Prólogo
Era una noche tranquila, un hombre de mediana edad, caminaba de forma tranquila por las calles de Nueva York, eran alrededor de las tres de la madrugada, el Señor Ernest Rander iba de camino a regresar a su casa, cuando fue interceptado por una persona que jamás había visto en su vida.
– Eres Ernest ¿verdad? – Consultó el extraño, antes de continuar examinó completamente al hombre, su cabeza blanca, sus enormes ojos azules, media alrededor de un metro noventa, su cara era huesa, llevaba puesta una chaqueta de color gris, sobre un parto. –“Es medio invierno, es normal que lleve una chaqueta de este tipo”–. Pensó el hombre extraño –. Le pido disculpas por lo que voy a hacer.
– Te envío él. ¿Correcto?
– No me dijeron que le dijera el nombre de la persona, solo me pidieron dos cosas, la primera de ella fue; qué antes de hacer lo que voy a hacer le dijera que todo había sido culpa suya, que fue usted quien obligó a la organización a tomar esta decisión, debido a que usted lo tiene.
El hombre desconocido haciendo énfasis en las últimas palabras sonrió de lado, Ernest lo observó con mucha más atención, estaban en mitad de la calle, y en la ciudad que nunca duerme, había viajado miles de kilómetros la noche anterior para evitar un suceso como el que estaba sucediendo, pero al parecer sus planes habían fracaso. Ahora debía de asumir las consecuencias y tomar las decisiones aptas si quería sobrevivir.
– No sé de qué me estás hablando.– Le respondió el señor Ernest, lo mejor por ahora era fingir que no sabía nada y de que ese hombre se hubiera equivocado, era evidente que no tenía toda la información ya que primero le preguntó si él era Ernest –. Además yo no soy ese tal Ernest, pensé que era el chofer que había enviado mi amigo a recogerme.
– Señor Ernest, conmigo no tiene que fingir, ahora estoy seguro de que es usted. Me dijeron que era un hombre inteligente y que era capaz de hacer cosas increíbles que ninguna persona puede hacer, por eso fue reclutado para la organización, me dijeron que tuviera mucho cuidado, y que no le creyera nada de lo que usted diga.
– ¡Al fin han hecho algo bien! Al parecer han asignado a alguien bastante ágil mentalmente, pero como puedes ver, estamos rodeados por personas en todas las direcciones, entonces me pregunto si de verdad eres tan inteligente como aparentas.
– La verdad… es que acá no va a suceder nada, al menos no si sigue mis instrucciones.
– ¿De verdad crees que solo voy a seguir tus instrucciones con calma? No me digas que eres tan inocente al respecto, la verdad es que soy otro tipo de hombre, no voy a ser una presa fácil.– el señor Ernest había dicho esto en voz alta, tratando de realmente creérselo, era un hombre rudo, pero como cualquier ser humano, no tenía miedo a morir, pero sí al proceso previo, y sabía que estas personas que enviaba la organización no eran personas que solo fueran a cometer un crimen sin más, ellos se divertían en el proceso, por eso siempre eran los mejores, pero estas personas tienen una debilidad, y es que hasta ahora no había ninguna con la suficiente inteligencia para hacerle frente en el don del habla, algo que casi todo el mundo halagaba de forma casi inmediata en él mismo.
– No, nunca pensé que fuera fácil, además a juzgar lo fácil que ha sido encontrarlo, podemos decir que usted no está solo, o al menos ha dejado un rastro sobre sí, para que alguien lo encontrara, algo me dice que usted es un hombre más que precavido, y me han advertido que nunca da un paso en falso, pero hay algo con lo que no contaba; tenemos a su hija.
Al terminar de decir aquellas palabras, el hombre desconocido saco de su bolsillo un teléfono, a juzgar por el modelo, parecía ser desechable, algo para que no pudieran descubrirlo sin importar lo que hicieran, busco unos momentos, mientras que las teclas sonaban un poco mientras que eran presionadas, a pesar de estar rodeados de muchas personas, a nadie parecía importarle la escena, era como si dos viejos amigos se hubiesen encontrado después de muchos años y solo estaban teniendo una reunión amistosa, ellos no estaban tan lejos, estaban a una distancia de un metro escasamente, y a esa hora de la madrugada, la gente difícilmente se fija en dos hombres hablando en una de las aceras de la ciudad. Siguió entonces unos momentos más con el teléfono, hasta que se lo enseñó al señor Ernest, en la pequeña pantalla del teléfono se podía observar una pequeña niña, de unos escasos doce o trece años, con un vestido azul, que terminaba en una especie de tutu como el que usan las bailarinas de ballet, era rubia con los ojos de un color azul claro, la niña solo estaba viendo hacia la cámara, a juzgar por lo que la rodeaba estaban en un centro comercial.
