Pero a él que más le daba que todos se enteraran que la había besado, al final era un simple beso que no se volvería a repetir.
—Claro. Mi amigo Jack a usted le gusta esa mujer, desde que la viste te gusto es mejor que no te lo niegues a ti mismo.
—Y que si me gusta, es una mujer hermosa.
—Claro que lo es. ¡Bueno ya me voy deben estar esperándome ya!
¿Qué podría hacer? Evitar a esa mujer o seguir molestándola para ver a donde iba a parar todo aquello, no es que se quejara porque besarla y tocarla le despertaba el instinto salvaje que llevaba por dentro. Deseaba hacerle el amor a Megan.
—¡Oh que hermosas son! Exclamo Melisa ante la belleza de las dos yeguas que tenía delante.
—Si Rodrigo son muy bellas, ¿y son mansas?
—Claro que sí, les tra
—Bueno muchachas mañana las llevare a dar otra vuelta.—Muchas gracias Rodrigo. Le dijeron las féminas al unisonó.Entraron en la casa y enseguida las recibió Grisell con una bandeja con limonada y galletas.—Hola abuela, estamos sedientas.—Volvieron muy pronto ¿Es que Jack le ha puesto trabajo al pobre de Rodrigo?—No. Bueno más bien el llego hasta donde estábamos buscándolo porque había una vaca que tenía complicaciones para parir o algo así.—Entiendo, mañana será otro día. Aquí les prepare una limonada, mientras esta el almuerzo.—Muchas gracias señora Grisell.—¿Pero el paseo fue bueno o no?—Claro que lo fue, Rodrigo es un excelente guía. Exclamo fascina
—Yo me divierto a mi manera.—¿Y cuál es esa manera? Pregunto Mirándola fijamente a la cara.Le dio un vuelco al corazón cuando la penetrante mirada de Jack se posó en ella, todas sus terminaciones nerviosas estaban comenzando a colapsarse. Su mirada la dejo helada sin saber que responder, ¿por qué se sentía así cada vez que él estaba cerca de ella? De pronto noto que el inclinaba la cabeza, la iba a besar y ella se lo iba a permitir.—¡Aquí están! Se vieron interrumpidos por Rodrigo y Melisa que se aproximaban. Megan salió del trance y rogaba porque sus mejillas sonrojadas pasaran desapercibidas.—¿Has estado aquí sentada toda la tarde? Le pregunto su amiga a Megan, estaba tan nerviosa para responder sentía el calor del cuerpo de Jack y había una especie de tensi&oacut
—¿Hacen muchas fiestas aquí? Pregunto dándole un sorbo a su cerveza.—Hoy es el cumpleaños de la esposa del dueño, por lo general no es tan ruidoso el bar.—Entiendo, es muy bonito por dentro.—¿Qué esperabas, una taberna de mala muerte?—¡Claro que no! Confieso que no me esperaba algo así lujoso para estar tan aislado del todo.—Nosotros también vivimos bien Megan.—¿Qué quieres decir con eso?—Que no solo en la ciudad se puede vivir bien.—Eso ya lo sé, no hace falta que me lo digas. ¡Creo que me juzgas sin conocerme Jack!—En ese caso déjame conocerte Megan.Su petición le helo la sangre, aquellas palabras susurradas en su oído la dejaron
—¡Ella está conmigo!—Yo la veo bastante aburrida, y esta es una fiesta.—¿No me has oído? Ella viene conmigo.—Deja que sea ella quien responda.Jack la miro con el ceño fruncido esperando su respuesta, ¿que podría pasar si aceptaba bailar con aquel desconocido?, no estaba segura de querer provocar la paciencia de Jack ya que su forma de responder era algo tosca. Pero si no aceptaba la invitación le estaría dando a Jack poder sobre ella, y ellos no tenían nada para que él se comportara de esa forma posesiva con ella. Le daría una lección por portarse como un idiota.—No me importa bailar un rato. Le dijo al vaquero, le extendió la mano complacido por la respuesta de Megan.—¿Qué crees que estás haciendo? Tomando la otra mano de Mega
El deseaba volverla loca con cada rose de su lengua, y Megan se sentía fascinada por la manera que él, la estaba tratando. Su cuerpo estaba húmedo y su centro femenino era una mar desbordándose entre sus piernas y las sabanas.—¡Oh Jack, ven a mí por favor! Le suplicaba.—¿Dime qué quieres Megan?—¡Hazme el amor vaquero! Le susurro sin pudor.—Muy bien, sabrás como hace el amor un vaquero de Texas.Se colocó entre sus piernas pasando su lengua húmeda por su centro femenino empapado de pasión, ella abrió las piernas completamente para el disfrutando de la lengua experta de Jack. No sentía pena, ni vergüenza, deseaba a ese hombre y lo tenía en su cama y entre sus piernas probando de su néctar. Megan no podía aguantar tanto placer, dejándose llev
—Lo siento Mel pero nos vamos mañana.—¿Pero por qué tan pronto? Quisiera salir más con Rodrigo.—¡Lo siento! Se levantó y subió las escaleras hasta su habitación.—Genial y yo que pensaba que le estaba agradando estar aquí, ayer la vi divirtiéndose en la fiesta.—No podemos hacer nada, ha tomado su decisión.—¿Y usted se quedara?—Por supuesto que si me quedare. Si mi nieta quiere verme tendrá que venir hasta aquí.—Yo no sé si quiero irme.—Entonces toma una decisión.—No lo sé, no quiero parecer que me quedo por Rodrigo.—Solo tú puedes tomar tus decisiones.El día paso como un relámpago, Megan paso ca
El que pensaba mantenerse alejado de ella, y ahora resultaba que Grisell tenía otros planes para él. La puerta de su cuarto estaba entre abierta así que entro sin tocar, era más que imposible que estuviera desnuda así que no dudo en entrar.—Hola, ¿estás lista para ese baño? Le dijo metiéndose las manos en los bolsillos.—Le dije que no te molestara con esas cosas.—¡Ya! Pero ya estoy aquí, así que te llevare al baño.—Si supongo que sí. Le dijo encogiéndose de hombros.—¿Mi presencia te molesta?—No te sientas tan importante.—Anoche no parecía que te molestara mucho. Le dijo acercándose a ella.Como se atrevía pensó Megan, era un idiota.—Solo fue una
La llevo al dormitorio y la deposito en la cama, estaba empapada y helada los dientes le tiritaban.—Tengo mucho frio, en ese cajón tengo otro camisón color rosa.—Toma. Le tendió el camisón. – ¿Quieres que te prepare un té?—No estoy bien así. Creo que la fiebre me bajo y hora tengo es hipotermia.—¡No exageres! Tocándole la frente para confirmar si aún seguía caliente, pero estaba helada. Ya no tenía por qué estar más allí, la razón le decía que saliera de allí lo antes posible, otra parte de su cuerpo se negaba a obedecerlo. Sentándose a su lado le dio un abrazo para ayudarla a entrar en calor.—¿Qué haces? Le pregunto nerviosa por el contacto.—Intento ser un buen anfitrión.&m