Laia.Caleb me había cubierto los ojos y no sabía por dónde estaba caminando. Solo sentía la brisa golpear mi rostro y un olor a agua salada llenó mis fosas nasales.—Sorpresa —dijo.Abrí los ojos con asombro.—Me sigo preguntando, ¿cómo carajos llegamos a Hawái? —cuestioné, frunciendo el ceño.—Estuviste durmiendo durante todo el trayecto, así que no te diste cuenta. Fue fácil —explicó.Estábamos en un espacio abierto frente al hotel en donde nos hospedamos. La vista hacia el horizonte era agradable.—No dejas de sorprenderme, Caleb. ¿Eso de ahí es donde harán el luau? —señalé el lugar.—Así es, llegamos justo a tiempo para el show —respondió, tomando mi mano.Ambos llegamos al luau justo cuando el sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos naranjas y rosados. La música hawaiana resonaba en el aire, acompañada por el suave murmullo de las olas rompiendo en la orilla cercana.Yo iba con un vestido azul de lino que se movía con la brisa, presioné la mano de Caleb mientras nos a
*Unos meses después* Laia. —Es un saludable niño —comentó Eliezer, con mi pequeño en sus brazos. Él y los sanadores me habían ayudado a dar a luz de forma natural porque no me daba tiempo de llegar al hospital, ya que el más cercano estaba a más de una hora de la mansión. El sudor empapaba cada zona de mi cuerpo, estaba exhausta y con mucho cansancio por el parto. Fue el dolor más desgarrador que había experimentado en mi corta vida, pero valió la pena luego de ver a ese pequeño bebé. —Es mi hijo, ¿no? —cuestionó Caleb. Él estuvo todo el tiempo a mi lado, tomando mi mano como símbolo de apoyo. Inhalé hondo, la garganta me ardía un montón, pero todo mi mundo volvió a la normalidad cuando Eliezer lo colocó en mis brazos. —Es diminuto, no puedo creerlo —sonreí, acariciándolo. Estaba un poco moradito, aunque ya los sanadores lo habían limpiado un poco con toda la sangre que salió. Le habían puesto una ropita que le quedaba adorable. Parecía un muñequito. —¡¿Ya podemos entrar?! —L
Zoé.Por fin había llegado mi cumpleaños número dieciocho... Y él me dejó una carta en la puerta de mi habitación. Inflé mis mejillas, no podía creer que se hiciera el misterioso ese día, si ya teníamos bastante confianza por nuestra amistad.Laia y Caleb estaban preparando una especie de fiesta para celebrar mi mayoría de edad, aunque yo les había dicho que no hacía falta, ellos insistieron. Me dispuse a leer la nota. «Te espero en el lugar donde Laia y Caleb se casaron, tengo una sorpresa para ti»—¿Quién te crees? —bufé.Arrugué el papel y lo tiré. Terminé de arreglarme con la ropa que usaba de costumbre, una camisa holgada y unos jeans pegados a mis piernas.Ashton se había vuelto un gran amigo para mí, pero a veces hacía cosas que alteraban los latidos de mi corazón, por ejemplo: esa nota. Nuestro vínculo estaba claro, era lo que más me ponía nerviosa. ¿Qué planeaba ese tonto? Salí de la mansión para ir a donde me pidió, en el camino me encontré con Laia, quien estaba arregla
*Cinco años después* Una mujer con poderes de loba se encontraba preparando todo para la fiesta de cumpleaños número cinco de su pequeño. La rubia de ojos miel estaba más que contenta porque los últimos años habían estado llenos de felicidad, estrés, y sobre todo, mucho amor por parte de su pequeña familia. —Laia, ¿por qué no dejas que las sirvientas se encarguen de todo? —cuestionó el alfa de la manada, tomándola de la cintura. —¿Dónde dejaste a Alanna? —reprochó la mujer—. Creí haberte dicho que la cuidaras mientras yo me ocupaba. —Está con Zoé y Ashton, le gusta pasar tiempo con ellos y hasta suele decirle tíos, ¿sabías? —respondió el castaño, soltando un suspiro. —Y eso que solo tiene dos años —dijo Laia, risueña—. Bien, ¿por qué no buscas a Bryan? Necesito oír su opinión acerca del pastel. ¿Crees que se ve bien? El hombre a su lado detalló la decoración que le puso su esposa al pastel de su hijo. Lo consideraba infantil, pues se trataba de una caricatura de lobos parlantes
