Leyó en voz alta:
Querida y adorada nieta, estoy bien y me alegra saber que tu estas bien. Fue un fuerte impacto saber que tus padres fallecieron, pero yo si mi niña. Estoy deseando poder verte de nievo y abrazarte, por eso te invito a venir al rancho “El orgullo J.M” te estaré esperando mi niña el día que desees venir, solo avísame con tiempo para enviar una persona a recogerte al aeropuerto. Te echo de menos. Te quiere la abuela.
—Está bien Mel. Y me invito a pasar unos días en ese rancho, entonces tú y yo hagamos las maletas de una vez.
—Un momento. ¿Qué pasa con la casa? ¿Y tus negocios? tú no puedes dejar todo así tirado, tienes responsabilidades. Demonios, no podía viajar y dejar todo tirado así sin más. Debía ser más responsable.
—Tienes razón organizare todo para que podamos viajar lo antes posible.
—¡De acuerdo, te ayudare con la casa!
Dicho aquello ambas mujeres se pusieron manos a la obra. Tres días después Megan respondió a la carta de abuela informándola que tenía que organizar sus asuntos de negocios en Atlanta para poder ausentarse un tiempo, que en tres días salía su vuelo para San Antonio especificando la hora de salida y de llegada para que las fueran a recoger.
—Muy bien, y ahora que se supone que voy a llevar para ese fulano rancho.
—Tienes mucha ropa refinada y de marca Megan. No creo que te sirvan de mucho.
—Pero no tengo nada más, tal vez un par de chores y unas blusas de algodón.
—¡Necesitas vaqueros!
—Hmm… tengo una idea, como ya no tengo tiempo para salir de compras veamos tu armario y escogemos algunas prendas que me sirvan.
—¡Pero si yo uso ropa muy sencilla Megan!
—Y eso es lo que necesito… vamos a ver que te sobro, somos de la misma talla así que no tendremos problemas. Cuando regresemos te quedas con mi ropa la que no he usado.
—Pero como vas a usar mi ropa, no creo que este bien eso.
—Está bien no hay problema, se ve muy cómoda. Además tienes muchos vaqueros, mama nunca me dejo comprar uno.
Megan armo su maleta con más pertenencia de su amiga Melisa que las de ella misma. Su vuelo salía al día siguiente, había dejado instrucciones en el banco, todo se lo harían saber al abogado de la familia y la casa estaba al cuidado de su mayordomo y del abogado.
—Estoy nerviosa Megan. ¡Nunca he subido en unos de estos aparatos!
—Tranquila no pasara nada, será un vuelo tranquilo. Allá no quiero que me llames señorita Blake, solo Megan de acuerdo se tu misma conmigo.
—Pero, ¿por qué? No quieres que sepan que eres rica y de buena familia.
—No es eso, solo que esa no soy yo la chica rica y de buena familia. Soy sencilla y común como cualquier mujer. Este viaje para ese rancho me ayude mucho. Quizás y podamos montar.
—Nosotras no sabemos montar Megan.
—Aprendemos, allá debe haber muchos cowboys guapos que estén dispuestos a enseñarnos. Le dio un codazo en son de broma.
—¿Un vaquero atractivo? ¿Crees que alguno se pueda fijar en mí?
—Claro que sí, ¿por qué lo dudas? Tu eres muy guapa, ojala yo tuviera esos ojos azules y tu cabello rubio.
—Pero si tu cabello castaño es muy lindo Megan, deberías dejártelo suelto más seguido.
—Es muy largo. Bueno nos quedaremos en San Antonio por unos días, si un vaquero te propone tener una aventura tenla, dicen que ellos son muy ardientes.
Dijo Megan golpeándola con el codo en las costillas de su amiga.
—¡Y toscos!
—¿Quién te ha dicho eso? Pregunto la rubia ceñuda.
—Pues el señor Holmes, dice que son muy rabiosos y que siempre están de muy mal humor, también les gustan que todo se haga a su manera.
—Tal vez el señor Holmes exagera un poco Mel, sabes cómo es el. Cuando noto que desayuda en la cocina casi que le daba un infarto. No creo que los vaqueros de ese rancho sean unos cavernícolas. ¡Oh vamos es la llamada de nuestro vuelo!
