—Ya dejaste de amarlo.
—Creo que realmente nunca lo ame. Ahora me doy cuenta que jamás hubiéramos podido ser felices juntos, hizo bien en escogerla a ella —dije mientras miraba a la feliz pareja.
—Lo sé —mire a mi primo confundida —él no era tu verdadero amor, lo supe desde el primer momento en que lo vi, el destino nunca escribió que te quedaras a su lado Cokkie.
Reí.
— ¿Y como puedes saber lo que dice el destino Alejandro? —el me sonrió y debía admitir que el rubio se veía más guapo cuando lo hacía.
—Solo confía en mi Cornelia. Hiciste bien en enamorarte de tu esposo.
LONDRES 1847. RESIDENCIA DE LOS MCDONALL. Me arreglaba lo mejor que podía, tratando de no verme muy coqueta o vulgar. Quería que él me viera hermosa, mi cabello fue recogido y dejando suelto unos mechones que enmarcaban mi rostro, el vestido era de un color cálido que combinaba con lo pálido de mi piel. Shawn me había invitado a su residencia para hablar sobre un asunto muy importante, sonreí al pensar que por fin me propondría matrimonio. No fue si no hace más de unos meses que Shawn Perkins, un americano joven y apuesto vino a Londres a pasar una temporada, mi familia lo conoció en una fiesta formal mientras que yo lo conocí por primera vez cuando el pobre andaba perdido sin saber cómo hallar su residencia, en cuanto pude obtener el valor suficiente para hablarle sin ponerme nerviosa habíamos coincidido en muchos gustos y opiniones. Me había vuelto alguien muy cercana a él, era tierno, educado, dulce y…. me había enamorado completamente y me daba la sensación de que el sentía l
CORNELIAMi madre y yo estábamos en la tranquilidad de la sala, las dos discutíamos sobre la última novela que habíamos leído, eran nuestros momentos madre e hija que las dos siempre disfrutábamos. A Diana le gustaba leer por aburrimiento pero no atraía su atención debatir con nosotras por lo que siempre se iba de compras con alguna amiga. Madre y yo teníamos un carácter tan similar que a veces nuestros debates llegaban a ser un poco acalorados. Escuchamos una puerta ser abierta de forma abrupta y casi azotada.— ¡Familia! —mamá y yo nos miramos para luego correr como yeguas desbocadas hasta la entrada en donde se encontraba el.— ¡Kaidan! —grite de felicidad al ver a mi hermano y corrí hasta el para abrazarlo. Kaidan me cargo recibiéndome entre sus fuertes brazos. Mi hermano mayor había crecido enormemente, ya era casi tanto o más alto que nuestro padre y hasta tenía cierto parecido solo que Kai poseía los ojos oscuros de nuestra madre. —Cokkie a ti fue a la que más extrañé —me de
“EL INICIO DE UNA AMISTAD”.MESES ANTES…SHAWN PERKINS.¿Cómo inició todo? Diré que estaba cansado de américa, cansado de que mi hermano Mile me viera como un niño. Diré que Londres no fue mi primera opción, pero al final había tomado el barco y viajado hasta acá. Al llegar fue un desastre, no conocía absolutamente a nadie, al menos mi hermano había alquilado una amplia residencia para que me hospedara, el problema era que no podía encontrarla.Intenté detener una diligencia pero los muy malditos pasaban de mí, todos tenían caras serias y de no querer que los molestaran, me encontraba perdido, estaba a punto de darme por vencido y mandar todo a la mierda hasta que la vi.— ¿Milord, se encuentra bien?—preguntó con cierto tono de preocupación, usaba gafas redondeadas, su cabello negro recogido en un alto moño, vestido color opaco pero eso no importo ya que sus ojos robaban toda la atención. —Estoy perdido en esta ciudad eso pasa señorita.— ¿A dónde se dirige? —le mostré la dirección,
EL COMIENZO Y FINAL DE UN AMOR”Esperaba con aire impaciente. Se había retrasado, ella siempre era puntual en nuestras citas. Trataba de ser paciente pero ya me comenzaba a ponerme ansioso, hasta que sentí como rodeaban mis ojos unas suaves y finas manos, pude reconocerla por su perfume dulce y suave.— ¿Quién soy? —preguntó con una voz juguetona. —Una señorita que se retrasó para nuestra cita. —tomé sus manos y me voltee para mirarla. —Lo siento, se me hizo difícil escapar de mamá y mi hermana. —sonreí y acaricié su mejilla. —Ya no importa, solo bésame —besarla me hacía sentir eufórico, vivo… enamorado. Junté nuestras frentes y abrí mis ojos. —Me nunca me canso de tus besos Di. Diana sonrió y volvió a besarme. No pensé que una mujer como ella fuera corresponderme, que llegaría a dejarme estar tan cerca de ella, pero lo hizo y me sentía estúpidamente dichoso. Desde el primer encuentro en aquel baile, llevábamos semanas encontrándonos a escondidas de todos. Aunque me sentía mal de
