Después de que Andrés se fue del hospital, Luna finalmente tenía tiempo para ver al niño. Frida había reemplazado a los guardaespaldas que Andrés había asignado en la puerta de la habitación de Gabriel, así que Luna en cualquier momento podía entrar y salir. Cuando entró en la habitación, el médico estaba justo examinando a Gabriel.—Doctor Montenegro, el paciente ha mejorado en comparación con se encontraba anteriormente, y su corazón también empieza a funcionar normalmente. ¿Deberíamos reducir la medicación gradualmente? —preguntó una enfermera.Leonardo guardó en bolsillo de su bata el bolígrafo, mientras le respondía: —No, necesitamos observarlo unos días más. Si hay una mejoría clara, consideraremos ajustar el tratamiento según la situación del paciente.—Entendido.Luna se sorprendió un poco. ¿El médico a cargo de Gabriel también era Leonardo? Sin embargo, según lo que Luna sabía, Leonardo nunca había sido una buena persona. ¿Acaso los Ríos no sabían que era un cómplice de André
—Si Andrés realmente quería que Alessia se convirtiera en la esposa de Gabriel, eso no era nada difícil para él. Siempre y cuando que Alessia se convirtiera verdaderamente en la señora Sánchez…Luna todavía no lo entendía aún:—¿Eso qué tiene que ver con su propósito de obtener todo el Grupo Sánchez?La mirada fría de Leonardo se tornó profunda al instante:—¿Aún no lo entiendes, ¿verdad? Solo que el único heredero de la familia Sánchez muera, aquel niño se convertirá en el próximo heredero.Luna se quedó completamente atónita:—Pero, todavía estaba la familia Ríos… Andrés no era capaz de enfrentarse con ellos en aquel entonces…—¿Los Ríos? —se rio Leonardo con gran desprecio: —Tanto hace cuatro años como hoy, es inevitable que Andrés se case con Frida. Con el apoyo de su familia, ¿crees que Andrés no es capaz de controlar por completo a los Ríos? Eres solo un instrumento para derrocar definitivamente a Gabriel.Dicho esto, Leonardo avanzó, persuadiéndola con su voz como si la estuvier
Después de que Leonardo se marchara, las palabras de aquel hombre seguían resonando una y otra vez en la mente de Luna. Su mirada se posó en la persona acostada en la cama y luego se sentó muy intranquila.—Gabriel... ¿Realmente todo esto es culpa mía? Si no me hubiera ido, ¿no habrías terminado en esta situación? ¿Verdad?Parecía que todas las personas que estaban a su lado sufrirían las malas consecuencias... Se sentó delicadamente en la cama y pasó un tiempo con él. Habló mucho tiempo con él. Cuando quiso humedecer sus labios con un hisopo de algodón mojado en agua, de repente sintió un ligero movimiento en la mano que sostenía. Luna casi no podía creerlo. El agua en ese momento se derramó de su mano y, sin importarle el agua que le caía encima, lo miró nerviosa, entrelazó muy emocionada y cuidadosamente su mano con la suya, mientras exclamaba:—Gabriel, escuchaste todo lo que te dije, ¿verdad? Sabía que el Gabriel que conocía lucharía con todas sus fuerzas por lograr sobrevivir. ¿P
—Estaré afuera de la habitación. Si necesitas algo, llámame, ¿de acuerdo? —dijo Abigaíl.A pesar de su buena actitud, Gabriel no mostró amabilidad hacia ella. Luna, con la cabeza agachada, se sumergió en sus pensamientos mientras Abigaíl se marchaba. Sabía que el problema entre ellos claramente no se resolvería con facilidad, por lo que decidió no intervenir en su conversación. Además, no tenía derecho a entrometerse en asuntos familiares.De repente, Gabriel comenzó a toser y palideció sin razón aparente. Luna le dio suaves palmaditas en la espalda mientras lo consolaba:—El médico dijo que todavía estás muy débil y que no debes moverte demasiado. Te compré un poco de sopa.Ella acercó la cucharada a su boca y Gabriel abrió obedientemente su boca. Sus ojos permanecieron muy fijos en ella, sin apartar la mirada ni siquiera por un instante.—Luna… —quiso decir algo.—Gabriel, lo pasado, pasado está. Por ahora, solo debes concentrar tu energía en recuperarte. Podremos hablar de otras cos
