Las nubes se abrieron y un fuerte rayo de luz se filtró suavemente entre los huecos de los árboles a los lados del camino, entrando por la ventana del vehículo.Luna no esperaba que Andrés usara al niño para presionarla y lograr sus propósitos. —Si no vienes, lo dejaremos pasar hambre.Esas fueron exactamente las palabras de Andrés que le transmitió el sirviente.Andrés sabía muy bien de su carácter, que se ablandaba con facilidad, pero no cede ante la dureza. Ese niño se había convertido en el arma perfecta que utilizaba para tenerla bajo control...Sin más opción, tomó una bolsa del armario, la cual contenía todos los artículos que el niño necesitaba.Ese hombre dijo que había olvidado llevar el biberón, eso era algo comprensible. Sin embargo, ni siquiera había llevado consigo los pañales para el niño, ¿cómo haría cuando lo necesitara ir al baño? Ella ya estaba sospechando que, en realidad, Andrés lo había hecho a propósito.El clima cambió de nublado a soleado, y Luna llegó al edif
Luna sostenía la cuchara y frunció el ceño, pero no dijo nada en lo absoluto. No lo miró, pero podía percibir la ardiente mirada del hombre. Llevaba un suéter de color beige, el cabello largo recogido con una sencilla pinza, con algunos mechones sueltos a los lados, su largo y bonito cuello le daba una sensación de suavidad y cercanía. Esa era una sensación que otras mujeres no le podrían dar.Andrés sabía muy bien que a ella le gustaba el pescado, así que se arremangó la camisa negra y con cuidado le quitó las espinas al pescado, sirviéndoselo en su plato.—¿Ni siquiera puedes comportarte durante la comida? —le preguntó Luna mirándolo con gran enojo, apartando luego la mano inquieta de él de su pecho.Andrés sonrió con total malicia:—Han crecido bastante, ¿eh?Frente a otras personas, era todo un verdadero caballero, distante con todos, pero ahora... ¿Por qué frente a ella siempre mostraba su lado negativo? Quitándose ese disfraz de completo caballero, era una verdadera bestia sin do
Cuando el vehículo escapó de la vigilancia del Grupo Prosperidad, de repente apareció una figura que se abalanzó desde la mitad del camino. El chofer frenó bruscamente, haciendo que Luna se inclinara un poco hacia adelante.El chofer se apresuró a preguntarle:—Señorita, ¿está bien?Luna levantó la cabeza y sólo vio a una mujer de cabello corto hasta los hombros, vestida con un uniforme negro y una identificación del Grupo Prosperidad. Sus ojos parecían ser muy astutos y su apariencia no era demasiado desagradable.Luna la observó correr directo hacia el automóvil, golpeando con fuerza el cristal. Debido al aislamiento acústico del vehículo, no era posible escuchar lo que decía. Luna de inmediato bajó la ventanilla, pero aún no había tenido oportunidad de preguntarle qué sucedía, cuando la joven ya le dijo con gran urgencia:—Señorita García, ¿podría concederme unos minutos? Tengo algo importante que decirle.El chofer intentó impedirle:—Señorita, el señor ha ordenado que no debe comu
Ella estaba muy concentrada, pintando la Nadia en su memoria de hacía cuatro años…—Señorita, descanse un poco. Coma un poco la sopa. Ya se está enfriando.Luna, sin levantar siquiera la mirada, le respondió:—Déjala ahí por ahora.Emma, al ver lo absorta que estaba, no la molestó más y cerró cuidadosamente la puerta, dejándole su espacio privado.Pasaron algunas horas más, los sirvientes le habían preparado los alimentos, y cuando Emma fue a llamarla, ella la rechazó sin decir nada más. Al ver la sopa que no había tocado, Emma negó ligeramente con la cabeza y la retiró en absoluto silencio.***A las seis y media, Andrés llegó a casa, más temprano de lo habitual. Los faros delanteros del auto lujoso iluminaron por completo la ventana, mientras las llantas crujían al detenerse. Andrés se bajó del vehículo cargando al niño, visiblemente agotado, con una mancha húmeda en su camisa a rayas. Al entrar al vestíbulo, los sirvientes se preparaban muy diligente para recalentar los platillos qu