RESIDENCIA PERKINS. LONDRES, PRESENTE. MILEMi hermano me presentaría a toda la familia de la novia en una velada que se organizaría en la casa de los padres de ella. Diré que tenía curiosidad sobre la dichosa Diana McDonall, Shawn solo contaba maravillas de ella, pero yo no podía crearme un juicio sobre ella con solo los argumentos de mi hermano menor tonto y enamorado. Debía mirarla con mis propios ojos para saber si era la dama correcta para Shawn. Solo nos teníamos él y yo así fue siempre desde que nuestros padres fallecieron, quería que el fuera feliz pero con una mujer que lo ame de verdad. Terminé de arreglar mi traje y después de peinar mi cabello. Salí del dormitorio y Shawn me estaba esperando abajo al final de las escaleras y se veía apresurado. —Rápido Mile, no quiero quedar mal frente a los padres de Diana —reí.—Cálmate hermano, aún es temprano. Probablemente seamos los primeros en llegar a la dichosa velada. —salimos de la residencia, afuera nos esperaba nuestra dili
CORNELIADiana junto con su mejor amiga Evie y mi madre habían estado tan ocupadas arreglando los detalles de la boda, yo casi no participaba; me mantenía alejada para no trasmitirles mi actitud agria, respetaba su felicidad y lo que mejor que podía hacer por ella era estar lejos. —Has estado muy pensativa últimamente Cokkie —miré a mi padre.—Claro que no. Estoy como siempre —dije acomodando mis gafas.— ¿En serio? Porque hay un error en estas cifras.—Es imposible —volví a revisar el documento y había cometido un error básico en la cuenta. —Es cierto lo hice, discúlpame padre.—Jamás te equivocas cuando tiene que ver con números y es raro cuando lo haces Cornelia, ¿Que pasa contigo pequeña? —suspiré.—Padre dime algo… &ique
CORNELIA “COKKIE”Pocas eran las veces que la familia Genco salían de su hacienda para venir a Londres, solo en ocasiones especiales como lo era la boda de Diana. Solo habían venido la tía Ariana, sus dos hijas y el hermano mayor Alejandro; su esposo y su otro hijo Héctor se habían quedado para cuidar la hacienda. Todos nos encontrábamos en la residencia McFarlan. Miraba a mi primo y admitía que Alejandro seguía igual de atractivo, podía entender porque Maeve no dejaba de verlo. Alejandro era más grande y fornido que Kaidan, su cabello de un rubio oscuro y sus ojos tan oscuros como los de mi hermano. Ellos dos se encontraban junto a mi padre y mis tíos Alaric y Theo. Mientras que mi madre y sus amigas se divertían conversando, el resto de mis primas estaban dividas en grupo. Diana estaba con Evie, las trillizas como siempre estaban juntas y Maeve estaba conmigo. — ¿Cada día Sabina y sus hermanas se vuelven más altas o solo soy yo? —preguntó Maeve mirando con disimulo a las pelirr
MILE.Los novios ya se habían ido de luna de miel. Muy pronto también tendría que irme a América, no tenía razones para quedarme en esta ciudad que no era precisamente mi favorita. Seguía en mi búsqueda de la novela: “Los amores de Casiopea” de autor anónimo, había pocos ejemplares en el mundo, creí que tendría mejor suerte en Londres pero al parecer estaba por el mismo camino. En la última biblioteca que había visitado ni siquiera conocían la novela y apenas iba saliendo de local, escuché un chillido cuando abrí la puerta. —¡Estúpido! —exclamó esa vocecita que conocía muy bien. —Señorita Cornelia que alegría verla. —¡Después de que me golpeó es lo único que se le ocurre decir! —su pequeña nariz se encontraba roja y me sentí mal por ella, aunque también me provocó gracia. —Lo lamento, pero no pude prevenir que usted entraría al mismo tiempo en que saldría. —Ya no importa, de gracias que mi libro no sufrió daños. —ella traída entre sus brazos un libro de cubierta antigua, pero