– ¿Su madre? ¿Dónde está?
– Lamento decirle que ella no copero con nosotros, por lo que hicimos lo necesario para tener a la niña bajo nuestra custodia en estos momentos, lamento mucho también tener que informarle, que la policía de Irlanda tardará una buena cantidad de tiempo en encontrar su cadáver, usted tal vez quiera darle un funeral digno, eso también es parte del trato que pienso ofrecerle.
– ¿Por qué no solo me mata?
– Sabe mejor que nadie, que no haría eso, al menos no aún, necesitamos dos cosas de usted, que descifre el código, y además que nos diga donde esta aquello que robo antes de salir de Washington.
– Pero sabe que eso es algo, que sin importar lo que haga, le diré dónde está.
– Es que no importa, su usted no lo hace, estoy seguro de que su hija lo hará.
Antes estas declaraciones, el señor Ernest sabía a qué se refería el hombre que se encontraba delante de él, debía de seguir el juego con la mayor cautela posible si quería sobrevivir, aunque eso era algo que realmente y francamente, era imposible.
Capítulo IMi primer empleo.– Era un día soleado, bajo un árbol tratando de obtener la mayor sombra posible, se encontraba un joven de unos veintidós años de edad, se encontraba en una pequeña plaza de Nueva York, no recordaba su nombre, estaba exhausto, estaba casi por culminar su carrera de derecho en la universidad, y estaba buscando algún bufete de abogados donde podría hacer las pasantías, pero la mayoría de las firmas a las cuales había acudido, no había tenido un resultado positivo, creo que es por culpa de los antecedentes de mi padre, un famoso abogado, que después de haber sido el abogado más importante de nuestro país, cayó en un declive por culpa de un trastorno que le generó un caso de asesinato, lo que casi nadie sabía era que el caso tenía una semejanza increíble con el asesinato de mi abuela, la madre de mi p
Capítulo IIDecepciones y casos complejos.El joven Norman Bech se quedó estupefacto mientras observaba la situación que ocurría frente a él, la asistente le había dicho que el señor Hetming no estaba en el lugar, que no había esperado por él, cuando tenía una cita concertada a un tiempo mucho mayor, por lo que se quedó desconcertado, además de que estaba muy molesto por el hecho de que el señor Hetming lo hubiera defraudado después de haber sido uno de los mejores amigos de su padre, así que estaba realmente furioso.Se dio la media vuelta y se sentó al frente del escritorio de la asistente del señor Hetming, esperaba que ella llegara, le tenía que decir un par de cosas antes de irse, porque no iba a dejar que el señor Hetming saliera tan impune de esto, no al menos que el pudiera hace algo para corregirlo, o al meno
Capítulo IIIPresentaciones.– Pues la socia mayoritaria de la empresa soy yo. Y por eso yo puedo decidir si alguien es parte o no de mi empresa, además, el chico aún no ha conseguido empleo, y estoy segura, que nosotros no somos ni su primera ni su mejor opción, si vino hasta nosotros es porque está tan desesperado como nosotros de lograr algo. – Dijo Michelle molesta, era más que obvio que la actitud de Oliver la estaba sacando de quicio, así que tenía que hacer lo necesario para que las cosas no se fueran a molestias mayores, así que hizo lo que mejor sabe hacer, arqueó su ceja y lo miro con una expresión fría, así Oliver enseguida entendió que estaba en problemas, por lo que debía de controlar a la fiera lo mejor que pudiera.– Amor… – Le dijo en un tono que a Norman le dio mucha risa, sin embargo esta vez logró
