Había llegado el gran día de Caleb.Según él, no lo era pero todos sabíamos que sí.Hoy sería su primera pelea de boxeo y ahora mismo todos estábamos en la habitación que le habían asignado. Bueno, todos eran: Jared, John, su padre y yo. Mi querida suegra llegaría más tarde porque venía viajando.—¿Estás nervioso? —le pregunta Jared. Caleb enarca una ceja.—¿Debería estarlo?—Acabo de ver al otro imbécil, ¡es gigante! —dice, yo me encojo de hombros y Caleb igual.—Sí, es grande pero lento —digo.Él me mira.—¿Cómo sabes?—Porque Caleb y yo fuimos a una de sus peleas —digo sonriendo grande.Hace dos semanas había peleado en un club clandestino y por supuesto que Caleb y yo habíamos ido a verlo, claramente, bien de lejos, pero lo necesario como para ver cada uno de sus movimientos.—Él no tiene nada de lo que preocuparse —digo moviendo la mano.Estaba en el regazo de mi novio, mientras le vendaba ambas manos.—Ves, si ella, la experta en noquear tipos dice eso, le creo —dice mi suegro.
—¿Cuáles son las pruebas en contra de ambos? —pregunta el padre de Caleb.Nos tenían a ambos en la comisaria, mi padre venía en camino y por mientras mi suegro había tomado la representación de ambos.—No tenemos prueba en su contra…—¿Me está diciendo que los han traído, esposados, como unos criminales, solo para hablar?André estaba furioso, y por supuesto que yo también.—Les pregunte la razón y nunca me la dieron, nos trajeron a la fuerza —digo. André se gira a mirarme y se me acerca rápidamente.—Cariño, ¿estás herida?Niego y él asiente dándose vuelta hacia Caleb.—¿Hijo?Caleb niega también.—Nos siguieron hasta el lago y nos tomaron como si fuéramos prófugos.—¿Dónde está Derek? —le pregunta a uno de los policías. Ellos se miran entre ellos claramente incomodos.Lo que no es menor y un claro indicio del abuso de poder.—Él no está aquí…—Quiero ver la orden de arresto, ¡ahora!Los policías vuelven a mirarse entre ellos y la incomodidad de ambos incluso me da pena.—No hay orde
Según John, en la primera fila estaban los mejores patrocinadores, y por tanto a Caleb tenía que gustarle a uno de ellos. No se trataba de dinero, ya que los padres de Caleb bien podrían patrocinarlo, sino que se trataba del prestigio de los mismos. Algunos de ellos tenían gimnasios equipados con máquinas de última generación, todo un equipo de médicos que se enfocaban específicamente en ellos.—Ese que está ahí —me dice apuntando a un hombre grande y serio que a pesar de que estaban sentados, se veía mucho más grande que los demás—. Es el mejor patrocinador, los chicos a los que ha puesto bajo su brazo se han vuelto profesionales reconocidos.Asiento mirándolo.Nosotros estamos sentados frente a ellos con solo el cuadrilátero que nos distancia, estamos todos, dicho esto incluso Ethan está aquí. Lo único raro que encontré es que detrás de los patrocinadores esta Alisha. Quién me ha visto y me ha dado una sonrisa macabra, como si ella supiera algo que yo no.Como diríamos en chile, “te
—¿Qué crees que haces? —pregunto enojada.Alisha iba caminando hacia donde estaba la habitación que le habían asignado a Caleb en el gimnasio de Joel. Ahí podría cambiarse, asearse y lo que quisiera hacer adentro.Ella se da vuelta y me da una sonrisa inocente.—Hola Trini.—Te hice una pregunta.Me acerco más a ella recordando lo bien que se sintió romperle la nariz y lo mucho que me estaba pidiendo a gritos que lo hiciera. Yo no soy agresiva pero ella saca lo peor de mí.—Solo camino por aquí, ¿acaso no puedo? —dice y coloca ambas manos en su cintura—. Porque te recuerdo que este lugar es mío y puedo entrar a donde se me antoje.—Eres patética, ¿lo sabías? Ni todo el dinero del mundo podría cambiar eso.La expresión de Alisha cambia drásticamente y sé que he dado en el clavo. A veces no necesitas usar la fuerza porque las palabras pueden herir aún más y no sanan en un par de días, sino que te persiguen por mucho tiempo.—¿Acaso vas a golpearme? Porque si lo haces, el pobre Caleb ten
