Capítulo 5

De pronto sentí calor, sabía que estaba mal porque el edificio tenía aire acondicionado y por ello sería muy difícil que entrara calor entre las paredes tan cerradas.

Responde algo cariño o pensara mal. Mi consciencia tenía razón pero estaba tan sorprendida por su pregunta que me debo muda. Debía responder, lo entendía pero si le decía la verdad cosa que no haría se burlaria de mi por la simple razón de que solo un polvo para él y se enojaria por pensar en su persona como hombre y no como jefe o hijo de mi jefe.

—A-Ah, es que... Bueno...la verdad es que— empecé a tartamudear — Tammy me decía sobre las personas que están afectadas por el nuevo virus, mencionó que muchos estan quedando en cama— ¡Dios! No soy buena para mentir.

Ethan penso en lo que dije para volver a ver a su padre el cuál seguía conversando por teléfono.

— Escuche eso — volví a respirar — sin embargo se que de eso no hablaban.

No hizo más preguntas y eso me hizo estar tranquila. Supongo que me había creido o cierta parte de lo que dije. Ja, si de verdad me conociera no me hubiera creido y eso es un alivió. El Sr. Collins colgó el teléfono y se levanto de su silla girando el escritorio apoyandose sobre éste.

— ¿Para que me querías hijo? Acaso ¡¿no estas conforme con April que la has traído hasta mi?!

Conforme.

Deje de respirar volteando a ver al pelinegro a mi lado con los ojos bien abiertos. Fui una tonta, debí prevenirme y llevar las cosas entre nosotros en paz desde el principio y no empezar una guerra aunque el estupido no me agradara.

¡Mierda! Ahora que iba hacer. Necesitaba trabajar y dinero para ayudar en la casa a mi madre, ser una mano para ella y no un estorbo. Sentí pasar mi vida por mi ojos —literalmente — mi trabajo, lo que hice para soportarlo y no ser despedida. Genial era una completa estupida por no cerrar mi bocota.

— Lo lamento si he causado problemas — diablos mi empleo estaba en juego.

— ¿De qué hablas? — preguntó John y abrí mi boca para decir algo pero la voz de su hijo me lo impidió.

— Cállate — musito fulminandome para que no dijera nada. ¿quién era ahora para callarme? Así, Mi jefe. Mi jefe idiomamente sexy — no le hagas caso, creo que el aire frío le está haciendo daño — no entendía y menos en la forma tan normal en la que conversaba — quiero decirte que estoy de acuerdo contigo en que tu secretaria pase a mis manos, al parecer hace un buen trabajo.

Mi piel volvió a tomar su color natural y mi corazón volvio a bombear sangre por todas las venas de mi cuerpo. Sentí ganas de saltar sobre Ethan y besarlo por lo qué había dicho, era la mejor noticia que había tenido en todo el día. Reaccione y me golpee mentalmente ¿de verdad pensé en besarlo? Esos labios humedos, rosas y carnosos no eran de mi tipo.

Ni tu te lo crees.

Jamás, nunca de los jamases besaria al dueño de esos labios tentadores. Su dueño era un diablo atractivo vestido de angel el cual solo existen para tentar a las pobres almas débiles, pero yo no lo era.

— Es algo bueno que hables así de mi secretaria — dijo John con una pequeña sonrisa — April podrías dejarnos a solas, necesito hablar algo con mi hijo Ethan.

Asentí despidiéndome de ambos, note la confusión en sus ojos grises cuando pase a su lado. Abrí la puerta de su oficina con una sonrisa en mi rostro, cerre la puerta detrás de mi y quise chillar y dar brincos de la emoción.

No estoy despedida.

Dios estaba tan feliz de seguir con mi trabajo. Podré ayudar a mi madre y no ser un estorbo para la mujer que me dio a luz y me dio todo lo que pudo a su alcancé. Con la feliz palpable en mi rostro caminé directo a mi escritorio y guarde mis cosas para irme a casa y darle la noticia a la loca de Tam la cual debía estar intrigada o quisa no, de ella nunca se sabe.

Ethan Collins

No me agradaba la extraña actitud de mi padre. Él era una persona muy alegre pero cuando sonreía de esa manera no era buena señal para mi. Sus ojos estaban sobre mi mas sabía que dentro de su cabeza estaba maquinando algo lo que no me hacía ni la menor gracia. Bennett salió de la oficina de mi padre, el viejo siguió pensativo con su mano sobre su barbilla. Antes de que empezara a decir algo me acomode en unos de los sofas colocando mi piel sobre mi pierna.

— Qué quieres hablar conmigo a solas ¿Pensé que April era tu secretaria confiable? — reí burlón.

John dibujó una sonrisa en su rostro y volvió a sentarse sobre su silla.

— Veo que te agrada.

No entendía — Agradar —reí irónico— no sería la palabra exacta para decirte que me agrada. Es terca, testaruda, no se queda callada para nada y tras de eso parece bipolar.

Uni mis cejas al ver al hombre frente reír a carcajadas, arque una ceja no vi el chiste a lo que dije sobre ella, la identifiqué muy bien.

— No se te hace familiar — volvió a reír — sin embargo, a eso no me refería.

En la forma en la que sus ojos grises penetraban los mios me di cuenta que intentaba leerme, cosa que le sera muy difícil porque no era de las que tiene su libro abierto el mio tenía candado. Bufe y rode los ojos cuando comprendí en el rumbo que iba esta conversación lo cual sabía que la andropausia le estaba llegando a este viejo loco.

