Gabriel se había marchado en dirección opuesta a la de Luna. Cuando el coche giró en el semáforo, Gabriel recibió un mensaje de Luna:«Gabriel, ¿dónde estás?»En realidad, Gabriel siempre llevaba su teléfono consigo para responder a los mensajes de Luna lo más rápido posible. Sin embargo, esta vez decidió apagarlo.El chofer lo miró a través del espejo retrovisor y le preguntó:—¿Es un mensaje de la señorita García? Acaso, ¿ella se dio cuenta de algo?—Creo que sí… Pero no quiero mentirle.Gabriel no pensaba engañarle. Solo quería esperar un poco más, hasta que pudiera levantarse de nuevo de la silla de ruedas. No quería que Luna lo viera incapacitado.El chofer intentó consolarlo:—Quizás a la señorita no le importaría eso…—Pero a mí sí me importa. Déjalo. Regresemos ya —interrumpió Gabriel cansado. Cerró sus ojos, apretando el ceño dolorido.Al recordar la peligrosa escena, Gabriel no pudo evitar sentir miedo. Afortunadamente, había salido del hospital rápido; de lo contrario... No
—Claro que no. Sé que te preocupas por mi vida. ¿Cómo es posible que me sienta molesta? —respondió Luna.Andrés notó que Luna llevaba un abrigo grande. No parecía ser su ropa. Más bien, parecía ser un abrigo de hombre.—¿Hoy no llevas el uniforme escolar?Luna bajó la mirada y también se dio cuenta del problema. Respondió ansiosamente:—Sí, pero los botones del uniforme están rotos. Este abrigo es de un amigo mío. Tendré que devolverlo mañana.—¿Un… amigo?—Sí —asintió Luna sin mentirle.Andrés rio ligeramente, pero en sus ojos no se reflejaba alegría, sino frialdad. Luego dijo:—Parece que… Luna está en una relación.—No, no, hermano, no es así —Luna se apresuró a negar —. Es un amigo de mi compañera.—Me parece normal si una chamaca tiene un romance con un chico a su edad. Eso es parte de la adolescencia. Si tienes problemas sentimentales en el futuro, ven a buscarme y te ayudaré —dijo Andrés.—Gracias, hermano.Durante la conversación entre el “hermano” y la “hermanita”, Luna se man
Cuando Luna se dio cuenta de la dirección en la que Andrés estaba mirando, sintió un miedo abrumador. Lo empujó mientras gritaba:—¡No!Su corazón casi se salió por la garganta.Al ver su reacción, Andrés se alejó lentamente y volvió a sentarse en su asiento. Luego dijo con cierta turbación en sus ojos insondables:—Incluso Luna me está rechazando…Luna no se atrevió a hacer nada más, simplemente se quedó allí agarrando fuertemente el dobladillo de su falda y respondió:—Ya dije que entre nosotros solo hay una relación de hermanos. Tú... No hagas cosas extrañas... Si Isabel se entera, se molestará.Este hombre podía jugar con las emociones tan naturalmente... Andrés, ¿en la vida pasada, también estabas en algún auto jugando con otras mujeres mientras te esperaba en casa? Ahora, Luna había perdido completamente su amor por este hombre.De todos modos, él no amaba a nadie más que a Isabel. Incluso María, que se parecía un poco a Isabel, era solo una herramienta para satisfacer sus deseo
—¿No tienes miedo de que Luna se haya enterado de lo que estamos haciendo? Andrés, siempre has sido una persona prudente. Tampoco quieres que Luna se entere, ¿verdad? No quieres hacerle daño. Así que... puedo ayudarte —dijo Carolina.Levantó sus labios rojos, entrelazó sus dedos y apoyó su mentón en su mano, adoptando una postura femenina y seductora con una mirada tentadora. Luego añadió:—Querido, sabes que nunca trato a los rivales de manera amable. Si ella realmente tiene una relación, o si realmente se va a casar con Gabriel... La familia García ya era muy poderosa y si la familia Sánchez coopera con ellos, ¿crees que aún podrás manejar la situación?Andrés dejó el tenedor y tomó una servilleta para limpiarse los labios. Luego respondió:—No necesito que me digas cómo manejar mis asuntos. Ponte tus zapatos.Carolina no insistió más, simplemente retiró sus pies de las piernas de Andrés y sonrió. Andrés se levantó y se marchó. Pronto el Audi salió del garaje de la mansión.***Esa n
