—¡Mierda, Caleb, quédate quieto! —le susurro. Ambos estamos sentados en la mesa. Mi padre esta en la cabecera de la misma. Mi madre a su lado Izquierdo, Benja a su lado Derecho. Yo estoy al lado de mi madre junto con Caleb. Jacinta, como era de esperarse, esta al lado de mi hermano.—Lo siento.—Bueno, ya que estamos todos en la mesa, podemos comer. —dice mamá con una sonrisa.Yo saco de inmediato las papas con mayo. Benjamín siempre se llena el plato con ellas Mi querido hermano, también la toma.—Cuidado —me advierte. Lo fulmino con la mirada, pero él me también me mira así.—Cuidado tú.—¡Por Dios, ya están peleando por la comida! —exclama mi mamá. Pero Benja y yo no dejamos de mirarnos.—Corrección, mamá, solo nos advertimos sobre sacar demasiadas papas mayos. Ya que a tu hijo se le olvida que los demás queremos comer. —corrijo.—Mi hijo es tu hermano, Trinidad.—Ahora mismo, no estoy muy seguro de tener una hermana. —Ya van a empezar —declara papá en un suspiro.—Voy a darle a
Hoy era el primer día que nos verían a Caleb y a mí como novios en el instituto. Alice me había dicho que íbamos a ser el chismesito del día o semana. Y no pude contradecirla, porque en ese lugar de estudio lo único que siempre habían, eran chismes.Caleb iba a pasarme a buscar, pero yo quería ser fiel al plan de irnos por la mañana con Alice y Benja. Aunque ahora se nos sumaba Jacinta. Que iba a nuestro instituto también.La verdad es que no sé cómo hizo Benja para tenerla escondida.Lo sé, era demasiada coincidencia, pero bueno.—Hola mis niños. —saludó mi papá cuando entró a la cocina.—Hola papi. —¿Tu hermano?—¡Benja, por Dios, date prisa! —grito, mi padre ríe mientras me besa en la frente.—¡Qué ya voy!—Se demora más que yo en arreglarse —le digo a mi padre mientras me sirvo unas tostadas con mermelada. Él se sienta a mi lado y asiente.—Se esta poniendo guapo para Jacinta.—Ya la enamoró ¿acaso quiere que ella se de cuenta la clase de bestia que es? Miro a mi padre esperand
—Todos los están mirando.Jared mira hacia todos lados. Estamos en la mesa del comedor, todos juntos;Caleb a mi lado me sonríe.—Están celosos de mí —dice él, yo ruedo los ojos.—Más bien están celosas de mí, sobre todo después del numerito de Alisha.—No sé si tu pene es de oro, hermano, pero varias chicas están fulminando a morena con la mirada —Jared me mira, como si estuviera esperando alguna reacción mala en mí. Me encojo de hombros. Y Caleb es quien responde.—Es que soy muy guapo.—¡Yo también soy muy guapo!Todos en la mesa reímos por la respuesta de Jared. Miro alrededor de nosotros y me doy cuenta de que mi cuñado tiene razón. Varias chicas me dan miradas de odio. No lo puedo creer.¿Cómo es que todavía las mujeres se odian entre ellas por un hombre.Bueno, yo sé que Caleb es "EL" hombre, pero de todas formas me parece mal. Y sé por la mirada de suficiencia que algunas me dan, que harían todo lo posible por separarnos.—Tranquila morena.Miro a Caleb, él me mira serio.—Var
Caleb se mueve como un profesional por el cuadrilátero. Su pecho esta descubierto y sus músculos se marcan con cada movimiento que él hace. Un short acaricia su parte inferior.—¡Vamos Caleb, debes dejarlo en el suelo en menos tiempo! —grita John.Caleb se detiene y lo mira.—Eso podría haberlo hecho en un principio.—Lo sé, pero recuerda que debes darle al menos dos round.Caleb rueda los ojos. Levanta su mirada como si me estuviera buscando y cuando me encuentra, me guiña el ojo. Le tiro un beso en el aire y él sonríe.—Lo siento Bryce.Bryce lo mira sorprendido pero luego abre los ojos sorprendido. Aunque su reacción no es lo suficientemente rápida para repeler el golpe de Caleb.—Pobre Bryce, todos lo noquean —dice Trevor a mi lado.Yo dejo escapar una risita. Camino hacia mi bolso que estaba al lado de la puerta, ya que había estado utilizando la sala de pesas.¡Este culo no aumenta solo!Mis piernas tiritaban y había estado a nada de vomitar todo lo que había comido. Gajes del o