Morena parecía completamente eufórica.No. Corrijo.Estaba completamente eufórica. Miraba hacia todos lados y casi no pestañeaba.—Creí que no era la primera vez que ibas a una carrera clandestina —le digo. Ella me mira sonriendo.—No, pero aquí son como en la película, allá es diferente, más flaite, más cuídate o terminas apuñalado.—¿Qué? —pregunto horrorizado al pensar que ella ha estado en lugares así a punto, quizás, de ser apuñalada.Ella mueve su mano quitándole importancia.—Cosas que pasan en Chile.Muevo la cabeza y voy a decir algo pero mi celular vibra con una mensaje de Ethan.Noah está allí, ahora está corriendo pero luego se acercara a ustedes.Entendido.—Noah está aquí, luego vendrá hacia nosotros —le digo.Unos tipos pasan frente a nosotros y le dan una mirada hambrienta a mi chica, ella no se da cuenta porque está muy entretenida mirando la carrera que está ocurriendo frente a nosotros. La pego más a mí y ellos llevan su vista hacia mí que los miro con una expresión
Había llegado el día de la boda de Juliette y Mateo, a quienes yo no conocía, pero por las cosas que me habían dicho, ansiaba conocer. Además que ya dije que me encantan las bodas porque hay mucha comida gratis. Con mi mamá habíamos ido a comprar un vestido, tenía algunos pero no eran adecuados para una boda y teniendo en cuenta que íbamos a una boda lujosa, no quería verme mal.Caleb me había dicho que eligiera un vestido rojo porque según él ese color me favorecía, y que él iría con una corbata roja a juego conmigo. Acepte, porque el color rojo si me favorece.Para qué engañarnos.Y cuando lo vi en la vitrina, me enamoré al instante.Era largo, sin mangas y tenía una abertura en la pierna. Precioso era poco.Obvio que me quedó perfecto, y ahora mismo mientras lo tenía puesto y me miraba al espejo con el maquillaje y el peinado que me hizo mi madre, me sentía muy hermosa.—Te ves hermosa.—Lo sé.Ella ríe y se acerca a mí, coloca sus manos en mis hombros y me mira a través del espejo
¿Han escuchado ese dicho de qué no todo puede ser perfecto?En estos momentos de nuestra vida todo parecía ser realmente perfecto, Caleb cumplía su sueño de ser boxeador y cada vez se acercaba más a las profesionales, yo en cambio estaba teniendo muy buenas notas que me abrirían un buen lugar en una universidad reconocida. Al menos eso me decía André.No habíamos vuelto a tener problemas con el padre de Dylan, y eso en parte porque André había ingresado un recurso de protección en contra del padre de Dylan, ya que nosotros somos menores de edad y no había ninguna prueba en nuestra contra. Aunque ciertas veces veía un auto sospechoso vigilándonos.Pero tal como había dicho Ethan, no había quedado nada que pudiera inculparnos.Solo quedaban dos meses de clases y con los chicos teníamos planeado prácticamente el verano perfecto.Todo iba bien.Iba más que bien…—¿Qué te está molestando? —me pregunta Caleb mientras acaricia mi espalda desnuda.—¿Por qué me preguntas?—Estás callada, tú nu
—¿Qué mierda pasó? —me preguntó Jared saliendo desde la puerta de entrada.—¡Caleb! —escucho a mi madre, pero sólo subo rápidamente a mi habitación y miro con todo el odio que nunca he sentido a Alisha, quien aún tiene la poca decencia de seguir en mi cama.Cierro los ojos cuando veo que esta desnuda y me odio por no recordar nada.—¿Qué hiciste? —le pregunto.Ella me mira como si no supiera de que estoy hablando, como si no hubiera visto a mi morena salir corriendo con lágrimas en sus ojos. Como si no me estuviera matando por dentro.—¡Qué hiciste! —grito.Ella se sobresalta ante la agresividad en mi voz pero no me importa.—¡Mierda, Caleb! —dice Jared desde la puerta.Me paso la mano por el pelo y lo tiro con rabia, agarro la ropa que está en el suelo y se la tiro a Alisha mientras la agarro del brazo y la saco de mi cama sin importarme que este desnuda y que me grita que le hago daño.No me importa.¡Con una mierda que no!—¡Para, Caleb! —dice, no le hago caso y la sigo arrastrando