Capítulo IVEl inicio de la guerra.– No me interesa quién sea usted, y lo bueno que pueda ser, yo solo quiero hacer mi trabajo sin tener ningún problema con nadie. – Le respondió Norman con un tono hostil, que dejaba muy en claro su posición, y que no iba a dar marcha atrás, que aquello que estaba pasando no dejaría de pasar solo porque Oliver tratara de intimidarlo. Claro Norman solo se refería al hecho de que su trabajo y futuro se encontraba en grave peligro, y había tenido mucha suerte hasta ese momento, el haberse encontrado con Michelle le había devuelto los ánimos, más en el sentido de que aún existían personas que le daban mucho respeto al nombre de su padre y a su apellido, además de que había conseguido un empleo, a pesar de que en parte había sido por la influencia de su padre, seguía siendo bueno para él, au
Capítulo VEntre lobos.– Wow, sabes hablar, al parecer muy bien. Veamos si puedes demostrar lo mismo en un juicio. Ahora solo tenemos dos. Puedes elegir cualquiera de los dos, y sabremos si eres un Bech de verdad, aunque en ese caso terminaras loco, como tu padre. Dijo la Morena mientras que volvía a sonreír tratando de disimular un poco que las palabras de Norman le causaron un impacto muy fuerte.– No hay ningún problema. Además hagamos esto mucho más divertido, ¿eres una de las socias de la firma? – La cuestiono Norman.– Sí, y eso ¿Qué?– Pues hagamos algo, entre los dos casos que hay, usted elige uno, y me lo dará a mí, si logro resolver el caso con una victoria, todas sus acciones pasaran a ser mías, todo firmado de una forma positiva y además con testigos.– ¿Qué?
Capítulo VIEl contrato y las primeras mordidas.– Pues bien, ya que ambas partes hemos aceptado el contrato, esto será un poco distinto a lo que se había planeado, ya que lo aceptamos todos, excepto por la señorita Michelle y los Gemelos quienes obviamente no se encuentra, pero entran otros términos en juego. Si el señor Bech gana, todos los que dimos el voto positivo estaremos obligados a darle el 50% correspondiente a todas nuestras acciones, por lo que en caso de ganar se convertiría en el segundo socio más influyente de la empresa, por debajo de la señorita Michelle por supuesto. – Dijo el señor Argust, dejando a más de uno con la boca abierta.– Pero ese no era el trato, además nosotros perdemos mucho y el pierde poco. – Intervino la Morena.– Nosotros somos 8, él es solo 1, por lo que es mucho más que jus
Capítulo VIILas pizzas.– Sí, está bien, es lo que debemos de hacer. – Respondió el Señor Argust, sacó su teléfono celular y tecleo algunas cosas en la pantalla, y al cabo de no menos de un minuto apareció su secretaria con todos los documentos necesarios.– Perdón por la tardanza Señor. – Le dijo antes de entregarle los documentos, Norman se quedó un poco desconcertado, en menos de un minuto había logrado preparar los documentos solicitados y estaba pidiendo disculpas por haber tomado tan poco tiempo, esto era algo de por sí muy extraño, pero el joven Bech no quiso hacer muchas preguntas al respecto, además el Señor Argus también estaba un poco deseoso por comer un trozo de pizza, así que procedió a decir los términos rápidamente.– Bien, esto se hará en
Capítulo VIIILos casos.Todos se fueron a sus respectivos hogares cuando estaba finalizando el día, pero Michelle antes de irse pasó por la nueva oficina del joven Bech; – Hola. – Le dijo mientras que estaba reposando su cuerpo sobre el marco de la puerta. – Hola, gracias por darme la oportunidad, espero que no allá hecho algunas cosas que no estén bien. Creo que fue un día muy extraño, y ya entiendo el porqué de que tu empresa no está muy bien, una división interna muy fuerte, una cantidad de elementos fuera de contexto que no deben de pasar desapercibidos, pero la verdad es que me estoy muy sorprendido. ¿Desde hace cuánto tiempo las cosas están de este modo? Michelle dio un largo y lento suspiro antes de responder; – La verdad, es que desde que asumí la empresa las cosas han sido así, todo el mundo quiere ser el dueño total, a excepción del Señor Argus y de los gemelos, pero hasta Oliver que es mi prometido trata de desprestigiarme muchas veces, aún no sé cómo es posible que me