Capítulo treinta

Abrí la puerta y miré por el pasillo asegurándome de que nadie me veía. Cerré mi puerta y llamé a la suya, no contestaba así que decidí entrar.

—Alex— lo llamé. No estaba en la cama, cerré la puerta tras mí.

Escuché la ducha, estaba prendida, debía estar bañándose, deposité las botas a un lado de la habitación.

—¿Freya? — me asusté al escucharlo pronunciar mi nombre.

—Ah...sí, yo… —muy bonito, esta era yo balbuciendo otra vez, cerré los ojos y maldije. —Creo que volveré en otro momento.

Me di la vuelta con la intención de ma

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