En cuanto a la razón por la que tenía que tomar esas medicinas, nadie mejor que ella lo sabía. Ella nació prematura y siempre había sido muy débil de salud desde pequeña. Cuando se enfermaba, se enfermaría muy gravemente y tardaría mucho tiempo en sanar. Hace cuatro o cinco años, en un momento de desesperación, intentó suicidarse lanzándose ferozmente al mar, lo cual le ocasionó graves problemas de salud que aún no se habían recuperado del todo hasta ahora. Además, por tanto, viajar y andar por todas partes del mundo durante su universidad, ella no había tenido el tiempo suficiente para descansar y recuperarse completamente. En ese momento, una criada tocó con cuidado la puerta entreabierta:—Señor, la comida ya está lista. Pueden pasar a comer ahora.Luna le dijo a Andrés,—Baja primero. Voy a vestir a Asterio primero.Andrés le respondió:—No te preocupes por eso. Te esperaré.Luna lo miró a los ojos por un momento, luego desvió la mirada.—Como quieras.Andrés se sentó cómodament
Luna no tenía mucho talento para los negocios. Ella había heredado la mayor parte de los rasgos de su madre, a quien le gustaba muchísimo pintar.—Desde el principio, mi padre se empeñó en hacerte el heredero de la empresa. Esto es lo tuyo, yo no la quiero, realmente tampoco tengo mente de negociante. Sobre lo de enterrarlo junto con mi mamá... Lo hablaremos más tarde. Solo fijemos la fecha del funeral hoy —dijo ella.En ese momento, Asterio regurgitó un poco, así que tomó una servilleta para quitarle el biberón y limpiarle rápidamente la boca.Andrés le respondió:—La fecha ya está fijada. Puede ser mañana o pasado mañana.—No tendremos tiempo para hacer los preparativos correspondientes si lo celebramos mañana. Mejor que sea pasado mañana.—De acuerdo.Además, si es pasado mañana habrá buen tiempo, no lloverá. A Luna nunca le habían gustado los días nublados y sombríos. Con un solo día, podría arreglar muchos preparativos al respeto.Miguel había generado cantidad de enemigos en vida
—¡Mamá, ha llegado mi hermano! —exclamó Perla muy emocionada, señalando hacia un lugar. Luna también miró hacia allá. A poca distancia, había un joven que parecía ser un estudiante universitario, vestido con una simple camisa blanca y pantalones negros, con el cabello muy oscuro y corto. Él les hizo señas.—Mamá, quiero ir a jugar con él.—Bien —sonrió con agrado Carolina.Ella la soltó y Perla corrió emocionada directo hacia el muchacho.Al ver su delicado rostro, Luna se quedó un poco sorprendida, porque su aspecto y rasgos eran muy parecidos a los del hombre que estaba a su lado, que era precisamente Andrés. Se parecían bastante, pero este muchacho tenía una sencilla pureza y timidez que Andrés no tenía. Antes de irse, Carolina le echó una última mirada a Andrés y se fue directo hacia donde estaba Perla y el joven. Finalmente, Luna también se fue.Al subirse al auto, comenzó a lloviznar afuera. Debido a no haber dormido bien la noche anterior, Luna se sentó en el coche un poco somn
—La voz no parecía provenir de alguien mayor, quizás era de una joven dama —le respondió Emma.Sabiendo que Luna siempre había estado acostumbrada a ir y venir sola y a su antojo, sin mucha habilidad para relacionarse con los demás. En cuanto a la invitación, Emma tampoco se había atrevido a aceptar sin permiso, solo les dijo que le informaría a Luna.Luna abrió la carta de invitación y echó un ligero vistazo, sin fijarse en el nombre escrito al pie. Bastaba con ver la caligrafía para saber muy bien que era la letra de Nadia. Después de todos estos años, seguía igual de… especial…¿Una fiesta de cumpleaños, tal vez?En ese momento, Andrés entró desde el exterior. Le preguntó directamente a Luna:—¿Quieres ir? Puedo acompañarte.—Esto lo decidiremos después —dijo Luna dejando de lado la invitación dorada en sus manos.Había revisado muy bien la fecha y la fiesta sería una semana más tarde.Parecía que Roberto también había regresado al país. Salvo él, nadie más sabía de su regreso al pa
