—¿La persona que acaba de salir era Luna?Luna cerró la puerta y escuchó la voz de Liora. A esta hora en el edificio ya no había absolutamente nadie, aprovechando de la oportunidad, tomó el ascensor y bajó rápidamente, temiendo que Liora la siguiera y tratara de convencerla para que regresara.El carácter de Luna era muy suave y dócil, así que no podía resistirse por mucho tiempo a las súplicas de Liora. Con solo unas frases, perdería la capacidad de negarse y regresaría al apartamento donde estaba Andrés.Esa noche, Andrés casi había revelado todas sus verdaderas intenciones frente a ella: buscaría venganza contra la familia García, hasta que estuviera completamente destruida, y así el estaría satisfecho... Su objetivo nunca había sido solo arrebatarle todo a la familia García…Luna repasó todo el proceso detenidamente, parecía que nunca había llegado a "conocer" realmente a Andrés. Este hombre era como un agujero negro, capaz de absorber y destruir todo lo que estuviera cerca de él.
El coche arrancó y salió del distrito.Luna miraba por la ventana sin hablar con Andrés. Tal vez a propósito, él abrió la ventana y el viento frío entraba constantemente, casi congelando a Luna en esta noche de invierno. A pesar de ello, ella se negaba firmemente a decir una sola palabra a la persona a su lado.Esa era la rebeldía que Luna tenía en su carácter. En su vida anterior, aunque sabía que Andrés se había casado con ella por sus propias intenciones, ella continuaba haciéndolo sin dudarlo. En esta vida era lo mismo: aunque sabía que oponerse a este hombre no era la opción más sabia, se negaba a dar marcha atrás. Andrés tampoco estaba de buen genio, la mitad de su abrigo ya estaba mojado por la nieve. Durante los veinte minutos del viaje, ambos permanecieron en un sofocante silencio, sin mencionar una sola palabra. Luna casi perdía el control debido al tremendo frío.Finalmente llegaron a la mansión y Luna salió rápidamente del auto. Sin embargo, se percató de una luz brillante
—Ahora que estoy despierta y no tengo sueño, ¿qué te parece si paliqueamos un poco? —propuso Emma.—Pero ¿qué significa “paliquear”? —preguntó Luna con gran curiosidad.—Ay, ¿no sabes ni paliquear? Te explico, “paliquear” significa simplemente charlar o hablar.Luna afirmó muy pensativa y respondió:—Entonces, ¿qué quieres charlar?Emma se acercó y susurró al oído de Luna:—Cuando salí de la sala, escuché algunas frases de los dos. Te aseguro que tu papá definitivamente no solo tiene una amante, sino que pronto tendrás un hermanito.Emma tenía un acento de algún dialecto desconocido, pero a Luna le parecía muy interesante. Lo dijo directa y sinceramente, como si las cosas vergonzosas no le importaran en absoluto.En realidad, Luna sabía que Miguel había varias tenido relaciones con cantidad de mujeres, pero nunca permitiría que quedaran embarazadas. Incluso si eso llegara a suceder, siempre lo resolvería de manera "práctica y directa".Una vez, una mujer de unos veinte y tantos años vi
Además, necesitaba ingresar a la universidad. Debía ser aceptada en la Universidad de Astraluna por su propio mérito. Aunque no podría ir a la Ciudad Boscosa, ni cambiar el resultado de su destino, esta vez ya no quería dejar pasar más las oportunidades que le pertenecían en su propia vida, como lo había hecho antes.Cuando subió al coche, le dijo a Paco que necesitaba ir al hospital, pero no esperaba que este la llevara al Hospital Serenidad.—Hemos llegado, señorita —dijo Paco.—Está bien. Luna salió del coche. Tomó un número de cita y se dirigió directamente a la sala de emergencias. La enfermera quitó cuidadosamente los vendajes aplicados y le preguntó con total curiosidad:—¿Sientes algo anormal en la herida? Si abrimos las suturas aplicadas, podría haber riesgo de causar algún tipo de infección. —Me pica la herida. Quiero confirmar si está infectada —respondió Luna.—Probablemente, la gasa ya está adherida a la herida.En ese momento, una voz surgió desde atrás:—¿Hermanita Lun
