—Buenos días patrón, voy a llevar a Megan a su despacho.
—¡Buenos días! Si cuando termines regresa al trabajo Rodrigo. Le dijo serio, se caló su sombrero giro sobre sus botas y se marchó con grandes zancadas.
Rodrigo dio un silbido burlón.
—¡Sí que esta de muy mal humor hoy! Dijo Mientras camina por el pasillo has las escaleras.
—¿A qué se debe su mal genio? Pregunto Melisa mirando a su amiga de manera sospechosa.
—¡Yo que voy a saber! Rodrigo lo conoce mejor que nadie.
—¡Me parece que esta celoso!
—Eso es la mayor tontería que he oído. Dijo Megan.
—El patrón es muy posesivo.
—¿Qué quieres decir con eso? Le pregunto Megan, acaso Jack era posesivo con ella.
—Hola doctor qué bueno que tuvo tiempo de venir.—Si Jack me dijo que era realmente urgente que revisara a su nieta que se encontraba muy mal.—Bueno mal como tal no está, pero si está muy pálida y débil. Casi no prueba bocado y siempre está durmiendo.—Bueno vamos a ver qué es lo que le pasa.El doctor estuvo a solas con Megan por más de una hora, todos estaban en la espera en la sala. Después de un largo rato escucharon pasos en la escalera y todos se pusieron en pie esperando el resultado.—¿Y bien doctor? Pregunto Jack impaciente.—Bueno ella no tiene nada malo. Esta perfecta, solo necesita comer bien, tomar líquido y algunas vitaminas que ya le recete.—¿Bien? Exclamo Jack. –Pero si está más pálida que un cad&aacu
—¿Se te perdió algo? Jack la había pillado mirándolo sin descaro, no tuvo otro remedio que levantarse toda apenada y mirar hacia otro lado.—¡Metete en el baño! Busco su bata y se la puso, cuando Jack se había metido en el balo y todo estaba despejado abrió la puerta. –Abuela buen día ¿Qué ocurre? Estaba profundamente dormida.—Ya veo, llevo un buen rato tocando pensé que te había pasado algo.—Abuela estoy bien. ¡Es más muero de hambre!—Eso sí que me agrada, te preparare un buen desayuno, déjame hacerte la cama. Megan sí que duermes terrible mira esa cama nada más, las sabanas en el piso y las almohadas. Oh por Dios la cama estaba hecha un desastre total.—Déjala abuela yo misma la puedo hacer.<
—Tenía trabajo de hacer Jack, no andaba de paseo. ¿Querías que las espiara?—Bueno no sería mala idea, porque presiento que algo traman.—Estas paranoico Jack. Porque no reconoces que Megan te mueve el piso.—¡Ya puedes irte!Todos estaban empeñados en que le confesara lo que sentía por Megan, pero si lo hacía que iba a pasar luego. No sabía lo que ella sentía por él, porque hacer el amor es una cosa pero los sentimientos que puedan albergar cada uno es otra cosa.—Abuela te trajimos un montón de cosas que vimos en San Antonio.—Eso quiere decir que se divirtieron.—Si también almorzamos en un lindo restaurant, disculpa si no hemos llegado a tiempo.—Descuida mi niña aun aquí nadie ha comido, pero igual
—Claro te entiendo. Se levantó de la silla sintiendo que perdía algo muy valioso.—No te sientas ofendida Megan, no lo dije con esa intensión. Tu eres una mujer muy bella pero…—Si lo sé, no soy de tu territorio. Solo soy una citadina que no sería capaz de adaptarse a este rancho y esta vida.—Solo lo dije porque vi como era el matrimonio de mis padres, ambos eran de aquí y su matrimonio fue ejemplar. Pienso que una mujer de ciudad le costaría adaptarse a una vida así, teniendo que dejar las comodidades que tenía.—¡Claro ya! Soy una estirada y nada más. Déjalo Jack.—Escúchame nosotros podemos…—¿Sabes Jack? Subiré a mi habitación y descansare un rato, esta conversación a terminado y todo lo que paso entre nosotr
Ambos entraron en la habitación y una cama enorme ocupaba la mayor parte del cuarto donde él la tendió, en esos momentos ella solo llevaba un camisón de seda con encaje que le marcaba su figura, iba descalza y con el cabello suelto y para más placer ella olía a cerezas. Le subió el camisón dejándola completamente desnuda.—¡Eres una mujer muy hermosa, Megan!Ella no le contesto, solo lo miraba con aquella mirada tan dulce que muy pocas veces él lograba ver en ella cuando estaban juntos, se desprendió de su ropa, se inclinó sobre ella y la beso nuevamente mientras que ella lo sujetaba de la nuca para poder dar profundidad al beso. Las caricias de Jack eran descomunales, sentía una corriente electrizante por todo su cuerpo adoraba que él la tocara, la hiciera estremecer, deseaba que solo él, la hiciera suya por el resto de sus vidas.<
—¿Quién la llevo? Estaba realmente furioso con Megan.—La llevo Rodrigo, pero en su propia camioneta.—¿Por qué nadie me llamo temprano? Es que yo no cuento en esta casa. Exclamo tenso.—¿Y tú porque te molestas? No era lo que querías, creía que la presencia de mi nieta te inquietaba, pues ya no está puedes relajarte.—Soy el dueño de este rancho, por lo menos debió decirme que se iba.—Bueno ella me dijo que te diera las gracias por todo. Además su vuelo salía muy temprano.—¡Yo me levanto temprano, con un demonio! Se levantó pegando las palmas de las manos en la mesa.—¿Y de que va todo esto? Le Grito Grisell.—¡Increíble! Me largo y no me esperes para almorza
Su amigo se encamino hasta la casa, no quería ni imaginar el sermón de Grisell mas tarde. Pero Rodrigo tenía mucha razón, tomaría un avión y la iría a ver y así se quitaría esa frustración de una vez por todas. En cuanto la viera le diría todo lo que se había aguantado y regresaría como nuevo a casa y no volvería a pensar en ella.Había pasado más de tres meses que Megan había regresado a Atlanta, el banco y la casa estaban en orden y su embarazo marchaba muy bien, aun no sabía que sexo era él bebe lo importante era que estaba sano, las náuseas habían cesado, su barriga aún no se le notaba pero igual se sentía muy emocionada. Llevaba días pensando en ir a visitar a su abuela, aprovechando que su vientre no era tan notorio, si la llegaba a descubrir diría que estaba saliendo con alguien y con
—Entonces no vamos a llegar a nada Jack.—No puedo prometerte nada más por ahora Megan.—Entonces ya hemos terminado esta conversación ¿No crees?—Bien Megan Blake, hemos terminado esta conversación. Le dijo muy molesto.Salió de su despacho hecho una furia mientras que ella se juraba que sería la última vez que se acostaría con él. Se derrumbó a llorar en su sillón con las manos en la cara lamentándose de que él no se diera cuenta de lo que ambos podían haber podido tener.—Todo está listo Grisell, tranquila todo saldrá bien, le prepare una habitación de las de abajo no quiso la de arriba. Le comento Melisa.—No importa no quiero que se incomode, debe de estar por llegar ya. Estoy muy ansiosa. Le dijo Grisell.—