He tenido dos de los peores días de mí vida, nunca me había imagina que tendría esta clase de asfixia laboral gracias a que he tenido que trabajar bastante solo para complacer a mi queridito jefe —noten el sarcasmo —en todo lo que pida. Ethan Collins me ha puesto aprueba para según el saber si tengo o no la capacidad para obtener dicho trabajo en la empresa como secretaria del jefe y de verdad se hizo la vida de imposible.
Todo es por el trabajo. Me digo a mi misma mientras dejo salir del aire de mis pulmones. En este momento estoy dentro del elevador rumbo al primer piso. Antes de irme a casa debo realizar dos tareas más e irme de este infierno. Di un largo y perezoso suspiro mientras miraba como los números rojos cambiaban. Estaba exhausta como para seguir trabajando y obteniendo órdenes de ese tipo.
Ambas puertas del elevador se abrieron y salí directo donde las chicas para huir de allí de una buena vez.
—Rachel, coloca estos archivos en la clase A. Necesito que los revisen y si falta algo me lo comuniquen.— coloque los archivos sobre el gran escritorio donde dos eran laa recepcionista —Ustedes saben más de eso.— la chica pelinegra tomo los archivos —Miranda necesito que me mandes el número del señor Roger Hernández. — le hable a la otra secretaria de ojos azule y rubia que solo asintió volviendo su vista a la pantalla de su computadora.
Reí para mis adentros al darme cuenta que al fin podría irme a casa sin ningún problema. Mis trabajos ya había terminado. Sacudi mis manos mentalmente.
— Señorita Bennett — al escuchar esa voz solo desea que me tragara la tierra. Cerre los ojos con fuerza con las esperanzas de que solo fuera una ilusión, sin embargo cuando los volví abrir ambas chicas me decían con la mirada que volteara a ver.
—¿Si? — no lo mates, no lo mates. Me gire sobre mis talones dandole una sonrisa de boca cerrada forzada.
—¿Llevaste a la oficina de mi padre la cuenta de las cuotas?— asentí — supongo que estas aquí porque ya terminaste de escribir el formato — asentí —sin embargo aún no veo en mis manos el número de Roger Hernández, el cual te pedí desde hace unos minutos.
Conté en mi interior para no irme contra el y asfixiarlo con mis propias manos. Su ego, su faceta su indiferencia y falta de humildad me tenían asqueada no sabre como lo podre soportarlo por tando tiempo.
Tome aire lo suficiente para apagar el fuego de mis venas... no respondas y se una buena chica
— Estoy en eso —le sonreír forzado pero fue más una mueca.
—Si, sigues así no serás mi secretaria — Ethan se giro para seguir caminado, tan solo ver esa espalda me daban ganas de golpearlo y hacer que me pidiera perdón por todo lo que me a hecho hacer. Idiota. —Y no sea buena conmigo, eso me da miedo más por tu fealdad
Me dijo fea.
Explote.
—Mira bueno para nada — Ethan se volteo — será mejor que midas tus palabras conmigo. Yo no soy una de tus secretarias las cuales puedes ir e insultarlas cuando quieres, así que será mejor que me respetes.
Era era yo. Una chica impulsiva, con orgullo y dignidad que no iba a dejar que un tipo engreído como él me humillara e hiriera mis sentimientos como si no valieran nada y no estuviera a su nivel.
El pelinegro se giro cuando escucho que levanté mi voz; mas este parecía que mis palabras no valiean en lo más minimo. Su actitud era relajada, normal como sino lo hubiera tratado de inútil. Mi sangre hirvio y apuñe mis manos a mis costado cuando en los labios carnosos de este se curvaron en una sonrisa.
Abrí mi boca para decirle hasta de lo que se iba a morir más la cerre cuando este se me adelantó dejandome plasmada y confundida.
—Mira niña, la que tiene que medir sus palabras eres tú. Soy tu futuro jefe, así que será mejor que reacciones, antes de que sea tarde.
Sin esperar que respondiera Ethan se alejó dejandome con muchas maldiciones en la boca. ¿quién se cree es que? ¿la reina Isabel, el todo poderoso?
Me sentí estupida cuando note que tenía muchas miradas sobre mi, fui estúpida al gruñir con alguien a una larga distancia pero en mi defensa él se lo había buscado. Sintiendome pequeña camine al elevador para ir por mis cosas cuando no sin antes despedirme de las chicas. Me sorprendí cuando encontre una figura masculina parado frente de mi obstruyendo el paso, el rubio tenía una sonrisa en sus labios que me extraño mucho.
—Veo que no le tienes miedo a Ethan— dijo este con sus manos en sus bolsillos.
—Tenerlo miedo a un tipo como él, ja, él no tiene corona para que le tema. — el chico volvió a reír, y dejando de hacerlo colocó su mano en mi hombro.
