Capítulo 28:

Felipe se despertó mareado. La anestesia había sido la bomba. Recordaba fragmentos del día anterior. Sin embargo el dolor era algo constante. Una mano rozando sus dedos lo acabó de espabilar. Elena estaba a su lado. Profundamente dormida mientras su cabello se desparramaba en la sábana blanca. Se había quedado en shock pero había insistido en acompañarlo al hospital. Y en su estado de nervios el personal del helicóptero no había tenido otro remedio que subirla con ellos.

Pero si algo tenía presente era como le había rogado que se quedara a su lado cuando había salido del salón de operaciones. Sin embargo mientras la contemplaba y veía sus profundas ojeras se dio cuenta lo egoísta que había sido. Su esposa necesitaba descansar pues él en manos más capacitadas no podía estar.

—Hey —lo llamó Elena desperezandose— ¿Cómo te sientes?

—Atontado. Y me duele un poco.

—Quizas ya es hora de tu medicación. Voy a buscar a una enfermera. No me demoro.

Elena salió segura. El hospital de Talovara no
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