Albert estaba realmente mal, no quería ir con la enfermera, ella seguramente lo rechazaría nuevamente, estaba harto de todo, esperó que los dolores desaparecieran, lloraba impotente recordando la brutal golpiza, no era la primera vez que le masacraban en esa ciudad espantosa, algunas partes de su cuerpo le dolían con más intensidad que en principio, le golpearon en lugares que anteriormente los hombres de seguridad lo hicieron dejándole heridas por todos lados, esta heridas ya habían cicatrizado pero al recibir una paliza nuevamente en esos mismo lugares de su cuerpo dolían más, se quejaba del dolor con lágrimas, era consciente de que aunque jurara vengarse, jamás lo cumpliría porque no tenía nada que asegurará una venganza ¡era imposible! en ese instante recordó a su abuelo
"Albert, no debes olvidar que la venganza no trae nada bueno, sólo desgracia y malas cosas, al principio puede resultar satisfactorio pero conforme pase el tiempo querrás más y más, de este modo la veng- ¡¿Cómo es posible?! ¡Estoy en contra de esto! —exasperada gritó Lilian por el reciente punto que el presidente acababa de mencionar— Es un becado y la Universidad ya hace bastante manteniéndolo en sus instalaciones, en mi opinión no merece la bonificacion mensual —hablaba más calmada frente a los miembros del Consejo—- Vicepresidenta por favor sea imparcial —Calmado y tranquilo Arturo le hablaba a Lilian— por favor no me obligue a mencionar todos los detalles sobre su encuentro con Albert, que así es como se llama, por favor seamos más humanos y tomemos decisiones que no perjudiquen a ningún estudiante independientemente de donde provengan.- Perdóneme Presidente —Sorprendida por lo que el Presidente mencionó, se suponía que nadie sabía de la golpiza que le dio a Albert, atemorizada sólo podía ser consecuente a las palabras y decisiones de Arturo 'Estoy segura que Albert fue a quejarse con el presidente, ese inútil me va traer más problemas de lo que pensé, debo hacer algo
-¿Cómo es posible que ese imbécil haya logrado estar entre los mejores de su clase? —Lilian quedó en shock casi inmediatamente después de terminar la sesión extraordinaria del Consejo Estudiantil, no se lo podía creer—Lilian estaba en su habitación pensativa por lo que sucedía.-Lili, puedo pasar —se oyó mientras alguien tocaba la puerta de su habitación —-Sí, ¿dime qué pasa? —Era extraño que alguien tocara la puerta de su habitación—- Lili... —lloraba desconsoladamente cómo si algo malo hubiera pasado—- ¿Qué pasa Delia? —Sorprendida por qué jamás vio llorar a su hermanita—- Es que... Es que... —Lloraba incansablemente sin poder decir nada—- Tranquila —le dijo tratando de calmarla— respira conmigo, despacio... —Funcionó y Delia llegó a calmarse—-Esque no logré alcanzar a una vacante para estar en el ciclo intensivo—Le decía mientras sus ojos humedecían nuevamente— no pude hacerlo Lili... —nuevamente lloraba amargamente—Lilian al ver a su hermana ll
La vicepresidenta en casa después de presenciar lo que al ordenar a sus secuaces había causado se molestó consigo misma, se sentía culpable, Albert de seguro estaría muerto, solo quedaba deshacerse de las pruebas que la incriminaran, lo cual era sencillo, ella pertenecía a una de las familias más influyentes de la universidad, la familia coronel, ella era de esa estirpe y por lo tanto el presidente era primo de la misma, eran intocables dentro de la universidad, de algún modo no fue consciente, las cosas habían cambiado y la familia más prestigiosa ya no era la misma, las reformas dentro de la institución por la aparición de otra familia aún más poderosa que la anterior había cambiado todo, el presidente era consciente de ello, Lilian por otro lado cegada de poder se perdió sola en su burbuja, agobiada, justamente por el poder que se le fue otorgado dentro de la institución. Aquella tarde sumida en el sentimiento de culpa consecuente a su saboreo de venganza la carcomía poco a poco,