— Será mejor que reacciones —lo mire extrañada el idiota de mi jefe me había dicho lo mismo — si te comportas así con él ahora aunque se que no es tu jefe. Lo será y en ese momento que le tenga el poder contra ti, quedaras en la calle.
Me tense quedando inmóvil en mi lugar. Sintiendo como mi mundo se estaba viniendo abajo solo por mi estupido orgullo. Trague duro, nerviosa y preocupada imaginandome en la calle despedida de mi trabajo que luche tanto por mantener estable.
¡Dios que he hecho! Ethan ya me odia y me despedirá apenas tenga la oportunidad.
Ethan me odia y me odiara más y me despedirá cuando tenga la oportunidad. Debía arreglar todo; por lo tanto, esa era la señal de que debía de ser una chica estúpida, callada. No soportaría un segundo de su fría actitud y egocentrismo mas si es para llevar el pan a la casa lo haría. Mi madre está aún enferma como para ser un estorbo nada más.
Debo ser una chica callada, obediente y soportar lo que venga.
—¿Estas bien? — mire a la mujer que tenía al frente a mire — no has tocado tu comida.
El apetito se me había quitado el filete en ni plato seguía intecto junto con la ensalada. Su razón era que no dejaba de pensar de lo que fuera hacer el joven Collins conmigo apenas tenga la oportunidad de poner sus manos sobre mi.
—Si— mentí no quería preocuparla.
—¿La pasas mal en el trabajo? — no quería hablar de eso y menos con ella.
—No es para tanto, ya me acostumbrare.
Jamás me acostumbraria a este tipo de trabajo donde tu jefe te trata como si fiera una simple muñeca. Se que todos los empleados tienen sus choques con los dueños de su paga mas el mio era difícil y me gane el premio gordo por ello. Lo único bueno de todo esto es que mañana sería mi último día de trabajo y después paz y tranquilidad en mi casa aprovechando mi día libre.
Que podía salir mal. ¿No?
***♤***
"Solo soporta y no respondas" Me repetía varias veces desde que llegue al trabajo para mantener mi perfil intacto como la paz entre mi futuro jefe y mi persona. Todo sería color de rosa para el porque para mi estaría bañado de robo fuego entre la guerra que tendre conmigo mismo en soportar todo lo que se viniera. Mi madre estaba en primer lugar para mi, todo era por ella y su salud era lo que deseaba conversar de ella por mucho tiempo.
—Collins home ¿En que le puedo servir?
-—Ven a mi oficina— dijo tajando cortando la llamada de golpe.
Rode los ojos ante su tono de voz demandante y tomando aire me dirigí a su oficina. Como buena chica toque la puerta, segundos despues este dijo: Pase.
Al entrar me encontré al pelinegro en su escritorio revisando algunos papeles frente de él.
—En que le puedo servir — sus ojos grises me miraron, eran tan hermosos.
— Conseguiste el número de Roger.
Asentí — Se lo mande esta mañana a su correo.
Mi querido jefe asintió en respuesta su mirada por un momento perdida este se mordio su labio pensativo y vaya que se veía sexy haciendo eso.
Despierta April, deja de mirar lo con esos ojos de depredadora.
Y así lo hice.
—¿Solo es eso? — pregunte amablemente.
Ethan volvio su mirada a los papaless que antes revisaba dejando de morder su labio y siguiendo con lo que estaba haciendo en ellos.
— Si.— fue lo único que respondió.
Sin decir nada mas salí de su oficina directo a la mía la cual. La forma en la que se mordió el labio no salía de mi cabeza. Ethan era un hombre atractivo, sus labios humedos y carnosos y no es que todo el tiempo los este mirando, su rosa natural y admito que era apetitosos.
Quizá que sea mi jefe y verlo todos los días no fuera tan malo. Me golpe mentalmente, no podía creer que estaba pensando esa estupidez, era malo muy malo verlo.
—¡APRIL! — brinque del susto al escuchar a Tammy gritando a todo volumen — te estoy llamando hace ratos ¿en que mundo estas?
—Lo lamento, estaba pensando. —pase mis manos por mi rostro. Mire a la chica rubia al frente y no me gustaba para nada la clase de sonrisa en sus labios.
—No será en Ethanlandia. — bromeo y bufe rodando los ojos.
— Deja de decir estupideces tengo mejores cosas que hacer como para pensar en ese idiota que me hace la vida imposible.
—Eso es amor... — la fulmine con la mirada — con que pelan se aman y terminan en la ca....
—April llama a mi padre — salte en mi lugar cuando su voz nos sorprendió. Asentí en respuesta fulminado a mi amiga para hacer mi trabajo antes de que este hiciera lo mejor que ssbe hacer. Molestarme.
