En cuanto amaneció, Amelia se preparó y bajó los pisos hasta la planta baja. Aprovechó que la mañana estaba fresca para ir a Central Park. Era la primera vez que iba desde que se mudó a Nueva York y luego a los Hamptons. Tras parar en una cafetería y comprar un Frappuccino de chocolate, se dirigió al césped y se sentó a disfrutar de la soleada mañana.Amelia aprovechó para leer un poco, pero pronto se distrajo cuando su atención fue robada por una madre y su bebé. Un precioso niño de pelo rubio y mejillas sonrosadas que corría torpemente con sus piernas regordetas por el césped. Se reía mientras corría hacia su madre, que lo abrazaba mientras le besaba las mejillas.Sin darse cuenta, Amelia apoyó la mano en su propio vientre mientras se lo alisaba. Podía sentir cómo crecía un poco más, preguntándose si dentro de un rato estaría ella allí, jugando con su bebé. Amelia se sentía cada vez más segura de aquel embarazo. Pero no sabía si podría seguir mintiéndole a Alexander como había est
Sabine dejó a Amelia en el tríplex, dejando la tarjeta de Alexander en una mesita del vestíbulo. Enseguida se despidió y abandonó el lugar.Amelia caminó por el piso, dirigiéndose al espejo que había cerca de las escaleras que llevaban al segundo piso. El vestido que llevaba era rosa claro, todo de seda, con un corpiño estructurado y un sutil escote en pico que daba volumen a sus pequeños pechos. Seguía una estructura hasta la cintura y la falda era completamente suelta, con una larga abertura. Llevaba el pelo más corto, un poco por encima de los hombros, como ella siempre había querido y Barth siempre le había prohibido. El maquillaje resaltaba sus grandes ojos verdes y sus labios rosas adquirían un suave tono rojo.Estaba sencillamente despampanante, como nunca la había visto.Distraída, Amelia apoyó la mano bajo su vientre, acariciándolo suavemente.- ¿Amelia? ¡Ay, Dios mío! - la voz de Helena la sacó de su breve trance al entrar en la habitación-. - ¡Estás espectacular!Amelia so
Amelia aún no podía creer que Alex estuviera caminando. Dentro del coche, se sorprendió a sí misma mirándolo varias veces. Arrastró los dedos por su propio muslo hasta llegar a su mano y se la cogió, entrelazando los dedos con los suyos cariñosamente.- ¿Va todo bien? - preguntó Alex, sintiendo cierta presión en el agarre de sus dedos.- Sí, es que... No puedo creer que estés caminando, Alex. - respondió ella, con los ojos verdes clavados en los azules de él.Amelia llevó su mano libre a la mejilla del hombre, acariciándola.- Y yo tampoco puedo creer que me lo hayas ocultado durante tanto tiempo. - Se quejó, mirándolo ligeramente dolida.- Todos tenemos secretos, ¿no? - replicó Alex, sintiendo cómo Amelia aflojaba el agarre de sus dedos y luego le soltaba la mano.- Sí, los tenemos. - Contestó ella, volviendo su atención hacia la ventanilla del coche, observando las luces de la ciudad.Cuando el coche aparcó frente al Plaza, donde se celebraría el baile, Amelia se sintió especialment
Atravesaron el gran vestíbulo de la Plaza mientras todos los presentes los miraban. Amelia sintió que sus mejillas se sonrojaban de inmediato, sujetando con cierta fuerza el brazo de Alexander. - Amelia, te estás clavando las uñas. - murmuró él en tono dolorido.Ella aflojó el agarre, volviendo los ojos hacia Alex.- Lo siento -dijo-. Todo el mundo está mirando. - comentó ella, sintiendo la mano de él apoyada en su espalda, justo por encima de la cadera.- No pasa nada -dijo él-. No te preocupes. - respondió él, besándole el pelo.- Perdona. Se suponía que debía calmarte a ti, no al revés. - Pronunció ella, encontrándose de inmediato con la mirada comprensiva de Alex.- No te preocupes. - le susurró al oído. - Están mirando porque estoy caminando junto a la mujer más hermosa de esta sala.Amelia sonrió, moviendo la cabeza negativamente.Caminaba a su lado, terriblemente molesta por la gente que los miraba. Deseó poder decirles que miraran a otra parte.A lo lejos, Ethan y Benjamin ca
