Se escucharon unos pasos apresurados afuera de la puerta. Al instante, alguien tocó la puerta con fuerza.—Jefe.Andrés le echó un ligero vistazo al sonido y luego posó su mirada en los ojos rojos e hinchados de Luna. Las lágrimas de la chica se deslizaban poco a poco por sus mejillas, humedeciéndola. El hombre le secó las lágrimas con ternura y le dijo suavemente:—Tengo que atender un asunto urgente y pronto volveré.Dicho esto, se levantó apresurada y se fue. Al ver su silueta, Luna le arrojó una almohada con toda su fuerza por la espalda. Él recibió el golpe, pero esto no le importó. La almohada rodó al suelo y él la recogió muy tranquilo, la sacudió del polvo y la acomodó de regreso detrás de ella. Luna, con sus ojos muy enrojecidos, lo miró con fiereza.—No me casaré contigo, nunca lo haré. Andrés acarició su cabello con gran ternura y sonrió:—Sé obediente, ¿de acuerdo?Después de que Andrés salió por completo, cerró con cuidado la puerta para evitar que los sonidos afuera afec
Con ese clima tan terrible ese día, si realmente le rompieran las piernas, tan solo podría regresar arrastrándose... Eso sería definitivamente enviarlo a la muerte. La mansión estaba ubicada en una zona de casas muy lujosas, si él quisiera salir, tendría que pasar por una larga carretera donde de vez en cuando aparecen bestias salvajes... De esta manera, antes de poder alejarse, terminaría hecho jirones...¡Ese maldito canalla del Andrés Martínez! Realmente era un hombre sin piedad...Aún podía sentir el intenso dolor en su rodilla, por lo que podía imaginarse la fuerza que Andrés había usado para golpearlo.Andrés bajó las escaleras y se fumó rápidamente un cigarro, esperando a que se le pasara el olor al tabaco, volvió de nuevo a subir a la habitación.Al final del tercer piso, la delgada figura de Luna estaba parada frente a la ventana. El viento frío soplaba incesante, levantando su larga cabellera. Andrés se le acercó y escuchó la voz un poco débil de la joven:—¿Cuándo dejarás d
—Es que…Tragó las palabras que estaban a punto de salir de sus labios. Al mirar sus ojos humedecidos, su corazón se enterneció.—Luna está muy enferma. Se sometió a la cirugía hace poco tiempo y su estado de salud aún no es estable. Necesito ir a revisar la situación —le explicó con absoluta paciencia.Ada se acercó y lo abrazó con fuerza por la cintura.—¿Puedes llevarme contigo? Te prometo que no te causaré problemas. Solo quiero estar contigo… Leo, ¿puedes definitivamente pasar más tiempo conmigo y con el bebé?Sin más remedio, llegaron juntos al estacionamiento subterráneo. Leonardo muy atento le abrochó el cinturón de seguridad mientras le decía:—Cuando lleguemos, mantente muy cerca de mí, no te preocupes ni te asustes si ves a alguien, no te harán nada en lo absoluto, ¿de acuerdo?—De acuerdo. No te preocupes, no me alejaré de ti —se emocionó muchísimo porque Leonardo finalmente estaba de acuerdo en llevarla con él.La noche anterior había nevado bastante, y Leonardo temía que
Ada le dio un ligero sorbo y afirmó:—Está bien. Luego les preguntaremos cómo lo hicieron, para poder cocinar en casa también. Leonardo le sonrió con cariño:—Qué bien.Después de más de media hora, Luna despertó, enojada con Andrés. Debido a su enfermedad, se volvió aún más irritable que antes. En ese momento, le lanzó otra almohada a la cara a Andrés. Mientras tanto, la pareja salió rápidamente del estudio de Andrés. Leonardo le dijo a Ada:—Parece que ya no hay problema.Luna aún no consideraba a Leonardo como un verdadero amigo suyo, por lo que le mantenía una actitud bastante distante. Por respeto a la desconocida embarazada a su lado, Luna le mostró una cara desagradable.Recientemente, Andrés recibía casi a diario varios golpes de almohada, pero él siempre recogía con cariño las almohadas del suelo con total paciencia.Al ver el sutil coqueteo de los dos, Leonardo tomó la mano de Ada y la llevó de inmediato fuera de la habitación.Andrés le sirvió en ese momento un vaso de agu