Luna fue la primera en llegar al salón de clases, pero al entrar, ya no sabía dónde sentarse. Antes, todos los escritorios estaban ordenados en filas individuales. Sin embargo, ahora cada dos escritorios se colocaban juntos y tenía que buscar uno tras otro, sin tener ni idea de quién sería su compañero de mesa.Por lo general, Luna se sentaba en la última fila. Un rato después se dio cuenta de que su escritorio todavía estaba en su lugar original. Todas sus cosas estaban en su escritorio junto con algo nuevo: un sobre rosa con un corazón dibujado y su nombre muy estilizada mente escrito.Luna dejó su mochila y se sintió un poco curiosa. Era cierto que tenía una buena apariencia y también había recibido varias confesiones de chicos, pero cada vez que eso pasaba, esos chicos siempre terminaban siendo intimidados y acosados por otros. Por lo tanto, día tras día, nadie se atrevía a hacer algo similar.En realidad, Luna nunca había tenido una relación formal. En su vida pasada, se casó con
En realidad, si ella estaba vacilando, la respuesta ya era bastante obvia. Después de todo, Liora podía hacer muchas cosas si vivía con ella: lavar la ropa, cocinar, limpiar la casa, etc. Cada vez que regresaba de la escuela, podría disfrutar de la deliciosa comida preparada por Liora de inmediato. Era evidente que no se permitiría el lujo de dejar que Liora se fuera.Luna tosió ligeramente y su voz sonaba ronca debido al resfriado. Aprovechando la oportunidad, Isabel cambió de tema y dijo:—Luna, no hables más. Mira lo ronca que tienes la garganta. Voy a comprarte algo de medicina. Espera un momento aquí y te traeré un vaso de agua.Isabel dejó rápidamente su mochila y le trajo un vaso de agua. —Luna, bebe un poco de agua —propuso.—Déjalo. No quiero beber agua ahora —respondió Luna apoyándose en el escritorio.— Entonces iré a la droguería a comprarte medicina.—No, no te preocupes. Solo necesito un poco de descanso. Tal vez sea porque no dormí bien anoche. Isabel se agachó frente
Tenían dos clases seguidas de matemáticas por la mañana.Luna se sentía resfriada y tenía un poco de fiebre. Por lo tanto, Isabel quería buscarla para ayudarle con su examen, pero Luna se había levantado de su asiento y se dirigió a la enfermería. Isabel notó que Luna no había bebido el vaso de agua que le había traído, así que decidió vaciarlo y servirle uno nuevo y caliente.Mientras sacaba el vaso, también sacó el examen que todavía estaba en el escritorio y echó un vistazo a las respuestas de Luna. Se dio cuenta, de que había dos respuestas diferentes en las cinco preguntas de opción y comenzó a dudar. ¿Quizás sus respuestas eran incorrectas?Confundida, Isabel pidió ayuda a Olga Valbuena, quien ocupaba el segundo lugar en la clase y quien además era la monitora. Antes de que Luna se convirtiera en la primera de la clase, Olga ocupaba ese lugar. Sin embargo, había una gran diferencia entre ellas dos. Además, Olga había deseado estar en la clase uno, pero con sus calificaciones, par
Olga sacó su bolígrafo y un papel en blanco, luego dijo:—Así que vamos a revisarlo juntos.***Era un día nublado, con la nieve empezando a derretirse. El viento soplaba suavemente su aire frío y húmedo, haciendo caer las gotas de agua que colgaban de las hojas de los árboles. Una gota cayó justo en la nariz de Luna y la hizo temblar un poco por el frío.Luna se envolvió en una gruesa bufanda, mientras se dirigía a la enfermería de la escuela. Cuando llegó, el doctor le tomó la temperatura. Era cierto que tenía un poco de fiebre.El doctor le preguntó:—Tienes fiebre. ¿Sientes algún otro malestar en tu cuerpo? ¿Tienes mucosidad en la nariz?Luna afirmó y respondió:—Sí.—Me esperas un momento. Voy a darte una receta y toma las medicinas durante dos días. Si la fiebre no disminuye, tendrás que ir al hospital.—Muchas gracias.Luna salió de la enfermería con una bolsa de medicinas en la mano. Caminaba con la cabeza agachada y las manos en los bolsillos de su abrigo del uniforme. De rep