Henry miró a Alex, que seguía sujetando a Amelia por la cintura. Por fin se había liberado de él, caminando hacia Alexander, que la sostuvo cuando creía que iba a desmayarse.- Amy, ¿estás bien? - preguntó Alex, preocupado por ella.Ella asintió.- ¿Vas a matarla a ella también, Alderidge? ¿Como hiciste con Megan? - preguntó Henry, con la cara aún ardiendo por la bofetada.Alex se acercó a Henry, sujetándolo por la corbata.- No te atrevas a pronunciar el nombre de Megan. - vociferó enfadado.- ¿Te ha contado ya lo que ha pasado? - preguntó Henry mientras dirigía su mirada a Amelia.Ella se acercó y apoyó la mano sobre la de Alex.- Ni siquiera merece la pena el esfuerzo. - Le habló a Alex.Alexander lo soltó, algunas personas a su alrededor ya observaban la escena.Hizo ademán de alejarse, Amelia permaneció a su lado.- También podemos compartir a Amelia, Alex. - Habló Henry, burlón. - Puede que esta vez al mismo tiempo.El puñetazo que Alexander lanzó a Henry fue inmediato. El homb
Alexander la miró fijamente, sintiendo cómo el cuerpo de Amelia dejaba de estar completamente tenso.Le sonrió, besándole la frente.- Ya lo sé. - replicó. - Lo sé desde hace tiempo. - Dijo, notando como Amelia entraba en shock.- ¿Cómo? - Cuestionó ella, dejando de bailar con él.- Amy, no pasa nada. - Intentó tranquilizarla, volviendo a bailar con ella mientras la gente a su alrededor empezaba a mirarle.- Helena me lo contó hace unos días. - Contestó, acercándola aún más a él. - Me lo contó todo.Amelia vaciló, su respiración se volvió pesada y empezó a hiperventilar. Alexander, por su parte, trató de abrazarla, sobre todo cuando oyó el primer sollozo que salía de su garganta.- Amy, no llores. No llores, por favor. - le pidió.- Lo siento, no quería hacerte más daño. - Habló entre llantos controlados. - No quería que volvieras a sentirte traicionada, no después de todo lo que has pasado.Alex rodeó la cara de Amelia con las manos, secándole las lágrimas.- Has pasado por mucho par
- ¿Qué te parece si nos vamos? - preguntó Alex después de besarla, llevaban allí horas.- ¿Estás cansada? ¿Sientes dolor? - Preguntó Amelia con cara de preocupación.Pero Alexander se limitó a sonreír.- Todo va perfectamente. - Contestó llevándose la mano a la mejilla de Amelia y sujetándosela mientras le susurraba al oído. - Pero me gustaría estar a solas con mi novia.sonrió Amelia.- ¿Y quién dice que soy tu novia? - preguntó, enarcando una ceja.- Te lo digo yo. - replicó, deslizando los labios en besos burlones por el cuello de ella-.- No he oído ninguna petición. - susurró ella.- Amelia Jones. - Empezó él, mordisqueándole suavemente el cuello. - ¿Quieres ser mi novia? - preguntó en un susurro ronco, su mirada azul se encontró suavemente con la de ella.Amelia asintió, sonriéndole mientras ponía los ojos en blanco.Alex se levantó de inmediato y la cogió de la mano.Ethan y Benjamin lo miraron sin comprender.- Nos vamos. - anunció. - Amelia está cansada.Ella asintió con la c
La tumbó en la cama, intentando no echar todo el peso de su cuerpo encima de Amelia. Una de sus manos se deslizó por el muslo de Amelia que estaba cerca de su cadera.Acurrucado entre sus muslos, la miró con ojos azules llenos de intensa devoción.- ¿Va todo bien? - preguntó rozando la punta de su nariz con la de ella. - Pararé si tú quieres.Amelia negó con la cabeza, deseándolo tanto como él.- Te deseo. - Susurró contra sus labios, mordisqueando su trasero y chupando. - Estoy segura de ello.Afirmó Amelia, extendiendo las manos por la espalda de Alexander en suaves y delicados arañazos.Él le sonrió, volviendo a besar sus labios hasta el momento en que dejó a Amelia completamente sin aliento. Sus labios recorrieron su mejilla, suaves besos y mordiscos siguiendo un camino hasta su cuello, rozando allí con la lengua y los dientes.Se estremecía de deseo con cada roce de la boca de Alexander y, cuando la mano de él llegó a su pecho, Amy gimió suavemente. Le bajó el sujetador, dejando