—Terminan en la cama... — susurro Tammy antes de irme a su escritorio.
Mis mejillas ardieron y volteé rápidamente donde estaba el joven Collins y verificar lo que me daba panico imaginar, mas este tenía sus ojos sobre su celular y deje salir el aire tranquila al saber que no había escuchado nada.
No se que tenía mi mejor amigo en la cabeza para crear una historia donde mis sentimientos por mi jefe fuera más que odio.
—Dime linda— deje de ver a Ethan para enforcarme en mi labor.
— Su hijo quiere verlo.— informe.
—Claro, que venga a mi oficina.— corte la llamada y me gire a mi segundo jefe el cual seguía en la posición de antes.
Mi pregunta aquí era ¿Cómo de un hombre como el Señor John Collins pudiera salir un tipo con Ethan? Ambos eran demasiados opuestos.
— El señor Collins lo espera en su oficina.
—Gracias — contestó sin deja de ver su celular. Gracias...acaso me dio las gracias este insecto de la humanidad — Bennett, vendrás conmigo — ordenó guardando su celular en su traje. Su cortesía no duro mucho mas no me sorprendia en lo absoluto.
Ethan se volteó y sin decir una palabra camine detrás de mi segundo jefe. Me sentía intimidada por este hombre, la verdad es que su manera de actuar tan serio y chico malo lo hacían ver interesantes. Aunque el ego mataba todo la atracción que sentía en él.
Mi segundo jefe toco la puerta, John nos dejo pasar y me sorprendío que Ethan abriera la puerta y se hiciera aun lado dejandome pasar como todo un cabellero.
Si chicos y chicas así como lo escuchan, me dejo pasar de primero.
Al entrar encontre a mi pirmer jefe hablando por teléfono. Este al vernos nos hizo una señal con su manos para que esperaramos a que terminara su llamada lo cual no me molestó. De reojo mire al pelinegro que se hizo a mi lado tomando una posición firme esperando que su padre termknarade hablar por el teléfono.
—Te puedo preguntar algo — lo mire confundída.
—Eh, si claro— no entendía la manera tan "amable" con la que hablaba él es tan bipolar que nunca sabría con que saldría hasta podria ser gay un día y al otro no.
— A que se refería la señorita López con Terminan en la cama.
Abrí mis ojos como platos sintiendo como mi corazón se me iba a salir de mi pecho. Sus ojos grisáceos se conectaron con lo mios esperando una respuesta de mi parte la cual no podía darle una.
¿Cómo pudo escuchar? Tammy dijo eso en solo un susurro. Ahora creo que no fue lo suficientemente bajo.
De pronto sentí calor, sabía que estaba mal porque el edificio tenía aire acondicionado y por ello sería muy difícil que entrara calor entre las paredes tan cerradas.Responde algo cariño o pensara mal. Mi consciencia tenía razón pero estaba tan sorprendida por su pregunta que me debo muda. Debía responder, lo entendía pero si le decía la verdad cosa que no haría se burlaria de mi por la simple razón de que solo un polvo para él y se enojaria por pensar en su persona como hombre y no como jefe o hijo de mi jefe.—A-Ah, es que... Bueno...la verdad es que— empecé a tartamudear — Tammy me decía sobre las personas que están afectadas por el nuevo virus, mencionó que muchos estan quedando en cama— ¡Dios! No soy buena para mentir.Ethan penso en lo que dije para volv
Todo a mi alrededor me estaba dando vuelvas, las luces no dejaban de girar así como mi cerebro en estos momentos. Creía que estaba más ebria de lo que debería y eso no era bueno pues ahora me estaba volviendo loca personas que no debería imaginar e ilusiones de la persona que no debería ver ¿entienden?El sujeto el cual por desgracia había hecho que mi cara estampara con su duro y firmé pecho me miro de arriba hacía abajo con sus ojos grises inspeccionandome.¿Será una alucinación? —Deberías disculparte — mire a la pelinegra muy hermosa que estaba sujeta de su brazo izquierdo.Mi corazón dejo de latir y abrí mis ojos como platos volviendo a ver a mi jefe el cual no era una ilusión, él era real, él estaba aquí. Trate de controlarme, no iba a mostra
Abrí mis ojos cuando escuché la alarma, cerré y los volví abrir recordando que debía de ir a trabajar. Frustrada me pase ambas manos por mi rostro y me levante con toda la pereza del mundo para meter mi hermoso trasero al baño. No se cuento estuve metida ahí cuando decidí salir e ir a buscar mi ropa. Abrí el armario mirando cada una de las prends de ropa. Opté por una falsa negra y una blusa rosa con un escote en vi en medio de mis pechos con las mangar largas. Mi cabello castaño decidi atarlo en un moño bien formado, me maquille lo normal y al verme lista en el espejo del peinador baje para buscar a mi madre y darle un beso de despedida.— ¿No vas a desayunar?— preguntó mi madre después que le di un beso en la mejilla.— Compro mi desayuno en la tienda junto a la empresa, no te preocupes.Sin esperar
