana.Enarcó una ceja y soltó un suspiro.Cuando ella hace aquello, s
Ellie.—¿Acaso crees que voy a entrar a una tienda sexual? —Le susurré en el oído, muerta de la vergüenza. No estaba lista para pasar por algo como eso, no importa que haya aprobado entrar en este mundo del BDSM.—Básicamente es una Sex Shop —me interrumpió con una sonrisa de lado.—Es lo mismo, pero, en inglés —le di un golpe en el hombro y lo abracé, intentando ocultar mi rostro sonrojado en su pecho—No tengo cara para entrar a un lugar como este, no me quiero ni imaginar el tipo de cosas que encontraremos allí dentro...—Ellie Stewart no te hagas la inocente. No eres ninguna santa si te atreviste a aceptar ser mi sumisa —me guiñó el ojo—No hallarás más que artículos que puedan ayudarme a darte placer, eso es todo.—Cierra la boca, hoy ha sido un día lleno de emociones —suspiré. Realmente he tenido que entender varias cosas en pocas horas y aunque estoy entusiasmada por conocer todo lo que este hombre tiene para ofrecerme, también me asusta un poco —Nunca en toda mi vida he visitado
Vicenzo.Sé que Ellie no está del todo bien y de igual manera, sé que hay algo que me está ocultando y no la voy a obligar a que me cuente sobre ello, al menos no hoy. Llegamos a casa muy tarde así que no hicimos más que dormir lo más pronto posible.El domingo por la mañana, me levanté muy temprano para poder iniciar mi día leyendo un libro tal como solía acostumbrar, y después de varias horas, me dirigí al dormitorio.—Iré a darme una ducha por si me necesitas —me avisó Ellie y asentí, tomando asiento en la cama y comenzando a navegar en mi teléfono en lo que ella volvía.Después de lo que pareció una eternidad, Ellie terminó de darse un baño y lo supe porque el sonido de la ducha se detuvo. El sonido del tocador abriéndose, el cual habíamos adquirido muy recientemente, causó que regresara a ver, encontrándome con una de las mejores vistas.Ella estaba medio desnuda.Por supuesto, no era como si ya no la hubiera visto en ropa interior o incluso desnuda, no obstante, el conjunto de l