Elian estaba convencido de eso y de que debían actuar con cautela para que antes de ese día el Turco no notara nada extraño y siguiera tan confiado en sí mismo que encontrarlo con la guardia baja.

Evan supo que Elian tenía razón, debía dejarse de sentimentalismos y miedo y actuar con la cabeza fría, a veces para conseguir un fin hay que arriesgar algo en el camino y ese riesgo valía la pena con tal de ser libres del fantasma que arrastraba su futura esposa, ese hombre era un peligro para todos los que considerara un peligro. Ese hombre no se pondría ver si se trataba de un amigo o enemigo, arrasaría con todo y todos de ser necesario.

— ¿Tienes idea de lo que sucederá si se le antoja desaparecer?— preguntó Elian levantándose solo para quedar frente a su amigo — ¿Crees que le temblará el pulso en matar a tu madre? Luego irá a por tu padre y su esposa y por supuesto tú, Lia y tu hijo, no dejará a nadie que pueda identificarlo. — centró la mirada en la de su amigo y suspiró —Ni siquiera c