Alanna. Entramos en la mansión con una sensación de cansancio después de un largo día en el arroyo. Necesitaba darme un baño urgente para refrescarme después de tanto sol. —Estás roja, es posible que tu piel se broncee luego de este día —comentó Dorian. —Tú no te quedas atrás —reí. Me extrañaba no haberme cruzado con nadie de camino a mi habitación, ni siquiera con algún sirviente. —¿No te parece todo muy silencioso? —indagué. —Para nada —Negó—. Por otro lado, iré a bañarme y te espero en el comedor, ¿vale? Te daré tu regalo —Se detuvo frente a mi habitación. Yo lo miré con diversión porque pensé que su regalo había sido pasar el día conmigo, pero me di cuenta de que tenía algo más en mente. Se inclinó para tomar mi mano y darle un suave beso que me pareció eléctrico. —Por supuesto, querido. —Nos vemos, entonces —Se despidió. (...) Al abrir la puerta del comedor, me encontré con un silencio inusual y las luces apagadas. ¿Qué había pasado, ¿dónde estaba Dorian? De repente,
Dorian.Teníamos que regresar con los SilverMoon para debatir en qué haríamos con mi hermano, aunque posiblemente mi madre insista en tenerlo preso.Alanna la pasó de maravilla en su cumpleaños, tanto así que terminó ebria con un solo vaso de alcohol que bebió.—Fue un gusto haberlos conocido —dije, dirigiéndome a mis suegros.—Espero que vuelvan pronto —comentó Laia, con una amigable sonrisa.Ya ella se veía mucho mejor a comparación de los primeros días. Su piel agarró color y sus brazos ya no estaban delgados.—Ya traerán a Kayn, yo me aseguraré de llevarlos —Apareció Caleb, ajetreado—. ¿Están listos?—Por supuesto —declaró Alanna, preparada—. ¿Y estará despierto? No vaya a ser que se vuelva loco. Estábamos hablando de Kayn, era obvio que iba a intentar lo que fuera para liberarse o evitar que volviéramos a la manada, pues todo el peso de la ley le caería encima, por así decirlo. —Sí, estará despierto, pero tranquila, no podrá hacerte daño —aseveró. —Alanna, vuelve pronto, por f
Alanna.Todavía seguía en shock por lo que sucedió con Kayn en plena entrada de la mansión. Estaba apoyada en la ventana, mientras papá conducía el auto por el camino que tenía el bosque.Era increíble cómo ese hombre prefirió morir antes que enfrentar la justicia o ver a su madre una última vez.—Dorian, no te vayas a preocupar por lo que escucharon los demás, yo me encargaré de aclarar la situación sin involucrar tu secreto —comentó papá, conduciendo.—Le agradezco mucho su preocupación, Caleb, no sabe lo sorprendido que estoy por lo que hizo mi hermano —confesó mi mate, él iba de copiloto.—Las personas tienden a tomar las peores decisiones cuando están acorraladas —alegó, pero su voz sonaba tranquila—. Aunque no imaginé que existiera una magia similar.—Mi madre le puso una atadura para evitar que rebelara nuestro secreto, le fue fácil ya que Kayn compartía su misma sangre —explicó Dorian, mirando a papá de reojo.—¿Crees que a Krista le afecte? —pregunté, frunciendo el ceño.Desp
Alanna.Al final, la manada se enteró de la muerte de Kayn, pero prefirieron no participar en su entierro. Solo estuvimos Dorian, Krista, Jhon y yo, pues Sofía tampoco quiso.Lo único que hicieron fue enterrarlo en el cementerio y ya, no duramos mucho tiempo. Era extraño, pues no me imaginaba que el cuerpo de Kayn al final regresara a su hogar.Después de eso, quedé en ir a la cabaña de Sofía para pasar la noche, y Dorian estuvo de acuerdo. Me comentó que estaría con su madre para consolarla.Toqué la puerta y una muy emocionada Sofía me abrió.—¡Mujer! Al fin llegas, tienes que ver lo que te preparé —Me empujó para que entrara.—No tengo prisas.—Sé que me perdí tu cumpleaños, pero quise hacerte algo hecho a mano como regalo —expresó, llevándome hasta el centro de su hogar, donde había una mesa con un pastel pequeño encima.—¿Lo hiciste tú sola? —pregunté, asombrada.Era de puro chocolate y estaba decorado con unas letras que decían: feliz cumpleaños.—Obvio, no contraté a nadie, eh
