—Yo me divierto a mi manera.
—¿Y cuál es esa manera? Pregunto Mirándola fijamente a la cara.
Le dio un vuelco al corazón cuando la penetrante mirada de Jack se posó en ella, todas sus terminaciones nerviosas estaban comenzando a colapsarse. Su mirada la dejo helada sin saber que responder, ¿por qué se sentía así cada vez que él estaba cerca de ella? De pronto noto que el inclinaba la cabeza, la iba a besar y ella se lo iba a permitir.
—¡Aquí están! Se vieron interrumpidos por Rodrigo y Melisa que se aproximaban. Megan salió del trance y rogaba porque sus mejillas sonrojadas pasaran desapercibidas.
—¿Has estado aquí sentada toda la tarde? Le pregunto su amiga a Megan, estaba tan nerviosa para responder sentía el calor del cuerpo de Jack y había una especie de tensi&oacut
—¿Hacen muchas fiestas aquí? Pregunto dándole un sorbo a su cerveza.—Hoy es el cumpleaños de la esposa del dueño, por lo general no es tan ruidoso el bar.—Entiendo, es muy bonito por dentro.—¿Qué esperabas, una taberna de mala muerte?—¡Claro que no! Confieso que no me esperaba algo así lujoso para estar tan aislado del todo.—Nosotros también vivimos bien Megan.—¿Qué quieres decir con eso?—Que no solo en la ciudad se puede vivir bien.—Eso ya lo sé, no hace falta que me lo digas. ¡Creo que me juzgas sin conocerme Jack!—En ese caso déjame conocerte Megan.Su petición le helo la sangre, aquellas palabras susurradas en su oído la dejaron
—¡Ella está conmigo!—Yo la veo bastante aburrida, y esta es una fiesta.—¿No me has oído? Ella viene conmigo.—Deja que sea ella quien responda.Jack la miro con el ceño fruncido esperando su respuesta, ¿que podría pasar si aceptaba bailar con aquel desconocido?, no estaba segura de querer provocar la paciencia de Jack ya que su forma de responder era algo tosca. Pero si no aceptaba la invitación le estaría dando a Jack poder sobre ella, y ellos no tenían nada para que él se comportara de esa forma posesiva con ella. Le daría una lección por portarse como un idiota.—No me importa bailar un rato. Le dijo al vaquero, le extendió la mano complacido por la respuesta de Megan.—¿Qué crees que estás haciendo? Tomando la otra mano de Mega
El deseaba volverla loca con cada rose de su lengua, y Megan se sentía fascinada por la manera que él, la estaba tratando. Su cuerpo estaba húmedo y su centro femenino era una mar desbordándose entre sus piernas y las sabanas.—¡Oh Jack, ven a mí por favor! Le suplicaba.—¿Dime qué quieres Megan?—¡Hazme el amor vaquero! Le susurro sin pudor.—Muy bien, sabrás como hace el amor un vaquero de Texas.Se colocó entre sus piernas pasando su lengua húmeda por su centro femenino empapado de pasión, ella abrió las piernas completamente para el disfrutando de la lengua experta de Jack. No sentía pena, ni vergüenza, deseaba a ese hombre y lo tenía en su cama y entre sus piernas probando de su néctar. Megan no podía aguantar tanto placer, dejándose llev
—Lo siento Mel pero nos vamos mañana.—¿Pero por qué tan pronto? Quisiera salir más con Rodrigo.—¡Lo siento! Se levantó y subió las escaleras hasta su habitación.—Genial y yo que pensaba que le estaba agradando estar aquí, ayer la vi divirtiéndose en la fiesta.—No podemos hacer nada, ha tomado su decisión.—¿Y usted se quedara?—Por supuesto que si me quedare. Si mi nieta quiere verme tendrá que venir hasta aquí.—Yo no sé si quiero irme.—Entonces toma una decisión.—No lo sé, no quiero parecer que me quedo por Rodrigo.—Solo tú puedes tomar tus decisiones.El día paso como un relámpago, Megan paso ca
El que pensaba mantenerse alejado de ella, y ahora resultaba que Grisell tenía otros planes para él. La puerta de su cuarto estaba entre abierta así que entro sin tocar, era más que imposible que estuviera desnuda así que no dudo en entrar.—Hola, ¿estás lista para ese baño? Le dijo metiéndose las manos en los bolsillos.—Le dije que no te molestara con esas cosas.—¡Ya! Pero ya estoy aquí, así que te llevare al baño.—Si supongo que sí. Le dijo encogiéndose de hombros.—¿Mi presencia te molesta?—No te sientas tan importante.—Anoche no parecía que te molestara mucho. Le dijo acercándose a ella.Como se atrevía pensó Megan, era un idiota.—Solo fue una
La llevo al dormitorio y la deposito en la cama, estaba empapada y helada los dientes le tiritaban.—Tengo mucho frio, en ese cajón tengo otro camisón color rosa.—Toma. Le tendió el camisón. – ¿Quieres que te prepare un té?—No estoy bien así. Creo que la fiebre me bajo y hora tengo es hipotermia.—¡No exageres! Tocándole la frente para confirmar si aún seguía caliente, pero estaba helada. Ya no tenía por qué estar más allí, la razón le decía que saliera de allí lo antes posible, otra parte de su cuerpo se negaba a obedecerlo. Sentándose a su lado le dio un abrazo para ayudarla a entrar en calor.—¿Qué haces? Le pregunto nerviosa por el contacto.—Intento ser un buen anfitrión.&m
—Buenos días patrón, voy a llevar a Megan a su despacho.—¡Buenos días! Si cuando termines regresa al trabajo Rodrigo. Le dijo serio, se caló su sombrero giro sobre sus botas y se marchó con grandes zancadas.Rodrigo dio un silbido burlón.—¡Sí que esta de muy mal humor hoy! Dijo Mientras camina por el pasillo has las escaleras.—¿A qué se debe su mal genio? Pregunto Melisa mirando a su amiga de manera sospechosa.—¡Yo que voy a saber! Rodrigo lo conoce mejor que nadie.—¡Me parece que esta celoso!—Eso es la mayor tontería que he oído. Dijo Megan.—El patrón es muy posesivo. —¿Qué quieres decir con eso? Le pregunto Megan, acaso Jack era posesivo con ella.
—Hola doctor qué bueno que tuvo tiempo de venir.—Si Jack me dijo que era realmente urgente que revisara a su nieta que se encontraba muy mal.—Bueno mal como tal no está, pero si está muy pálida y débil. Casi no prueba bocado y siempre está durmiendo.—Bueno vamos a ver qué es lo que le pasa.El doctor estuvo a solas con Megan por más de una hora, todos estaban en la espera en la sala. Después de un largo rato escucharon pasos en la escalera y todos se pusieron en pie esperando el resultado.—¿Y bien doctor? Pregunto Jack impaciente.—Bueno ella no tiene nada malo. Esta perfecta, solo necesita comer bien, tomar líquido y algunas vitaminas que ya le recete.—¿Bien? Exclamo Jack. –Pero si está más pálida que un cad&aacu