—Si no me equivoco, esas personas son Bruno, Luis y… ¡Sergio!Luna se detuvo frente al auto, observando a las personas que se acercaban desde el otro lado.Eran exactamente ellos.Se sorprendió un poco: ¿Desde cuándo Isabel tenía relación con Sergio? Además, parecían llevarse muy bien.Isabel y Sergio... Luna nunca había considerado la posibilidad de que ellos fueran pareja... A Isabel le gustaba Andrés, ¿no? ¿Qué pasaría si Andrés supiera que ella era tan cercana a Sergio?Pero eso no le importaba a Luna. Había perdido todo interés en los asuntos relacionados con Andrés e Isabel.Justo cuando apartaba la mirada, Luna notó un tatuaje en el brazo de Sergio que le resultaba muy familiar. Parecía haberlo visto en una vida pasada, pero no podía recordarlo en ese momento.Luis se percató del auto negro detenido al otro lado de la calle y de la persona parada frente a él, y dijo:—Sergio, mira, esa es Luna, ¿no? ¿Te está mirando? ¿Ves? Te dije que ella se ha enamorado de ti. Mira su expresió
¡El tatuaje era…!¡El hombre que se vio obligado a lanzarse desde el edificio por culpa de Andrés era Sergio! Ella lo había reconocido por el tatuaje.En la vida pasada, cuando Sergio estaba al mando del Grupo Sánchez, tuvo un accidente de tráfico. Su auto se precipitó por un acantilado y su cuerpo nunca fue encontrado. Por lo tanto, todo el mundo creyó que Sergio había muerto en ese accidente. Después, una mujer se encargó de dirigir el grupo, pero la buena situación no duró mucho tiempo…Dos años después del accidente de Sergio, hubo una gran explosión en la mansión de la familia Sánchez y nadie de la familia sobrevivió.Desde entonces, el Grupo Sánchez fue adquirido por una persona misteriosa. Luna no recordaba su nombre porque nunca mostraba su verdadero rostro. Andrés le dijo que su rostro estaba quemado, por lo que solía llevar una máscara para ocultar las quemaduras.Lo único que Luna recordaba de esta persona era que tenía un tatuaje en el brazo. Era un hombre de mal carácter y
Luna terminó su clase de baile. Cuando regresó a casa, ya eran las nueve de la noche.Al bajar del auto, sentía que sus piernas estaban destrozadas. Solo podía caminar cojeando. Al verla así, Liora se acercó de inmediato para apoyarla, mientras decía:—Ay, Dios mío, ¿qué te pasó? Ve y siéntate en el sofá, te daré un masaje. El chofer Paco y Liora la ayudaron a sentarse en el sofá. Liora añadió preocupada:—Probablemente tienes una torcedura muscular… Voy a buscar el spray…Liora siempre tenía una caja de medicamentos en casa, así que pronto encontró el spray para la torcedura y regresó, mientras se quejaba:—¿Tu profesora no sabía que te lastimaste? Qué tontita pobre… Déjame examinarlo.Liora se sentó y colocó la pierna de Luna sobre las suyas.—¿Dónde te duele? —preguntó preocupada.En realidad, Luna se sentía mucho mejor después de haberse sentado, así que respondió:—No es culpa de la profesora. Yo misma pedí un extra-entrenamiento, pero me tropecé y me lastimé…Liora meneó la cabe
Una vez que terminó de hablar, Luna se apresuró a escapar corriendo.Sin embargo, medio minuto después, se escuchó un grito de dolor proveniente de arriba…—¡Ahhh!Andrés levantó la cabeza y pensó: “Debe haber sido una fuerte caída…”Llevaba un pijama a rayas negras y su aura se había vuelto más fría. Se acercó a Carolina y extendió su mano, agarrando fuertemente su cabello mientras decía con indiferencia:—Si tanto deseas aparecer en la cama de otro hombre, no me importa buscar más hombres para que jueguen contigo la próxima vez.El dolor de cabeza hizo que Carolina sintiera un escalofrío intenso. En ese momento, estaba completamente sobria, como si no hubiera bebido nada.—¡¿Estás loco, Andrés?! ¡Suéltame! ¡Me duele! —gritó Carolina mientras agarraba la mano de Andrés.Al ver su frío rostro, Carolina supo que este hombre estaba realmente enfadado.Con una expresión maliciosa, Andrés le susurró al oído:—Carolina Vega, mira, si vuelves a hacer esos trucos con tu maldito y desvergonzad