Diego mira fijamente a Alba.—Pero, ¿Qué estás diciendo, pequeña traviesa? ¿Por qué haces tantas preguntas?—No lo sé, me gusta preguntar.—No deberías de hacerlo.—¿Quieres o no quieres una novia? —el CEO se inclina hacia ella para mirarla fijamente a los ojos.—No quiero una novia y demos terminado este tema, ¿vale?—Eres un aguafiestas.Diego niega, piensa que Alba era una niña muy astuta e intrépida.—Creo que se te hace tarde.—Si, ya debo irme —Alba se pone en pie —. Pero voy a regresar mañana.—De acuerdo…Ambos se sonríen y el CEO ve como ella marcha hacia la salida, luego nota que la pequeña se detiene como hubiera olvidado algo. Luego la ve dar la vuelta y correr hacia él, se lanza en sus brazos depositando un beso en su mejilla.—Tú no eres malo… —vislumbra que ella se saca algo de su muñeca para entregárselo a él —. Es mi pulsera de la buena suerte, quiero que la tengas para que puedas encontrar a una bonita novia.—Alba, no…—Yo quiero que la tengas.Él mira esos hermosos
Diego asiente, sin embargo, siente que la noticia es muy dolorosa. Luego mira su muñeca para ver la pulsera de Alba, era un tejido de color rosa y morado que no le combinaba para nada con sus atuendos, sin embargo, esa pequeñaja le dio su amuleto de la suerte.—Diego…su amigo posa una mano sobre su hombro —. La madre tiene una gran deuda con el hospital —el CEO mira a Henri —. Los ataques de Alba requieren de atención y suministros, lo que ha pasado hoy… bueno es una cuenta un poco elevada para que Gisela lo costee.El castaño se pone en pie y sin decir una sola palabra camina hasta la recepción, su amigo observa como saca su tarjeta para entregársela a la joven recepcionista. Henri lo observa fijamente mientras que se reclina hacia atrás.Le parecía bastante curioso que él actuara de esa manera y por una niña pequeña, se preguntó porque siendo como es le daba importancia a ese asunto. Mira que pedirle el favor de que se informara sobre la situación de la pequeña le pareció curioso.P
—Aun no te quiere —la niña se ríe mientras que lo acaricia —. Debes ganarte su cariño.—¿Y cómo se hace eso? —Diego toma asiento un poco alejado del felino.—Siendo bueno con él y trayéndole regalos.—¡Alba! —su madre la reprende —. No quiero que le digas estas cosas al señor Ragno, no está bien que le pidas cosas.Diego mira a Gisela quien se encontraba en una esquina mientras que los observaba fijamente, parecía que llevaba todo el día limpiando. Se le notaba agotada, le dio el día libre para descansar y ella lo utilizaba para hacer los quehaceres del hogar.—Disculpe señor Ragno, mi hija es… —ella se caya mientras que nota que él la mira fijamente —. ¿quiere un poco de café?—Seguro.Gisela se dirige a la cocina sintiendo que los latidos de su corazón la estaban volviendo loca, por más que trataba de controlarse no lo lograba, tener a su jefe en la casa era muy confuso para ella y más cuando su hija lo trataba como si se conocieran de toda la vida.—Diego —el CEO baja la mirada pa
Gisele pensó, creyó, realmente estuvo muy segura de que él iba a hacer otra cosa, pero la verdad es que se equivocó por completo.Ella traga saliva mientras que le sostiene la mirada a su jefe.—si es lo que desea, yo no tengo problema. Alba lo aprecia mucho.Diego baja la mirada hacia los labios de su secretaria, luego mira sus ojos y se siente tentado a hacer algo más, pero él mismo se impide hacerlo.—Puede llevar a Alba a la empresa, si no quiere o no puede hacerlo, yo pagare los gastos de la niñera para que la cuide en casa.—No tiene por qué hacer eso.—Quiero hacerlo, por favor.Gisele asiente muy despacio, en eso Otto se acerca un poco más a ella, la verdad es que la cercanía era muy extrema. Cada uno podía sentir la respiración del otro así de cerca estaban.—Gisele…—¡Uh! —Automáticamente ella cierra los ojos cuando el aliento de su jefe resopla sobre sus labios, abre un poco su boca y tan solo en un mínimo roce de sus labios la pareja se detiene al escuchar el sonido del m