—De acuerdo, pero si me enamoro será tu culpa, y regresaras sola a casa.
—¿Bromeas?, no me dejaras sola en esa casa enorme. Además todo lo que dije fue en broma.
—Cuando el amor toca la puerta, la toca Megan.
Mientras caminaban hacia la salida para abordar el avión Megan iba refunfuñando.
—Ni se te ocurra enamórate y quedarte, eres mi amiga Mel.
—¡Oh vamos! no sabes lo que nos depara en ese rancho. Seguramente habrá un montón de vaqueros horribles y panzones o desgarbados.
Ambas amigas entraron riendo al avión en busca de sus asientos. Megan había comprado billetes de primera clase para que pudieran conversar a gusto en el camino y más tranquilas. Ya que ambas estaban hechas un mar de nervios.
—Bueno si mi abuela nos invitó eso quiere decir que el dueño no le importa que pasemos unos días allí.
—¿Crees que tu abuela tenga algo con ese señor?
—Espero que no, porque si ese es el caso no podre traerla de regreso.
—Creo que estamos sacando conclusiones precipitadas, es mejor que esperemos al llegar.
—Estoy nerviosa Mel, hace tantos años que no veo a mi abuela.
—Todo saldrá bien, no te angusties.
Eso esperaba se dijo Megan mientas veía como despegaba el avión que la llevaría con su adorada abuela.
—Mi nieta llegara en un par de horas, ¿a qué horas iras por ella?
—Bueno estaba pensando que Rodrigo fuera a por ellas. Le daré mi todo terreno para que regresen más cómodos.
—¿Y por qué no las vas a recibir tú mismo?, eres el dueño de este rancho.
Cuál sería la diferencia, no tenía muchas intensiones de buscar a una joven que con la que quizás no se la llevara bien. Y si luego comenzaba a quejarse de regreso al rancho que por si el calor y el polvo, no estaba de humor para soportar berrinches.
—Rodrigo estará bien, él puede encargarse de la situación. Le diré que prepare un aviso con el nombre de tu nieta para que se puedan identificar.—Hmm... ¿Qué te pasa? Es que no te agrada la visita de mi nieta. Te incomoda que pase unos días aquí con nosotros. Le acuso viéndolo a la cara fijamente.—Claro que no, ¡es absurda tu pregunta! Tengo mucho trabajo me voy, regreso más tarde.—¡Bien como quieras! Y que Rodrigo no corra mucho cuando la traiga de regreso.—Si de acuerdo. Dijo saliendo de la casa, luego Grisell observo por la ventana como Jack le daba instrucciones a Rodrigo y seguido este se subió al coche de Jack y salió disparado por el camino de tierra que conectaba con la carretera para San Antonio.Por lo menos su nieta no estaría esperando tanto en el aeropu
—Mucho gusto señorita Blake. Bienvenida a mi casa, puede quedarse el tiempo que guste.—Muchas gracias Jack. Pero llámeme Megan por favor. Ella es mi amiga Melisa.—Encantado de conocerla Melisa. —Gracias, señor Jack.—Entonces porque no entramos y nos refrescarnos con una limonada bien fría. Vamos Rodrigo debes estar sediento. Los invito Grisell.Las mujeres siguieron dentro de la casa mientras Rodrigo y Jack bajaban las maletas.—¿Solo estas dos? Pregunto asombrado, él se esperaba un arsenal de maletas.—Sorprendido ¿no?, con que una citadina malcriada. Riéndose a carcajadas.—¡Eres idiota! Como demonios iba a saber que sería una mujer madura, Grisell siempre hablaba de ella como si fuera una niña.&mdash
—No lo hago por mal mi niña, pero algunos hombres les hace falta un empujón de vez en cuando.—Es cierto Megan, así son algunos hombres de duros. Por cierto, señora Grisell ¿ese cowboy está soltero? Ese tal Rodrigo.—¡Melisa no empieces! La riño su amiga.—¡Oh! parece que te ha gustado Rodrigo ¿eh? Te diré que él es todo un don Juan, se ha ganado esa reputación porque ha tenido novias en todos lados, menos aquí en el rancho. ¡Así que si le has puesto el ojo mi querida niña ten mucho cuidado!—Melisa ese hombre puede romperte el corazón.—Es cierto, si tú le has gustado seguro que irá a por ti. Y más si sabe que no te quedaras. Le dijo Grisell.—¡Debes ser precavida Mel por favor! Sabes que no nos
