Capítulo 29:

Felipe no dejaba de pensar en las palabras de William. Miraba el firmamento en busca de respuestas. Sabía que debido a su fortuna tenía enemigos. Unos cuantos. La envidia era un gran impulsor para muchos. Pero una cosa era hacer que sus negocios fracasaran y otra bien distinta intentar matarlo.

Un ligero toque en la puerta lo hizo gritar "adelante". Ciertamente no iba a pararse. Sabía manejar las muletas pues cuando era niño tuvo que estar un período tan largo con ellas, que parecían una extensión de sí mismo. Pero en esos momentos todavía persistía el dolor.

Elena entró con paso ligero mientras que la falda de su vestido hacían ondas a su alrededor, Chispita siguiendo cada uno de los pasos de su dueña.

— ¿Cómo te encuentras? —preguntó Elena. Habían pasado tres días desde que lo había visto. Sus deberes sociales le habían impedido acercarse al hospital de día y cuando había ido de noche, Felipe se encontraba dormido.

—Mejor, aunque he tenido tiempos mejores ¿Qué tal la apertura de
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