SHAWN. Apenas Cokkie se fue volví a la habitación con Di, enterarme de que estaba embarazada me tomó por sorpresa que luego sustituí con alegría. ¡Seria padre! Diana iba a darme un hijo, la vi en la cama con ojeras bajo sus ojos y su tez más pálida de lo habitual debido los malestares que había tenido durante todo el día. Me senté a su lado.—¿Cómo te sientes? ¿Deseas comer algo?—pregunté con dulzura, no me gustaba verla mal de ningún modo. —No has querido probar bocado en todo el día.Ella hizo una mueca de asco.—Creo que apenas coma algo lo devolveré, todo me da nauseas. Tal vez mañana. —sus manos viajaron a su vientre plano y la vi sonreír —Es raro pensar que hay una vida creciendo aquí en mi interior. —Serás una gran madre. Siempre compresiva, dulce.—Y tú un buen padre. —Diana tenía esa manera de mirarlo que como si fuera el único, todo en ella te incitaba a cuidarla, venerarla. Diana era una diosa. Su diosa. —¿Qué sucede Shawn?—Te diré algo y quiero que me escuches hasta el
SHAWN—¡Así que solo huirás! —Solo quiero regresar a Londres. —¡Pues vámonos juntos! No tienes que irte tu sola, compraste un boleto y camarote a mis espaldas. Diana, por dios santo hablemos. —Y lo haremos, pero no ahora. —Es increíble que hagas esto. ¡Pues bien hazlo! —grité colérico. —Hasta pronto Shawn. —ella salió del departamento y se sintió vacío sin su presencia aquí. —¡Maldita sea! —vociferé furioso. Pasé mis manos por mi cabello en acto de frustración. Por supuesto que ella se querría alejar de mí, después de todo me había comportado como un patán. ݞݞݞݞݞݞݞݞݞݞݞݞݞݞݞݞݞMe encontraba solo, bebiendo y lo menos que quería era ver a mi hermano, pero Mile siempre hacia lo que le venía en gana. Vino a la residencia y se paseó por toda la estancia. —¿Qué haces aquí?—Cokkie me dijo que Diana pensaba en irse. —él se sentó frente a mí y me quitó el trago de las manos. —No debiste dejar que tu mujer se fuera. —Se lo debía. Fui un imbécil. —Sí, lo fuiste. —Que grandes palabras
AMÉRICA, NEW YORK. OCHO MESES DESPUÉS. CORNELIA.Mile me abrazaba y todo el tiempo ponía su palma con cuidado sobre mi hinchada tripa, los primeros meses de embarazo se me habían hecho eternos pero había podido superarlo, además que contaba con los consejos de mi hermana, Diana había dado luz a una hermosa niña hace unos meses. —Crece más con cada día que pasa. —comenté poniendo mi mano sobre la de mi esposo. —Ya quiero que nazca. ¿Qué crees que sea? —preguntó ilusionado.—Yo digo que un niño. —Será mi niñito consentido. —Ya debemos ir pensando en algunos nombres, ¿Heronimo?—¡Dios, no! —¡Mile!—Cariño, tu padre me agrada pero no lo suficiente para ponerle su nombre a mi hijo. —Ya verás que cuando lo vea se lo diré. —Que traicionera me saliste esposa —ambos empezamos a reírnos. —Por lo menos ya tenemos decidido de que si es una niña se llamará como tu madre, el nombre Verónica siempre me ha gustado. —Y mi madre te amará el doble, granuja. —Ja, poner celoso a tu padre es mi p
—Ya dejaste de amarlo. —Creo que realmente nunca lo ame. Ahora me doy cuenta que jamás hubiéramos podido ser felices juntos, hizo bien en escogerla a ella —dije mientras miraba a la feliz pareja. —Lo sé —mire a mi primo confundida —él no era tu verdadero amor, lo supe desde el primer momento en que lo vi, el destino nunca escribió que te quedaras a su lado Cokkie. Reí. — ¿Y como puedes saber lo que dice el destino Alejandro? —el me sonrió y debía admitir que el rubio se veía más guapo cuando lo hacía. —Solo confía en mi Cornelia. Hiciste bien en enamorarte de tu esposo.