Luna sentía las fuertes miradas de Andrés clavadas en ella, como si quisieran penetrarla por completo. Fingió cierta calma y evitó mirarlo, pero su corazón latía con más fuerza. No sabía muy bien cómo tranquilizarse en su presencia.—Quiero verlo, pero ¿me dejarás ir?La pregunta provocó que el rostro de Andrés se enfriara al instante.—Después de todos estos años, ¿todavía piensas en él? ¿No fue suficiente el precio que pagaste hace cuatro años?—Eso no tiene nada que ver contigo. El niño está aquí y no quiero discutir contigo. Mañana se celebrará tu boda. No es apropiado que te quedes aquí conmigo. Regresa a la familia Ríos, me encargaré de cuidar al niño.Mientras hablaba, Luna dejó suavemente al niño en la cama. Asterio sostenía su biberón y cerraba hermosamente los ojos, ya estaba dormido. Luna ordenaba las cosas en la habitación cuando, al agacharse para recoger un calcetín azul que se había caído al suelo, fue bruscamente levantada por una mano. Sus dos manos fueron agarradas y
Después de finalizar la llamada, Luna no prestó atención alguna a las dos personas en la habitación. Siguió muy juiciosa limpiando la habitación. Frida se acercó a Andrés y le dio un ligero golpe en el brazo:—Cariño, ya es hora de irnos. El personal del hotel nos está esperando.Al ver la expresión tan indiferente de Luna, Andrés no pudo evitar sentirse irritado en su interior. Cuando finalmente pudo salir con Frida, se volteó y lanzó una furiosa mirada a Luna, dejando caer una hoja de papel al suelo. Luna se dio cuenta al instante y recogió el papel. Al leerlo, decía:«Mi madre ha convencido a Gabriel. Mañana por la mañana habrá un helicóptero en la azotea del hospital para llevarlos directamente al aeropuerto. Al aterrizar, alguien los estará esperando.»¿Gabriel se había enterado de todo eso? ¿Cómo había logrado convencerlo Abigaíl? Siendo tan honesta consigo misma, Luna también había aceptado irse con Gabriel debido a sus propios planes. Sin embargo, respecto a lo que sucedería ma
En la madrugada, Luna despertó muy sobresaltada por un fuerte dolor. Sentía un intenso olor a sangre en la garganta y rápidamente se cubrió la boca y la nariz. Sin ni siquiera ponerse los zapatos, corrió directamente al baño y vomitó sangre. Todo su vestido y el suelo quedaron totalmente manchados... Antes de que pudiera abrir el grifo, su visión se nubló por un momento. En lugar de entrar en pánico, con calma encontró al instante el interruptor del grifo y se enjuagó la cara para limpiar la sangre. Luego, apoyándose temblorosamente en la pared, se dirigió tambaleante hacia la mesita de noche y abrió el cajón más bajo, tomando dos pastillas blancas y pasándoselas de inmediato. Después de todo eso, se apoyó débilmente en la pared y esperó a que el dolor disminuyera poco a poco. Su visión volvió de nuevo a la normalidad cuando el dolor se calmó. No era la primera vez que esto sucedía, pero era raro que ocurriera con tanta frecuencia. La aparición de esta situación significaba que su enf
Luna miró a Leonardo con cautela y le preguntó muy curiosa:—¿En qué te basas para que pueda confiar en tus palabras?Leonardo bajó la cabeza y alisó las arrugas de su bata blanca, mientras le respondía de forma despreocupada:—Ya te he dicho todo lo que tenía que decir. Si decides creerme o no, eso depende solo de ti.—No importa lo que digas, ¡incluso si lo que me dijiste es cierto! Como sabes, ya no me queda mucho tiempo aquí. No quiero perder más tiempo pensando en estas cosas sin sentido. Si tienes algún rencor con la familia García y estás tratando de vengarte a través de mí, o si tienes algún objetivo oculto, estás muy equivocado con la persona a la que debes buscar. Ya no quiero preocuparme más por lo que sucedió en el pasado, ya sea Miguel o la causa de la muerte de mi madre... ¿Qué diferencia habría en esto si lo supiera? ¿Crees que a una persona que le quedan menos de seis meses de vida le importarían estas cosas? Incluso si mi madre estuviera viva, no querría que me atormen