—Rodrigo ven conmigo. Le grito de lejos.—Claro patrón ¿Qué ocurre? Le dijo levantándose rápidamente.—Nada, solo que Grisell quiere que cenes con nosotros.—¡Oh vaya!, así que fue Grisell. Porque me parece que ella te riño para que vinieras por mí.—¡Cállate! Grisell piensa que si quieres acercarte a Melisa que no deba meterme.—Y así es. No es de tu incumbencia, ella realmente me gusta.—Tú, eres un don Juan te gustan todas las mujeres que se te cruzan por el camino.—Que pasa Jack, no me catalogues así. Puedo ser un hombre que quiera sentar cabeza. ¿Tu cuando piensas hacerlo?—Eso no es asunto tuyo.—Vi como mirabas a Megan, ella si es que guapa, todos hablan de ella. &iques
Todos estaban sentados en la mesa del comedor, Melisa no paraba de hablar con Rodrigo y Grisell conversaba con todos a la vez. Pero Megan estaba en silencio y cruzaba los dedos para que nadie se diera cuenta de su labio. Mientras ella estaba angustiada el cretino de Jack estaba como si no hubiera pasado nada. Como se atrevía a besarla y de paso amenazarla con hacerlo de nuevo. Era un bruto, un sexy bruto arrogante.—Hija porque estas tan callada, ¿te sientes bien?—Estoy bien abuela, solo que estoy cansada, después de cenar me gustaría irme a la cama si no les importa.—Hmm claro que no mi niña. Grisell la tomo de la cara y se la alzo mirando su labio, abrió los ojos como platos y luego miro a Jack de reojo. –Es mejor que subas a descansar de una vez.Megan no entendía porque su abuela no había hecho ningún comentario sobre
—Eres una mal mentirosa citadina.—¿De qué rayos hablas?—Ya me voy, que descanses.Salió de su habitación dejándola más nerviosa de lo que ya estaba, su primera noche allí y ya el dueño la había besado y manoseado. Lo que menos imagino al llegar a San Antonio era conocer a un vaquero sexy que la besara el mismo día de su llegada sin previo aviso, y ni siquiera se la llevaban bien. Tendría que arreglársela para evitarlo los días próximos. Se cambió de ropa y se metió en la cama, no pensaría más en ese Jack abusador.Mientras tanto en la habitación siguiente Jack no paraba de dar vueltas en la cama, al salir de la habitación de Megan entro en la suya pensando lo que había hecho ¿A dónde quería llegar con aquello? No podía negar
Pero a él que más le daba que todos se enteraran que la había besado, al final era un simple beso que no se volvería a repetir.—Claro. Mi amigo Jack a usted le gusta esa mujer, desde que la viste te gusto es mejor que no te lo niegues a ti mismo.—Y que si me gusta, es una mujer hermosa.—Claro que lo es. ¡Bueno ya me voy deben estar esperándome ya!¿Qué podría hacer? Evitar a esa mujer o seguir molestándola para ver a donde iba a parar todo aquello, no es que se quejara porque besarla y tocarla le despertaba el instinto salvaje que llevaba por dentro. Deseaba hacerle el amor a Megan.—¡Oh que hermosas son! Exclamo Melisa ante la belleza de las dos yeguas que tenía delante.—Si Rodrigo son muy bellas, ¿y son mansas?—Claro que sí, les tra
—Bueno muchachas mañana las llevare a dar otra vuelta.—Muchas gracias Rodrigo. Le dijeron las féminas al unisonó.Entraron en la casa y enseguida las recibió Grisell con una bandeja con limonada y galletas.—Hola abuela, estamos sedientas.—Volvieron muy pronto ¿Es que Jack le ha puesto trabajo al pobre de Rodrigo?—No. Bueno más bien el llego hasta donde estábamos buscándolo porque había una vaca que tenía complicaciones para parir o algo así.—Entiendo, mañana será otro día. Aquí les prepare una limonada, mientras esta el almuerzo.—Muchas gracias señora Grisell.—¿Pero el paseo fue bueno o no?—Claro que lo fue, Rodrigo es un excelente guía. Exclamo fascina