—La gente siempre tiene que pagar el precio por sus graves errores. Hay cosas que no quiero decirte, porque en realidad no quiero manchar tu mundo. Miguel nunca fue un buen hombre, yo tampoco... —explicó Andrés. Él quería que ella pudiera vivir sin mancha alguna.Sin embargo, ella lo sabía, siempre supo que Miguel nunca fue un buen hombre. En la preparatoria, sus compañeros la hostigaban frecuentemente, la golpeaban, la insultaban, y ella ni siquiera se atrevía hablar, dejaba que la maltrataran, porque... ella era hija de Miguel García…Aunque le había intentado compartir sus penas, a Miguel jamás esto le importó. Solo la obligaba a aguantar, a no causarle problemas. Así pues... Luna aprendió duramente cómo soportar todo en silencio.Luna aflojó un poco sus dientes lentamente, sus labios teñidos de rojo por la sangre, con claras manchas visibles también en las comisuras.—Él recibió su merecido y murió, ¿y tú? ¿Por qué no pereces también? Aquellos a quienes has dañado murieron, ¿por qu
El pequeñito descansaba apaciblemente en los brazos de Luna, y cuando un estruendoso trueno resonaba afuera, ella le cubría los oídos con ternura, para que el niño no se despertara...Andrés se acercó a la cama, tomó el vaso de agua que había sido consumido, pero Luna lo detuvo por un momento. —Tiene medicamento que el niño acaba de tomar —le dijo ella.Andrés se detuvo y acercó el vaso a su nariz, frunciendo el ceño, antes de dejarlo de vuelta en su lugar.—No le des tanto medicamento al niño, tienen efectos secundarios y esto no le hace bien.—Habla más despacio, acaba de quedarse dormidito.Esa noche, Luna finalmente podría descansar tranquila, con Andrés acostado a su lado sin molestarla.En mitad de la noche, Luna se despertó muy sobresaltada por el sonido del teléfono. Andrés contestó la llamada y salió de inmediato de la habitación. Luna no pudo escuchar de qué se trataba. La conversación terminó rápidamente y ella volvió de nuevo a quedarse dormida.A la mañana siguiente, el d
Álvaro caminaba detrás de Andrés con un paraguas negro, Andrés vestía un abrigo negro sobre un traje del mismo color, su aura era muy fría y distante, hablaba por teléfono con Luna.Junto con Leonardo, el médico de cabecera, llegaron al portal de la mansión y el mayordomo los recibió con prontitud. Tomó al instante el abrigo de Andrés y lo colgó en el closet de la entrada. Después de dar algunas instrucciones a Álvaro, Andrés se dirigió directo hacia el recibidor, donde estaba la joven en la escalera.Luna ni siquiera esperaba el regreso de Andrés. Al verlo, su expresión se tornó algo fría, sin mirarlo, le entregó el teléfono a Emma y se fue rápidamente a su habitación con el niño en sus brazos.En la habitación, Asterio tenía el rostro sonrojado y el cuerpo ardiendo, Leonardo lo examinaba con el estetoscopio. Luna creía que el niño tal vez había cogido un resfriado por haber quedado en el jardín demasiado tiempo la noche anterior. Sin embargo, después de darle los medicamentos, su fie
—¡No te muevas!De pronto, Andrés habló con un tono frío, dejando paralizado al director del proyecto en su sitio. Todo el personal presente en la sala de juntas mantenía la cabeza agachada, sin atreverse a pronunciar ni una sola palabra. Andrés era muy conocido por ser serio, especialmente severo con sus subordinados. Una simple frase suya podía hacer que alguien renunciara en el acto.Asterio se removió algo inquieto en el regazo de Andrés, tomando con su manita el cabello del hombre, lo cual resultaba sumamente cómico, pues el hosco hombre tenía ahora una expresión bastante graciosa. La mayoría de los presentes no se atrevían a levantar la mirada, y aunque lo hicieran, nadie se arriesgaría siquiera a reírse.Al notar el repentino silencio, Andrés frunció el ceño y ordenó:—¡Sigan con lo suyo!Asterio pareció intimidado por el fuerte tono de Andrés, haciendo un puchero como si fuera a llorar. Entonces, Andrés se lo entregó de inmediato a Álvaro. Este estaba completamente desconcertad