Capítulo 758
Abigaíl soltó un bufido frío y aterrador le indicó al sepulturero que colocara la urna de cenizas dentro de la tumba. Luego le ordenó que la sellara. Cuando terminaron, Andrés se paró frente a todos y tomó el ramo de lirios que le entregó el guardaespaldas. Esas eran precisamente la flor favorita de Dafne.

Andrés se agachó con cuidado para dejar el ramo sobre la tumba. Todos se sorprendieron, no esperaban que tuviera ese bonito gesto.

En realidad, Andrés lo hizo porque ella se lo había pedido. De lo contrario, ni siquiera se habría molestado en hacerlo. El camino de subida a la montaña no era nada fácil, con tantas curvas y vueltas. Ella en verdad, no habría podido soportar tanto tiempo caminando.

En ese momento comenzó una ligera llovizna. Andrés llegó tarde y se fue muy rápido. Álvaro se paró a su lado y abrió de inmediato un paraguas. Frida lo llamó:

—Andrés…

Álvaro la detuvo al instante:

—Lo siento, señorita Ríos, el jefe tiene que regresar a atender los asuntos pendientes de la em
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