LONDRES 1847. RESIDENCIA DE LOS MCDONALL. Me arreglaba lo mejor que podía, tratando de no verme muy coqueta o vulgar. Quería que él me viera hermosa, mi cabello fue recogido y dejando suelto unos mechones que enmarcaban mi rostro, el vestido era de un color cálido que combinaba con lo pálido de mi piel. Shawn me había invitado a su residencia para hablar sobre un asunto muy importante, sonreí al pensar que por fin me propondría matrimonio. No fue si no hace más de unos meses que Shawn Perkins, un americano joven y apuesto vino a Londres a pasar una temporada, mi familia lo conoció en una fiesta formal mientras que yo lo conocí por primera vez cuando el pobre andaba perdido sin saber cómo hallar su residencia, en cuanto pude obtener el valor suficiente para hablarle sin ponerme nerviosa habíamos coincidido en muchos gustos y opiniones. Me había vuelto alguien muy cercana a él, era tierno, educado, dulce y…. me había enamorado completamente y me daba la sensación de que el sentía l
CORNELIAMi madre y yo estábamos en la tranquilidad de la sala, las dos discutíamos sobre la última novela que habíamos leído, eran nuestros momentos madre e hija que las dos siempre disfrutábamos. A Diana le gustaba leer por aburrimiento pero no atraía su atención debatir con nosotras por lo que siempre se iba de compras con alguna amiga. Madre y yo teníamos un carácter tan similar que a veces nuestros debates llegaban a ser un poco acalorados. Escuchamos una puerta ser abierta de forma abrupta y casi azotada.— ¡Familia! —mamá y yo nos miramos para luego correr como yeguas desbocadas hasta la entrada en donde se encontraba el.— ¡Kaidan! —grite de felicidad al ver a mi hermano y corrí hasta el para abrazarlo. Kaidan me cargo recibiéndome entre sus fuertes brazos. Mi hermano mayor había crecido enormemente, ya era casi tanto o más alto que nuestro padre y hasta tenía cierto parecido solo que Kai poseía los ojos oscuros de nuestra madre. —Cokkie a ti fue a la que más extrañé —me de
“EL INICIO DE UNA AMISTAD”.MESES ANTES…SHAWN PERKINS.¿Cómo inició todo? Diré que estaba cansado de américa, cansado de que mi hermano Mile me viera como un niño. Diré que Londres no fue mi primera opción, pero al final había tomado el barco y viajado hasta acá. Al llegar fue un desastre, no conocía absolutamente a nadie, al menos mi hermano había alquilado una amplia residencia para que me hospedara, el problema era que no podía encontrarla.Intenté detener una diligencia pero los muy malditos pasaban de mí, todos tenían caras serias y de no querer que los molestaran, me encontraba perdido, estaba a punto de darme por vencido y mandar todo a la mierda hasta que la vi.— ¿Milord, se encuentra bien?—preguntó con cierto tono de preocupación, usaba gafas redondeadas, su cabello negro recogido en un alto moño, vestido color opaco pero eso no importo ya que sus ojos robaban toda la atención. —Estoy perdido en esta ciudad eso pasa señorita.— ¿A dónde se dirige? —le mostré la dirección,
EL COMIENZO Y FINAL DE UN AMOR”Esperaba con aire impaciente. Se había retrasado, ella siempre era puntual en nuestras citas. Trataba de ser paciente pero ya me comenzaba a ponerme ansioso, hasta que sentí como rodeaban mis ojos unas suaves y finas manos, pude reconocerla por su perfume dulce y suave.— ¿Quién soy? —preguntó con una voz juguetona. —Una señorita que se retrasó para nuestra cita. —tomé sus manos y me voltee para mirarla. —Lo siento, se me hizo difícil escapar de mamá y mi hermana. —sonreí y acaricié su mejilla. —Ya no importa, solo bésame —besarla me hacía sentir eufórico, vivo… enamorado. Junté nuestras frentes y abrí mis ojos. —Me nunca me canso de tus besos Di. Diana sonrió y volvió a besarme. No pensé que una mujer como ella fuera corresponderme, que llegaría a dejarme estar tan cerca de ella, pero lo hizo y me sentía estúpidamente dichoso. Desde el primer encuentro en aquel baile, llevábamos semanas encontrándonos a escondidas de todos. Aunque me sentía mal de