Capítulo 31:

Felipe esperó que estuvieran fuera del alcance de oídos chismosos para hablar. Esos pocos minutos hasta que llegaron al elevador los utilizó para controlarse un poco. Parecía un adolescente con las hormonas alborotadas, con un calentón que ni mil duchas congeladas le quitarían. Se había sentido orgulloso al contemplar a su princesa guerrera plantándoles cara a todos. No se había dejado avasallar.

—¿Y eso que fue? Te saliste completamente del papel. Pero siendo sincero nunca había visto una actuación tan estelar.

—Yo también tengo mis trucos —Le sonrió para después guiñarle un ojo— .Así que cuidadito conmigo.

—Eres una cajita de sorpresas, preciosa. Cuando estoy concibiendo una idea de ti, vas y me desarmas el rompecabezas. Nunca imaginé que fueras hacker.

—Va. Tonterías. Es solo un pasatiempo. No soy ni la mitad de bueno de quien me enseñó. Pero resulta útil de vez en cuando.

—Lamentando mi innata curiosidad, me gustaría saber quién te enseñó. Tener una persona así en tu equipo sería
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