—En serio siento haberme comportado como un idiota.—Esta bien, pero no vuelvas a hacerlo. Yo no soy esa clase de chica, sí, me gusta divertirme pero respeto la exclusividad en una relación.—Te creo.—Ese chico es un imbécil, y los imbéciles no me gustan, además contigo lo tengo todo y un muy buen sexo —digo sonriendo, él sonríe y me alegro de haberle sacado una sonrisa.Es impresionante como ciertas situaciones nos vuelven inseguros en un determinado tema. Y lo entiendo, porque en algunas cosas yo me había sentido así, y quizás aquello hizo que Caleb se cerrara a las relaciones y que ahora se haya comportado de esa forma. Es una media excusa, porque él no puede volver a hacerlo, yo elegí estar con él.—Vivo para darte placer.—Lo sé.—¿Vuelves conmigo? Aún me quedan treinta minutos de entrenamiento.Asiento y tomo mi bolso del suelo. Ambos caminamos de la mano hacia el gimnasio. Al entrar, Dylan me mira con una sonrisa de medio lado y Caleb lo ve porque se tensa. Yo aprieto su mano
Nos veíamos cómo unos jodidos dioses.Caleb y Jared se veían más ardientes que las malditas llamas del infierno. Ambos vestían pantalones negros y camisa negra. Encima de sus hombros colgaban unas telas de color blanco que tenían una cruz bordada y les llegaba solo hasta el pecho. Bueno en verdad, Jane los había cocido a sus camisas y se veían mucho mejor. Además que les daba la soltura para moverse sin que se les estuviera cayendo a cada momento.—Se ven ardientes. Si no estuviera de novia, probablemente habría querido pecar con los dos al mismo tiempo.Caleb abre los ojos y Jared se larga a reír. —¡Dios santo! —dice Jared. Luego mira a su hermano—. Cuide a esta señorita, Catalina, porque usted y yo no somos amigos.Ahora es mi turno de largarme a reír. Pero luego me vuelvo hacia Caleb que nos mira confundido e incluso un poco molesto. Subo mis manos por su pecho y abro un botón de su camisa para dejar un beso.—Era broma. Pero contigo sí quiero pecar.—¿Qué es eso que dijiste? —le
Miro a Caleb, aparte de su cuerpo tenso, en su cara no hay ninguna emoción que indique su incomodidad ante la presencia de Dylan. En mi cara, en cambio, no puedo decir que estoy escondiendo el hecho de que ese ser frente a mí, es de mi agrado, porque no lo es y en estos momentos no voy a fingir una cosa diferente. Quiero que me vea y que se dé cuenta lo poco que me agrada y quizás de esa forma, él desista de lo que sea que pase por su retorcida mente.–Miren que coincidencia, amigos –dice él.Enarco una ceja.¿Amigos?Porque estábamos lejos de ser eso.Además, dudo que él supiera lo que es ser amigo de alguien si usa esa palabra como si no valiera nada.–¿Se conocen? –pregunta Kate mirando de Dylan a nosotros y viceversa.–Por desgracia –respondo. Ella se ve muy confundida, pero no me molesto en explicarle.Dylan en cambio, aún sonríe de forma maliciosa, como si el encontrarse con nosotros aquí fuera lo mejor que le había pasado. Y yo tenía unas ganas tremendas de borrarle esa estúpid
Me asomo por una rendija en la cortina del segundo piso. Al principio, había pensado que era sólo un auto, pero en realidad eran dos camionetas negras. La puerta de una de las camionetas se abrió y de ella bajo nada más y nada menos que Dylan.El jodido Dylan.—Es Dylan.Caleb asiente cuando me doy vuelta hacia él. Jared entra corriendo a la habitación y le entrega un arma a Caleb. Los miro con una ceja enarcada.—¿Y la mía? —preguntó. Ambos se miran y luego Caleb se acerca a mí.—¿Sabes usar una?Entorno los ojos y coloco una mano en mi cadera.—Pues claro que sí. Denme una—estiro mi mano. Caleb duda unos segundos.—¡Caleb, Jared, vengan a abrirme la puerta para que tomemos el té! —grita Dylan.—Mire que a tomar el té, idiota —sisea Jared. Pero yo no le quito la mirada de encima a Caleb, y tampoco bajo la mano, porque quiero que sepa que no me voy a dar por vencida. Somos apenas tres, vamos a necesitar toda la ayuda posible.Dylan dispara hacia arriba y le da a la ventana de la habi