—¡Es un idiota! Alba es una niña dulce —uno de los ojos de Gisele la traiciona y termina por botar una lagrima que Diego limpia rápidamente—. Y tú eres una gran mujer.El corazón de Gisele palpita ferozmente ante aquella caricia de su jefe, era la primera vez que le hablaba de esa manera.En un impulso Diego inclina su rostro hacia el de Gisela y termina por unir sus labios con los de ella en tan solo un roce de sus bocas… el contacto fue algo electrizante para ambos, sin embargo, no se separan y continúan reforzando el beso.Diego envuelve la cintura de Gisele con uno de sus brazos mientras que ella desliza sus manos por ambos brazos de él. La escasa iluminación de la oficina le da un toque especial al momento, ya que sus rostros únicamente se veían iluminados por la luz de una lampara de escritorio.Diego envuelve el cuerpo de su secretaria con sus brazos mientras que va afianzando el beso, su lengua invade el interior de la boca de Gisela de tal manera que logra sentir la tibia y s
Diego y Alba llegan al piso donde el CEO trabaja y ambos se ganan las miradas de las secretarias, Gisela se pone en pie de inmediato al ver a su hija llegar con su jefe. La mujer parpadea varias veces sin decir una palabra.—Hola mami, Diego ya llego —lo dice con tanta tranquilidad que a la mujer casi le da un infarto, luego mira a su compañera quien la observa con los ojos bien abiertos.—Hija…—Está bien, si pudieran ordenar leche y unas galletas a mi oficina.—¡¿Eh?! —exclama la madre.—Mami, diego me pidió que lo acompañara esta tarde, vamos a comer galletas y leche —su hija le sonríe de tal manera que ella no sabe que decir.—¿Está bien?En ese momento Gisela se percata de que su jefe le estaba pidiendo permiso para llevarse a su hija a la oficina. Ella solo asiente con una media sonrisa.Así que los termina viendo entrar junto al gato a la oficina, Gisela estaba completamente asombrada por lo mucho que su jefe estaba cambiando y todo eso era ¿gracias a su hija? Paso de ser un og
Gisela levanta la mirada para ver a su hija salir del cuarto, ella se pone en pie mostrándole una sonrisa.—Pensé que me estarías esperando en la cama —toma la mano de su hija para llevarla de nuevo a la habitación —. Necesitas descansar para mañana.—Si.[…]Gisele ingresa en la oficina de su jefe con algunas de las carpetas que él le solicito, la mujer camina con un poco de apremio al escritorio para dejar el trabajo para él.Entre tanto el CEO lee un documento importante para su caso, frunce el ceño al mismo tiempo que subraya unas cuentas líneas.—Aquí están todas las carpetas que me ha pedido, organizadas por fechas —Diego asiente mientras que sigue leyendo, Gisela lo ve muy concentrado que decide retirarse.—¿Cómo esta Alba? —ella se detiene al escucharlo.—Ella está bien, en sus clases.—¿Vendrá hoy? —él levanta la mirada para verla.A Gisela no le quedaba más remedio que tener a su hija en la empresa ya que era más seguro para ambas.—Si —Diego afina un poco la mirada al ver l
—Alba, ¿Qué fue lo que paso anoche?La niña le explica a su amigo lo que vio, más no escucho, ella solo pudo ver a su madre asustada por aquella visita.—¿No has visto a nadie?—Mi mami no abrió la puerta.—Eso es importante, mientras que no abra la puerta, todo ira bien. No tienes por qué temer —el CEO miente para tranquilizar a Alba.—Pero, mami está muy asustada.Él guarda silencio mientras que la observa.—Las ayudare, nada malo le pasara a tu mamá.—¿Me lo prometes? —aquella frase petrifica al instante a Diego, se queda observando a Alba, pero la verdad es que estaba pensando en otra escena —. Diego, ¿me lo prometes?—¿Qué? —la niña se aproxima a él para tomar su mano y agarrar el ultimo de sus dedos.—Así hacemos una promesa real —él mira atentamente las acciones de Alba.—¿Promesa real?—Es real cuando juntamos nuestros dedos, así.Él mira la unión de su dedo con el de ella y sonríe, las acciones de esa pequeña lo hacían viajar a tiempos atrás, pero también lo ayudaba a no sent