—¿Crees que ahora hay vuelta atrás? Regresa a descansar, ya cancelé lo del campamento de invierno por ti. Si quieres salir, puedo acompañarte.—Vas a tomar decisiones por mí de nuevo, ¿verdad? —Luna apartó bruscamente la mano de Andrés— ¿Cuántas veces debo decirte, Andrés? ¡Ya no me gustas en absoluto! ¿No lo entiendes?Había hecho tanto por él en el pasado, pero nunca la había mirado de esta manera tan seria.Después de renacer, ella renunció y trató de alejarse, pero él seguía persiguiéndola sin darle tregua alguna.En la vida pasada, la utilizó como un medio para ascender y obtener grandes beneficios de la familia. ¿En esta vida, qué pretendía hacer con ella? ¿Un juguete para sus deseos sexuales?Andrés no dijo una sola palabra, pero Luna podía sentir la atmósfera sombría a su alrededor.Después de un rato, el hombre detuvo el coche frente a un semáforo rojo y esperó tranquilamente a que cambiara a verde.—La próxima vez que nos veamos, espero que lleves ese collar.—¿La próxima vez
Luna abrió la puerta cuidadosamente y bajó del coche.El guardia estaba patrullando cerca de la puerta. Saludó a Luna:—Señorita.Luna le respondió sin levantar la cabeza. Solo quería alejarse lo más antes posible. Tenía que dar al menos otros diez pasos, para llegar a la villa donde vivía Gabriel.El guardia de seguridad habló por el auricular bluetooth en su oído mientras observaba a Luna alejarse:—Sí, la señorita García ya ha regresado. La trajeron de regreso en un lujoso coche negro.Gabriel preguntó:—¿Viste quién estaba en el coche?—No, la persona al parecer no salió del coche —respondió el guardia.—Ya lo sé.Después de hablar brevemente, la llamada finalizó.Luna tardó casi media hora en llegar a su destino. Al verla aparecer en la entrada, una criada se acercó rápidamente con gran preocupación:—Señorita, finalmente ha regresado. El joven nos ha llamado varias veces, preocupado por usted. Tenía miedo de que algo malo le hubiera pasado y la estuvo buscando. ¿Podría llamarlo a
En el grupo Sánchez, en el escritorio de Gabriel, había muchas fotos de Luna y aquel hombre. Los dos salieron del restaurante, caminaron en el centro comercial, y el hombre le puso el collar…Las fotos ya eran suficientes para cubrir todo el escritorio. Además, ellos se quedaron en el coche durante una hora entera, con las ventanas tintadas, no lograron capturar fotos en este proceso.Sin embargo, en cuanto a qué habían hecho durante esa hora, ya era más que obvio…—¿Cuántos proyectos ha obtenido recientemente la empresa Riviera? —preguntó Gabriel a Rafael.—No muchos, pero estos son proyectos muy importantes para ellos. Andrés ha sido el responsable de los principales. Y Álvaro se encarga de supervisar los otros—respondió Rafael.—Con la ausencia de Miguel, parece que él tiene mucho más tiempo libre… Ve y busca más empresas para colaborar con él —ordenó Gabriel.—Pero, si lo hacemos, estaremos formando el camino para Andrés, ¿no es así?—Dale las colaboraciones insignificantes. Ese di
Gabriel tomó un pequeño sorbo de su café. La manga arremangada reveló su tatuaje. Cuando movía el brazo, las venas prominentes y enroscadas le daban un ambiente misterioso y algo atractivo. Preguntó a Adolfo:—Adolfo, ¿tienes algo que decirme?—Sí, se trata de la abuela… —respondió Adolfo muy respetuosamente, mientras desviaba la mirada hacia Luna, titubeante.Gabriel ordenó:—Adelante.Estos días, Adolfo estaba muy ocupado con los asuntos en la mansión principal debido a que el mayordomo se tomó un permiso por enfermedad. Adolfo continuó hablando:—La señora ha estado algo resfriada. Quiere verte, y también... a Luna.Luna estaba tomando tranquilamente su café. Al escuchar esto, se detuvo un poco y de repente se sintió un poco nerviosa.¿La abuela quería verla? ¿Sería una visita normal o habrá otra intención detrás de esto?Gabriel golpeaba la mesa con su dedo esbelto, con una expresión muy pensativa, le preguntó suavemente un buen rato después:—Luna, ¿quieres visitar a la abuela?Lu