Sinopsis: Alanna ShadowMoon siempre supo que su destino estaba marcado, siendo hija de un alfa formidable y una madre que en su juventud fue la loba suprema. Sin embargo, cuando su poder de loba despertó, descubrió que su mate era Kayn, el alfa más frío y despiadado de todos. Kayn no dudó en rechazarla públicamente, destrozando su corazón de una forma cruel e implacable.El dolor de Alanna se intensificó con el recuerdo del momento en que un ente maligno secuestró a su hermano Bryan cuando ella no tenía poderes, no pudo hacer nada para salvarlo. Desesperada por el rechazo de su mate y la presión de rescatar a Bryan al ver que la depresión en su madre no mejoraba, Alanna se embarca en una peligrosa misión a través de los oscuros y misteriosos rincones del bosque.En su travesía, conoce a Dorian, un alfa sabio y comprensivo de una manada desconocida y oculta. Dorian está en busca de los secretos del Corazón de la Tierra, un poderoso artefacto que podría estar vinculado al secuestro de B
Alanna.—¿Q-qué? ¿Y quién es? —interrogué, en un balbuceo.—Deberías venir... Tu padre está hablando con él —explicó, con seriedad en su mirar.Me giré y me di cuenta de que papá no estaba por ningún lado, lo cual me sorprendió ya que hace nada estaba ahí.Apreté los puños con fuerza. Lo más probable era que mi mate quisiera llevarme con él, era lo normal cuando aparecía el vínculo.—Está bien, iré con él —dije.Me despedí de Marta con una sonrisa y Zoé la abrazó con uno de sus brazos como pudo. Caminé en dirección a la entrada de la mansión, y en el camino me topé con varios conocidos que saludé con un movimiento de cabeza.Mi mate... Me preguntaba quién sería.Cuando llegué, mi padre era el único de los ShadowMoon que estaba ahí y frente de él habían dos hombres desconocidos y con una figura intimidante.Me acerqué a ellos porque seguro estaban hablando de mí.—Papá —hablé, presionando la tela de mi vestido con mis dedos.—Alanna —Él se giró—. Tal vez no lo conozcas, pero él es Kayn
Alanna.Esos ojos amarillos me pusieron nerviosa, pero no en el buen sentido. Sabía que ese hombre se descargaría conmigo.—Desnúdate —ordenó.Quedé perpleja ante su orden. ¿Qué carajos le pasaba por la mente? ¿Estaba loco?—¿D-disculpa? —Me ofendí—. No voy a ser parte de tu juego infantil.Él gruñó en frustración.—No te estoy dando la capacidad de decidir, Alanna —dijo—. Si no lo haces, te mataré y jamás volverás a ver a tu familia.Abrí los ojos.Su amenaza era contundente, ya que se acercó a mí y sus afiladas uñas se apoyaron en mi cuello. Un solo movimiento lento bastó para cortar un poco y que la sangre comenzara a salir.Mi sensor de peligro se activó, a pesar de que se trataba de mi mate. Un vínculo casi irrompible por el que cada persona era obligada a proteger a la otra a toda costa.¿Por qué él no?—Desnúdate.Sabía que quería humillarme ante toda su manada para dejarles en claro que nadie podía desafiarlo o les sucedería lo mismo. El público estaba callado, sin objeciones.
Alanna.Llegué de nuevo a la mansión ShadowMoon después de la humillación que me hicieron pasar. Mi maquillaje se había corrido por las lágrimas y mi padre esperaba con preocupación en la entrada.—¡Alanna! ¿Qué te ha hecho? —cuestionó, sosteniendo mis hombros—. Ahora mismo voy con mis hombres.—No, papá. No vale la pena preocuparse por él —dije—. Ya no tenemos ninguna conexión, estoy bien.Forcé una sonrisa.—No me puedes engañar, Alanna... —comentó, colocando su palma sobre mi mejilla—. Él me informó que haría el ritual de rechazo, pero no pensé que sería capaz de humillarte.—¿C-cómo?—Recuerda que puedo leer tu mente, hija. Estás destrozada. Lo siento tanto, no debí de haberlo permitido —Se lamentó, y las arrugas aparecieron en su expresión.Había olvidado que papá tenía el poder de la telepatía, cosa que casi ningún alfa poseía en la actualidad. Bajé la mirada con decepción.No era su culpa.—Fui una tonta al creer que el alfa más cruel sería capaz de cambiar por nuestro vínculo