El sentimiento cuando es robado nunca dura mucho. Leonardo lo entendía muy bien. En el corazón de Ada, él sería para siempre una persona malvada que nunca podría compararse en lo más mínimo con su querido Simón. En realidad, la muerte de Simón le había causado un gran trauma psicológico a Ada, y el hipnotismo solo surtió un pequeño efecto temporalmente. Tarde o temprano, si ella quisiera, lograría recuperar sus verdaderos recuerdos. Ahora sus recuerdos eran tan solo intermitentes, solo había ciertos momentos en los que estaba lúcida. Sin embargo, ella había olvidado el nombre de Simón... Después de aquellos terribles días, cuando volvió a despertar del coma, ya no lo volvió a llamar por el nombre de "Simón". En realidad, Leonardo tampoco se atrevió a arriesgarse a hacerle algo más, porque en realidad no sabía qué más Ada podría hacer en su estado. Leonardo tuvo que admitir en ese momento que era una persona egoísta y mezquina, pues solo quería mantenerla a su lado, aunque también temí
—Gra-gracias... también me alegró muchísimo la visita de hoy… —le respondió Ada algo tímida.Luna se paró frente a la ventana del tercer piso, viendo muy tranquila cómo se iban en el carro. En realidad, la joven embarazada le parecía muy familiar, como si la hubiera visto en alguna parte. Pero no lograba recordar dónde.Sin embargo, se sorprendió un poco de que Leonardo ya estaba casado secretamente, e incluso ya iba a tener un hijo... Además, cuando estaban en la mesa, el gran cariño de Leonardo hacia ella no parecía ser algo fingido.Qué ridículo… Leonardo se había aliado con Andrés para quitarle su derecho de ser madre. Ahora, con el pretexto de que todo eso fue solo un malentendido, ¿quería hacer como si nada de esto hubiera pasado con solo una disculpa? ¡La gente como él debería estar sola el resto de su vida, al igual que Andrés!Mientras pensaba, Andrés se le acercó sin que se diera cuenta, abrazándola con ternura por detrás. —Parece que ya estás mejor. En cuanto a lo que me d
De inmediato, todos los flashes se dirigieron directamente hacia él. Y él avanzó con una fuerte presencia, sin mirar a los lados. Bajo todas esas miradas, se sentó en la silla principal. María, como la vicepresidenta del grupo, se sentó muy cómoda a su derecha.La llegada de Andrés elevó un poco la tensión del ambiente del salón de inmediato. Cada reportero tenía un periódico recién impreso en la mano. Tan pronto como Andrés se sentó, una reportera muy curiosa le preguntó:—Señor Martínez, ¿es cierto lo que publican los periódicos de hoy? ¿Ha terminado su matrimonio con la señorita Ríos? Si es así, ¿cuál fue la razón de esa decisión? ¿Acaso, ella ya no tiene ningún valor para usted?—Mi decisión de terminar el matrimonio no afectará para nada la cooperación entre las dos empresas. Ambas empresas tienen diferentes campos de negocios y la cooperación entre nosotros sigue en pie, y así será para siempre. La reportera siguió muy ansiosa preguntando:—Si es así, ¿el rumor de que su relació
Andrés tomó con mucha cautela la credencial colgada en el cuello de la reportera y vio que la palabra "pasante" resaltaba demasiado en ella.—¿Ahora hasta una simple pasante puede ingresar a la conferencia de prensa del Grupo Prosperidad? —interrogó el hombre fríamente.Sin embargo, esa joven parecía no tenerle ningún miedo a Andrés. Recuperó su credencial de la mano de él e insistió una y otra vez en preguntarle:—¿Acaso los pasantes no tienen derecho a saber la verdad de las cosas? Señor Martínez, ¿o es que no está satisfecho con mis preguntas y me está amenazando públicamente?En ese preciso momento, el gerente de relaciones públicas se levantó rápidamente para intervenir:—Discúlpeme, señor presidente. Ella debe ser una reportera pasante que desconoce las reglas de la empresa. La sacaré de aquí de inmediato.Cuando los guardias de seguridad se acercaron, Andrés con firmeza les hizo un ligero gesto para detenerlos:—Creo que todos los altos ejecutivos de mi empresa saben cómo compor