Sofia lloraba desconsolada e impotente por todo lo que estaba sucediendo, Albert estaba tirado ahí inconsciente o muerto a esas alturas nadie lo sabía, sin embargo, una persona de entre todos se acercó apresuradamente para ver el estado del joven- Permiso por favor —con mucha prisa y apartando al tumulto fue a ver al joven— jovencita apártate un poco —le dijo a Sofia— ¡jóvenes por favor apártense un poco, hagan espacio! —vocifero para que todos la oyeran, pero Sofía no se apartaba— ustedes, apartenla —dirigiriendose a unos muchachitos—Sofia no podía oírle porque estaba perdida en sus pensamientos oscuros, creyendo que nada tenía sentido, unos chicos la apartaron mientras aquella persona revisaba el cuerpo inerte de Albert, palpo su cuello y sintió que aun latía su corazón, inmediatamente sin perder el tiempo aplico todas las técnicas posibles para reanimarlo, momentos de tensión y pánico, los segundos pasaban y todos se sentían frustrados, Albert respiraba por fin y to
Lilian tragándose la saliva contesto su móvil que sonaba a causa de la llamada que hacia el presidente- Lillian, necesito reunirme con el consejo estudiantil, ¿podrías por favor venir a nuestra oficina? —le dijo suavemente—- sí, claro allí estaré. ¿es algo urgente? —pregunto tímidamente—- extremadamente urgente, es un asunto decisivo para el continuo funcionamiento de esta institución como universidad —enfatizó Arturo—Ella aun no sabía que ocurría o porque el presidente la llamo, apresurada y sin tiempo que perder fue a la universidad. El camino era largo y aún tenía sueño, de noche no pudo descansar por los pensamientos que no la dejaban dormir y la asecharon, su cuerpo se estremecía al recordar la mirada de Albert, la última mirada que ella vio de él, la atormentaba durante todo el camino y en sueños mientras dormía durante ese viaje, la llevo el chofer de su mansión, la universidad estaba lejos pero el presidente requería su presencia, eso era sumament
Llegaron los demás miembros del consejo, dos gemelos, sus cabellos parecían finos hilos de oro, altos y blanquiñosos, tenían las manos grandes, ambos siempre iban a todos lados en traje y corbata, se distinguían de todos ya que no habían personas más altas que ellos dos, las chicas andaban tras ellos por todos lados, pertenecían a una familia igual de poderosa que los Coronel pero por alguna razón no aportaban mucho en la universidad, demasiado intelectuales, pero jamás llevaban consigo mochilas o artefactos excepto lo que fuera portable y no tan pesado, encajaban en todos lados. Eran los dos últimos miembros del consejo, su mirada no era fría, al contrario, siempre sonreían maquiavélicamente como si tramaran algo a escondidas, eran las máximas celebridades de la universidad.- ¡bienvenidos! ya llegaron, es perfecto, los estábamos esperando —les dijo el presidente—Los chicos apenas ingresaron y oyeron la voz melódica y tranquila del presidente, a un lado estaba la
Albert despertó, durmió plácidamente, su cuerpo aún tenía secuelas de los golpes que le propinaron, abrió los ojos y notó que el lugar en el que estaba era la clínica, era imposible para él no distinguirlo ya que era el primer lugar que conoció de la universidad, la imagen quedó grabada en sus recuerdos, recuerdos amargos inmediatamente volvieron a él, sintió molestias mientras su corazón palpitaba aceleradamente, al oír que alguien entraba al lugar lo aterrorizó.- Buenos días —saludó alguien tras entrar a la habitación en la que estaba ya que había notado que Albert despertó—Ella esperaba un piropo por parte de Albert, pero él extrañamente temblaba mientras la miraba aterrado, notó eso y trató de calmar su miedo¿Sabes? Llevas tres días inconsciente —mirándolo a los ojos—- Bu... bu... bue... Buenos días —Albert no podía creer que volvía a ver a la enfermera Rodríguez, sabía que pasaría pronto pero no que fuese justo en el momento que se preparaba para ver
Lilian reflexionaba más y más por sus actos, era tan culpable que no podía evitar pensar en las cosas malas que había hecho llevada por sus impulsos, antes de que algo malo pudiera suceder decidió ir con Albert y pedirle disculpas por lo sucedido, sin embargo, era consciente que este talvez no la perdonaría, con un poco de esperanza fue hasta la clínica con el único propósito de encontrar el perdón y la redención, la carga día tras día se hacía pesada, llegó a la recepción y vio allí a la enfermera Rodríguez- Buenos días señorita Rodríguez, tal vez no me conozca pero soy miembro del consejo estudiantil, vengo a ver al joven Albert —habló calmada y seria—- Buen día, a ver dejame revisar... —revisaba su libreta a propósito solo para retener a la señorita que tenia en frente, a pesar de su tranquilidad parecía estar muy intrigada— Aquí está —le dio las indicaciones para que fuera hasta él, no era común ver visitas de autoridades o representantes de las organizaciones, se sintió