Una persecución digna de Rápidos y Furiosos.

Me asomo por una rendija en la cortina del segundo piso. Al principio, había pensado que era sólo un auto, pero en realidad eran dos camionetas negras. La puerta de una de las camionetas se abrió y de ella bajo nada más y nada menos que Dylan.

El jodido Dylan.

—Es Dylan.

Caleb asiente cuando me doy vuelta hacia él. Jared entra corriendo a la habitación y le entrega un arma a Caleb. Los miro con una ceja enarcada.

—¿Y la mía? —preguntó. Ambos se miran y luego Caleb se acerca a mí.

—¿Sabes usar una?

Entorno los ojos y coloco una mano en mi cadera.

—Pues claro que sí. Denme una—estiro mi mano. Caleb duda unos segundos.

—¡Caleb, Jared, vengan a abrirme la puerta para que tomemos el té! —grita Dylan.

—Mire que a tomar el té, idiota —sisea Jared. Pero yo no le quito la mirada de encima a Caleb, y tampoco bajo la mano, porque quiero que sepa que no me voy a dar por vencida. Somos apenas tres, vamos a necesitar toda la ayuda posible.

Dylan dispara hacia arriba y le da a la ventana de la habi
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