Me cambié, me recogí el pelo en una cola no muy perfecta y salí de mi cuarto. Isabel estaba en la cocina mientras se podía escuchar la voz de Hazel viniendo de fuera. Me acerqué a Isabel, estaba batiendo unos huevos para el desayuno. Cuando me vio se quedó quieta observándome.
—¿Qué? —pregunté haciéndome la tonta.
—¿Que qué? Entré esta mañana en tu cuarto y no estabas ¿dónde te metiste?
—Probablemente estaba en el cuarto de baño —aparté mi mirada para que no notara que estaba mintiendo, era pésima haciéndolo.
—No tienes por qué mentirme, —se rió —esa cara tuya lo di
Comimos unos bocadillos que nos trajimos acompañado de zumo de frutas sentados sobre una alfombra mientras escuchábamos música del celular de Isabel. Entre las tantas melodías que sonaron me gustó más la de More than you'll ever know del grupo Boyz II Men, la canción es hermosa y la letra preciosa, te hacía pensar si realmente podría existir un sentimiento como del que hablaban en la canción, me encantaba.Charlamos, nos reímos y lo pasamos a lo mejor que pudimos. Hazel pretendió hacerse el valiente al intentar nadar sin flotadores, pero no le salió, al menos aprendió de qué iba lo de nadar. De todas formas, no había prisa, había tiempo para seguir aprendiendo.De pronto sonó mi móvil dentro de la bolsa y no, no se trataba de una
Pasamos un buen rato allí sentados contemplando el paisaje y observando cómo anochecía ante nuestros ojos.—¿Entonces continuarás la historia que dejamos pendiente? —lo pregunté.—¿Te refieres a la que ya no pude contarte porque te quedaste dormida entre mis brazos? —sonreí y asentí.—Esa misma. Necesito saberlo.—Ya hablaremos de ello.Si me lo había prometido esperaba que lo haría.—Dijiste caramelo cuando nos conocimos ¿por qué?No me esperaba que me hiciera esa pregunta, me quedé ob
Me desperté en la madrugada, debía regresar a mi cuarto por si me buscaba Hazel, estaba apoyada contra el pecho de Alex y se sentía bien. Levanté mi mirada y lo observé, hasta durmiendo era lindo, suspiré mientras admiraba lo perfecto que era.—Me dijiste que no te habías enamorado de mí ¿debo preocuparme? —dijo con los ojos todavía cerrados, me asusté y me incorporé en la cama.—Lo...lo siento —arreglé mi pelo. Él me detuvo con su brazo y se sentó sobre la cama.—Hey, no importa, —sonrió—puedes enamorarte de mí.Sonreí cuando dijo aquello, me tomó la barbilla y me besó.
Y como lo decidió al día siguiente estábamos embarcándonos en la avioneta que nos llevaba de vuelta a la ciudad. Jack, el conejo, iba con nosotros en una jaula para conejos.Cuando llegamos nos estaban esperando Eric y Alfred quien traía el auto. Bajamos del auto y los saludamos. Alex se tomó unos minutos para hablar con su amigo aparte mientras Alfred introducía nuestras cosas en el maletero. De pronto Alex se acercaba a Hazel y se inclinaba a su altura.—Oye hijo, te quedarás hoy en la casa de tu tía Érica y así pasas tiempo con Sam, hay algo que quiero enseñarle a Freya ¿te parece?—Sí papá.—Buen chico —le dio un beso en la frente y se puso
Escuchamos las voces de papá y Alex en el salón y parecía que estaban llevándose bien. Los alcancé y efectivamente se llevaban bien mientras bebían observando las fotos que estaban colgando de la pared, fotos nuestras.—Os quedareis a cenar al menos ¿cierto? —habló mi padre, sé que era su forma de castigarme por no haberle hablado de la boda—Tu cuarto sigue igual que cuando la dejaste, podéis quedaros allí esta noche.Miré a Alex y él me miró a mí, eso no estaba planeado.—Por su puesto —contestó Alex, no entendía por qué le seguía el juego.—Papá, él tiene que trabajar.
Había amanecido ya, sentí la mano de Alex acariciando mi rostro, sonreí y abrí los ojos para encontrarme con los suyos que me observaban intensamente. Recorrió su pulgar desde mis pómulos hasta mi barbilla.—Buenos días—depositó un tierno beso en mis labios antes de contestarme.—Muy buenos días.Me acurruqué contra su pecho y acaricié su perfecto dorso, cerré los ojos y respiré hondo.—No me dijiste cómo encontraste este lugar ¿te lo dijo mi hermana?—No, fue tu cañado.—¿Iván? —lo miré algo sorprendida &mda
Durante el desayuno estuvimos charlando y riéndonos hasta que llamaron a la puerta.—Iré a ver quién es—se ofreció Mary.Se levantó de la mesa y se dirigió a abrir la puerta.—Hijo, has venido. —la oímos decir, que yo sepa, ella solo tenía un hijo— Pasa, te encantará ver Freya, está aquí.Nos quedamos con la mirada en la puerta esperando a ver al que tenía que entrar, yo aún más tenía curiosidad y con razón, pero cuando entró me quedé completamente sin palabras.—¿Eddy? —no sé cómo me sentí al descubrir que el que me robó el b
Iba a contestarlo, pero apareció Alex por la puerta y no parecía nada contento.—¿Nos vamos ya? —me preguntó sin apartar la mirada de Eddy.—Claro, voy por mis cosas—los miré, no se quitaban la mirada el uno del otro—.no os peléis por favor— supliqué.—Descuida.Me lo había prometido, podía ir tranquila. Entré en la casa a despedirme de mi padre con un abrazo y de Mary que parecía preocupada preguntándome sobre mi caso con su hijo, pero la dije que no pasaba nada grave para que no se preocupara. Entré a mi habitación para recoger mi bolso y del comedor recogí la flor y la nota la puse en mi bolso con una sonrisa, quería