Dorian.—Madre, ¿puedes sentirlo? —pregunté, frunciendo el ceño.Ambos estábamos en la cabaña que quedaba cerca del templo, justo en la habitación donde yo tenía todos mis documentos relacionados con Umbra.Alanna estaba en el pueblo, por lo que no tenía de qué preocuparme. Mi madre asintió en respuesta, preocupada.—Tal vez los miembros más fuertes como Jhon también puedan sentirlo, deberíamos hacer una reunión para avisarles a todos —comentó, con una mano en la cintura.Junté ambas manos encima de la mesa, viendo los distintos folletos y dibujos hechos a lápiz de mis antepasados acerca de cómo se veía el artefacto y cómo quedó Umbra después de dejar de ser un druida.Había un poder maligno que emanaba del templo, por eso deduje que era él. Mi madre también podía sentirlo.—Es posible que su liberación se adelante y no sea cuando lo predije. Puede que incluso Umbra aparezca el próximo mes —argumenté, trazando una línea en una hoja con el mapa del templo.—¿Crees que ya haya absorbido
Dorian.Una fuerza invisible me capturó los pies, evitando que pudiera moverme.—Mmh, da igual, este tipo ya no me sirve así que no lo necesito —Lo lanzó hacia mí, y como pude hice que mi cuerpo detuviera el impacto del suyo.—¡Bryan! —exclamé.Palmeé su rostro para asegurarme de que siguiera vivo. Sus ojos estaban vacíos, como si le hubieran quitado el alma y su boca solo pudo soltar un suspiro con dificultad.—Te lo regalo —se burló Umbra, dándose la vuelta—. Aunque, si no le dan los cuidados adecuados, es posible que muera en unos días —Sacudió su mano.—¡Eres un infeliz!—Vaya, nunca me había sentido tan bien al escuchar un insulto hacia mí —expresó—. Nos veremos pronto, alfa, y veremos quién de los dos prevalecerá.Sentí que me clavó sus ojos, si es que tenía. Bryan estaba entre mis brazos, agonizante por todo lo que había pasado en su encierro.El humo empezó a desaparecer, pero mi garganta picaba tanto, que tuve que levantarme para tratar de rascarme con mis manos. Se me estaba
Alanna.—Oye, ¿no crees que has estado actuando extraño? —le pregunté.Decidí encarar a Dorian porque llevaba días evitándome y yendo seguido al pueblo, pidiéndome que no lo siguiera y me quedara en casa.Nosotros empezamos a vivir como antes, en la cabaña cercana al templo.—¿De qué hablas? —cuestionó, confundido.Se sentó en el sofá y encendió la televisión que recién compró para que yo tuviera algo de entretenimiento cuando él se iba.—Dorian, me has dejado sola, ¿se puede saber qué ocultas? —Puse ambas manos en mi cintura luego de apagar el televisor.Estaba teniendo una punzada que me daba cierta inseguridad, porque no podía pensar otra cosa que no fuera el hecho de que tenía a otra mujer.¿Tan rápido se cansó de mí?¿Me estaba engañando?—Princesa, sabes que te amo, ¿verdad? —Se levantó, buscando mi cercanía.—¡No vas a convencerme esta vez! —exclamé, empujándolo con mis manos—. Puede que los días anteriores haya funcionado, pero esta vez es diferente.Siempre me dejaba llevar p
Alanna.Me asomé por la ventana cercana a la puerta y la luna llena iluminaba el bosque con un resplandor plateado, creando sombras danzantes entre los árboles. Yo veía el cielo a través de la ventana de la cabaña, hasta que una silueta familiar me hizo fruncir el ceño.Una figura femenina estaba esperando, su boca entre abierta y su aliento notorio salía de ella por el frío nocturno. Parecía que la angustia la consumía. Las lágrimas se mezclaban con el sudor en su rostro, pero no se detenía.Me preocupé tanto que no dudé en quitar el seguro de la puerta para abrir y recibirla. Me sorprendió su visita inesperada, pero su expresión destruida me tenía consternada.—¡Sofía! ¿Qué pasa? —pregunté, al ver el estado de mi amiga.Sofía se lanzó en mis brazos, sollozando y dejando salir toda su agonía. Tuve que abrazarla con fuerza, tratando de transmitirle calma a como diera lugar.Algo malo le había pasado.Tenía tantas preguntas en mi cabeza del por qué se encontraba en ese estado.—Oh, Ala