A las nueve y media de la noche, Andrés se sentó tranquilamente en el sofá de la sala de estar, escuchando el reporte que le daba el chofer, Zack, sobre lo que le había pasado a Luna durante el día.—Así es, la señorita estuvo un buen rato con esa otra jovencita, y cuando llegó a casa, ya se encontraba en tal estado.Andrés clavó una mirada muy fría en Emma:—¿¡Qué opinas de esto?—Vaya, señor, te lo has imaginado todo. ¿No lo recuerdas? Pasado mañana es el cumpleaños de la compañera de la señorita. Ella está preparando con agrado el regalo para esa compañera —le respondió Emma.—¿De la familia Vázquez? —preguntó Andrés.Emma movió un poco la cabeza:—Eso en verdad no lo sé. ¿Puede ser?Absorto en sus pensamientos, Andrés se levantó en ese momento del sofá y se encaminó directo hacia las escaleras después de decirles unas breves palabras:—Ya lo sé.Al entrar en su despacho, se paró frente a la gran ventana, contemplando el hermoso paisaje nocturno de la ciudad. Mientras tanto, hizo un
—Pero ella...—Ya está bien —Martín la interrumpió—. Dices que es la hermana pequeña del director ejecutivo del Grupo Prosperidad, esto ya lo he escuchado cientos de veces y, lo sea o no, ¿qué tiene eso que ver contigo? Si de verdad le importaras como amiga, habría venido antes, no habría esperado hasta hoy. Nadia, ¿eres consciente de quién eres? ¿Crees que tu familia se puede comparar con el director del Grupo Prosperidad? En realidad, no te atribuyas méritos que no son tuyos. Ya he tenido bastante de ustedes estos años. ¡Esto definitivamente se acabó! Nadia nunca pensó que traería el mal a su casa y que, con ello, heriría también a su padre.Frente al tocador, la maquilladora le hizo a Nadia un maquillaje muy sencillo. Al terminar, la metieron en el vestuario para cambiarse y ponerse un vestido de segunda mano y, cuando se quitó la ropa, todo su cuerpo estaba cubierto por completo de moretones y grandes cicatrices.«Luna, ¿cuándo vendrás a salvarme?», pensó.Martín fue un pobre estu
El fuerte puñetazo de Shirley impactó con fuerza en Martín, a quien empezó a brotarle sangre de las comisuras de los labios y, de repente, se hizo el caos en la ceremonia. Inmediatamente, Shirley tiró de Nadia, le quitó de inmediato el anillo del dedo anular, se lo lanzó a Martín a la cabeza y rebotó hacia otro lado. —¿A quién quieres engañar con un anillo tan barato? Eres un verdadero monstruo sin corazón. Escúchame, muy bien Martín, tanto tú como esos familiares chupasangres que tienes entre el público se van a volver ahora mismo a su barrio de chozas.Mirando a la reacción de los invitados, Martín adoptó un tono amenazante y con ferocidad le advirtió:—Shirley, te lo advierto, no montes un espectáculo.—Pues lo voy a montar, ¿qué piensas hacer? ¿Pegarme? Shirley le desafió inclinando la barbilla.Entonces, Nadia la agarró en ese momento y tiró de ella.—Shirley, cállate ya —le dijo.—Nadia, no le tengas miedo en lo absoluto, Luna está de camino. Muy pronto, este grupo de parásitos
—Si el director general del Grupo Prosperidad y la señora de la familia García pueden venir, los recibiré gratamente con los brazos abiertos. Porque has dicho que van a venir, ¿verdad? Les esperaré 20 minutos más y si pasado ese tiempo aún no han llegado, ¡empezaremos en ese momento el banquete!—¡Pues entonces esperemos 20 minutos! No te tengo miedo.Otra tía de Martín dijo:—¡Como si nunca hubiésemos visto a alguien importante, esto no tiene nada de especial!Un adolescente sentado le dijo a su hermana: —Oye, Nadia de verdad conoce a esa señora ¿cómo se llama? ¿Por qué nunca había escuchado hablar de ella antes?—Y yo qué sé, ¡no preguntes tanto!—Oye, ¿te estás poniendo otra vez la ropa de Nadia? Ya te lo dije, la ropa de Nadia solo le queda bien a ella, estás realmente ridícula con eso puesto.—¡Cállate de una puta vez! No paras de hablar de Nadia. Si tanto te gusta, pídele que sea tu hermana y deja ya de molestarme.En el Campo de Golf Excelencia Líder, los camareros volvieron a