El reto de ahora en adelante sería soportar el resto de mis días en la compañía al sujeto que ahora era mi jefe. El día fue largo, estaba exhaustas y solo quería darme una larga ducha y dormir en mi cama la cual debía estar demasiado bien para este cuerpo adolorido. Expulse con pesadez el aire de mis pulmones y entre a la casa saludando a mi madre de paso para hacer lo que anhelaba en estos instantes.Con mi pecho apunto de tocar el suelo- literalmente - me quité las zapatillas y me desvesti dejando que el agua tibia cayera en mi desnudo cuerpo y mojara cada centímetro de mi piel, amando ese momento despejando mi mente y eliminar todo pensamiento impuro.Impuro ¡Ja! Se que mi cuerpo, me vestí con mi pijama de dos piensas de Stitch y salí de mi habitación secando mi cabello húmedo. Hoy me tocaba hacer la cena, lo menos
 Maldecía a eso que me estaba haciendo sentir de esta manera tan miserable. Mi corazón estaba acelerado a nivel que pronto se saldría de mi pecho, mis vellos se erizaron dejando mi piel echa gallina, mi mente en estos momentos viajo al planeta de los simios ¿por qué? Ese idiota después de darme ese beso en mi mejilla, de acorralarme de aquella manera y encerrarme dejándome indefensa, no había podido mantener mi mente en blanco y concentrarme en mi trabajo. Cada vez que recuerdo ese momento y que su imagen se me viene a mi cabeza trató de borrarla porque no quiero tenerlo metido en mi cabeza, ya había sido lo suficiente animal para meterse en mi espacio personal para que también lo hiciera en mi cerebro. Espacio personal que querías que rompiera hace mucho. Ignorando a mi conciencia trate de concentrarme en lo mío. Hace unos minutos atrás vi al joven Collins
Las semanas habían pasado y todo se volvía cansado, difícil y pesado pero no era nada de lo que no pudiera manejar. Me encontraba en la vida de un adulto así que debía acostumbrarme a ella porque no iba a salir de ella. Tampoco me quejaba — mentiras — odiaba de todo corazón haber crecido tan rápido y que tras de eso todo mi mundo se fuera patas para arriba.Mi madre en estas semanas asistió a sus citas en el hospital dos veces por semana y gracias al cielo lleva bien su control mientras descubren que es lo que tiene y ver su pueden quitarle ese cáncer antes de que siga comiendo y dañe algún organismo. Aún se supone que tienen tiempo para quemarle, sin embargo al no saber que es lo que esta afectado no pueden trabajar porque sería muy riesgoso para ella. Y me preocupa como también me enfurece a estas alturas ya deberían saber que es lo que mi madre tiene, donde lo tiene y como pueden ayudarla. Yo necesito que me den una noticia, algo que me haga sentir menos
Aún no creía que esa chica que parecía un algodón de azúcar, ojos tan dulces y una sonrisa de niña me hubiera mentido de esta manera.Nota mental: No creerle a las meseras que llevan gomitas con azúcar en un platón.Reía como si mi vida dependiera de ello, no me molestaba en lo absoluto comprender que la adrenalina que recorría todo mi cuerpo fuera causa de una droga la cual sabía deliciosa, me sentía animada con mucha energía y no quería desperdiciar todas las sensaciones que experimentaba mi cuerpo. Mi corazón estaba acelerado, mis hormonas a punto de explorar y necesitaba algo o alguien que me quitara ese sed de lujuria que sentía.No me importaba nada, no me importaba que los chicos me miraran como s no supieran que hacer conmigo, esto era lo más gracioso y fabuloso del mundo.- Marcos besame - pedí colocando mi mano detrás de su nuca atrayendolo a mi rostro para pegar sus labios
Me sentía como si fuera la peor persona de todo el planeta tierra. Había tenido sexo con mi amigo el cual me agradaba mucho y no comprendía como había llegado a tal punto de querer tenerlo entre mis piernas. Sabía que anoche perdí mis cabales pero la imágenes del chico sobre mi cuerpo besandolo me hacía sentir como una zorra, una cualquiera que se aprovechó de la hospitalidad que me estaba dando en su casa.- No recuerda nada ¿verdad? - al verlo que los ojos note la desilusión en ellos. El chico suspiró - no tuvimos sexo así que estés tranquila, tu vomitó tuvo parte en eso.Sentí un gran alivio al escuchar eso pues nada había pasado entre nosotros y tampoco quería que pasará. Nunca en la vida había amado tanto las náuseas como esta vez ya que