Capítulo 868
José fingió que había escuchado un gracioso chiste.

—Recuérdalo muy bien. A partir de ahora, eres propiedad de José Rojas.

Después de decir esa frase, José se marchó sin importarle cómo se encontraba la mujer que dejaba atrás.

A continuación, Alicia se quedó en ese lugar durante una semana, viviendo básicamente como una completa prisionera. Encerrada todos los días esperando a la noche y sufriendo un tormento constante e inhumano.

Su agente averiguó la identidad de la persona que secuestró a Alicia, pero en realidad no se atrevió a tomar cartas en el asunto. Aunque no se sabía mucho sobre José, el agente no se equivocó en su exhaustiva investigación.

Los contactos de José eran todos misteriosos y temidos incluso por sus superiores, quienes evitaban actuar en su contra. Por eso, cuando el agente recibió una llamada para recoger a alguien en un determinado lugar, se quedó al instante de piedra y sin palabras.

Al ver el estado lamentable en el que se encontraba Alicia dentro del coche, la
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