Luna era una muchacha muy esquiva. Cuando se sentía abrumada emocionalmente, solía alejarse por completo de todos, para aliviar de esa manera su ansiedad y sufrimiento. En momentos de dolor, prefería estar sola en busca de paz en lo más profundo de su corazón e intentar olvidar, ya que solo eso la hacía sentir un poco mejor.También quería enfrentar sus problemas, pero le daba algo de miedo. El entorno y la situación que la rodeaban le generaban muchísima inquietud emocional.Por eso, le gustaba estar sola, incluso cuando Gabriel intentaba acercarse y ayudarla a salir de su propio mundo, ella... en realidad no podía aceptarlo.En la villa de Gabriel, aparte de comer, Luna pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en su habitación haciendo cosas que le gustaban: pintar, estudiar, escuchar música... No solía encontrarse con nadie.En el Campo de Golf Excelencia Líder, Noah le trajo un delicado pastelito y la reconfortó un poco:—Descansa un poco y come algo.Luna se sorprendió un poco,
Luna afirmó con firmeza:—Estoy segura.Noah cruzó los brazos y sonrió suavemente. Finalmente, pudo verla sonreír.—Parece que no me engañó. Pero en realidad ¿cómo sabes que es auténtico?Luna meneó la cabeza:—No lo sé exactamente, me resulta familiar. Pero, estoy segura de que este cuadro es auténtico.—Ah, entiendo —dijo Noah riendo suavemente—. Te creo.—Parece que la persona que te regaló el cuadro debe ser alguien que te debe la vida. De lo contrario, no te habría regalado algo así tan valioso.—Me siento en deuda. Es algo no me pertenece, pero lo acepté. Tarde o temprano, tendré que pagar por este favor.—Es verdad. Entonces, ¿realmente salvaste su vida? Noah sonrió un poco imponente, negando con la cabeza:—Olvídalo. Vamos a comer. Hace mucho que no vengo aquí y he oído decir que hay nuevos platos en el restaurante.Luna aceptó.Ella no sentía mucha distancia con Noah, tal vez porque se habían conocido desde hace muchos años. Lo había conocido cuando tenía trece años y llevaba
Luna sabía que enfrentarlo directamente no resolvería para nada el problema y, además, en cualquier momento podría llegar otra persona. Soportando la incómoda sensación, Luna le respondió:—Estás tan ocupado con tu trabajo, ¿por qué debería molestarte?—Sabes, puedes enviarme un mensaje —Andrés frunció el ceño.Luna no sabía cómo responderle. Después de un momento, dijo:—Siempre haces estas cosas que me avergüenzan. Sabes que no me gustan.Mientras hablaba, Andrés se acercó rápidamente a su oído como un animal en celo. En su traje había un fuerte aroma de otra mujer que la hacía sentir algo incómoda.Con una voz profunda, Andrés dijo:—Entonces, ¿qué te gusta? ¿Que te bese?Dicho esto, sujetó la barbilla de Luna y la besó muy apasionadamente. Luna podía percibir el sabor amargo de ese horrible vino que aún permanecía en su boca.Sin embargo, los gemidos de resistencia de la chica solo aumentaban su deseo. Luna sintió que su mano se movía hacia abajo y se asustó tanto que gritó entreco
Andrés respondió:—Adelante.Luna no quería que nadie los viera en esa situación tan íntima, así que intentó apartarse bruscamente de él, pero Andrés no la dejaba ir.El que entró era Álvaro, les informó:—La ropa de la señorita ya se encuentra lavada.Andrés respondió simplemente:—Déjala.Después de dejar la ropa, Álvaro se marchó de inmediato.Luna se resistió:—Suéltame, quiero cambiarme de ropa.Andrés la agarró cuidadosamente de su esbelta cintura y dio un ligero pellizco:—Come algo conmigo.Luna apartó la mirada hacia otro lado.—¿Tomamos sopa? —dijo Andrés mientras quería alimentarla.—Estoy llena. Come tú.—Obedece, ¿entendido? —dijo Andrés tranquilamente, pero en tono muy amenazante. Entrecerró los ojos y finalmente soltó a Luna. Su mirada se posó en su espalda delgada y sus hombros huesudos. Se dio cuenta de unas marcas rosadas de besos en ellos, también en la parte del cuello, que estaba cubierta por la ropa. En realidad, Andrés estaba satisfecho con su obra de arte.—Y s