— Sabes muy bien que no me relaciono con mis empleados y menos con las secretarias — le recordé.

— Ella es muy hermosa, podría ser una excepción.

Mi padre en algo tenia razón y esta vez no le llevaba la contraria como la mayoría de ls veces. April es una chica muy hermosa con su cabello castaño a la mitad de su espalda, sus ojos azules como el océano y sus labios tan dulces y delicados — no es que se los haya visto — bueno la verdad es que sí, lo admito. La he observado muchas veces, tiene un bello cuerpo y es de una estatura perfecta ¿cómo no hacerlo? Soy hombre y sería un pecado no admirar tal escultura. Sin embargo, no la veía como mujer y en eso mi padre de nuevo fallaría.

— Padre tengo mi política — me levanté — así que respeta mi regla por favor. — comencé a caminar para salir de ahí.

— Eres terco hijo mío, sin embargo los padres conocen muy bien a sus hijos.

Rodé los ojos y salí de ese lugar.

— Viejo loco — dije para mi mismo. Salí directo a mi oficina, mire la planta de abajo lo cual no se porque me nació hacerlo encontrandola. La castaña guardaba algo en su bolso, sin querer observe más de lo que no debía de esa chica sexy.

Secretaria Ethan...Secretaria...

Me golpeé mentalmente y volviendo a mi mundo deje de ver a las chicas para ir directo a mi oficina, necesita terminar mis deberes antes de irme.

April Bennett

Iba conversando desde que salimos de nuestro piso de muchos temas irrelevantes. Le hice señas con la mano a todos los taxis que pasaban para que nos llevara a nuestra casa, sin embargo parecía que me ignoraban.

— April ¿Quieres salir hoy conmigo y unos amigos? — un taxi se detuvo y abrí la puerta.

— No lo sé Tam, me siento cansada. — entramos al auto dandole mi dirección al chofer.

— Vamos amiga, desde que estábamos en la secundaria no volvimos a salir con los chicos — suplicó.

La rubia tenía razón desde que empezamos a estudiar en la universidad dejamos de salir con nuestro amigos, dejamos de salir para concentrarnos en nuestros estudios.

— Vamos — volvió a su suplicar mientras me movía para recapacitara haciéndome reír — ¿si?

Bufé — Esta bien.

Me despedí de la chica y esta casi me amenaza para que no la dejara plantada. Abrí la casa la cual estaba en completo silencio, subí a mi habitación dándome una larga ducha. Tire todo sobre la cama y metí mi trasero a la bañera. Con una toalla alrededor de mi cuerpo salí buscando en mi armario algo para ponerme esta noche, vi el sobre que me dio el doctor sobre la información de mi madre iba abrirla cuando escuche alguna puerta ser cerrada. Deje para después lo que iba hacer para vestirme y esperar a la loca de mi mejor amiga. Cerré la puerta de mi habitación y baje para saludar a mi madre.

— ¿Dónde andabas? — pregunte al ver algunas bolsas sobre la isla.

— No me iba a quedarme en casa aburrida, así que fui de compras — mi madre me examinó —¿para dónde vas, vestida así?

Mire mi atuendo el cual constaba de unas botas negras, unos vaqueros del mismo color y una blusa de color magenta.

— Voy a salir con López.

Gina no dijo nada e iba a preguntarle sobre si ella ya había leído el contendido de aquel sobre cuando el timbre sonó, sabiando quién era me despedí de mamá y corrí para ir donde la chica

— Lista — asentí.

Entre al auto y mire a la chica que conducía.

— Sigues viva — bromee y reímos.

— Aún el diablo no quiere que le quite su lugar.

Karla era una amiga de la secundaría cual me caía muy bien. La chica era vecina de Tammy pero nunca tuvimos una cercanía. Karla nos llevo en su auto hasta el club claro esta que ella solo fue nuestro pase de transporte porque también vendría para acá con sus amigos. Al entrar nos despedimos de la pelinegra y nos adentramos entre la multitud. Luces de colores (moradas, azules, rojas y de otros colores) se movían de un lugar a otro por todos los rincones.

— ¡Mayo! — escuché la voz de una mujer conocida. Merry una amiga de secundaria con sus brazos abiernos camino hasta mi — tanto tiempo — nos abrazamos.

Debí imaginar que era ella quién me había llamando de esa manera pues era la única que me molstaba de esa manera desde que tengo memoria.

— No pensé verte aquí. — confesé.

— Bueno linda, la vida es para disfrutar. — la castaña también estaba loca.— ven, te voy a presentar a unos amigos para chuparse los dedos.

Reí porque me di cuenta que la chica estaba ebria y la manera en la que se expresaba me lo confirmaba. Merry nos llevó a una mesa donde tres chicos estaban sentados. Uno de ellos tenia la piel morena y cabello negro, el otro su cabello risado amarillo y el ultimo tenía su cabello castaño y su piel bronceada los tres eran muy lindos.

— Juan — era el moreno — Rich —el risado — y Marcos, ella es April mi amiga desde la secundaria.

Merry nos presentó, los chicos nos mostraron sus sonrisas lo cual les respondí de la misma forma.

— ¿Qué tomas linda? — preguntó Marcos.

— Lo que sea.

— Eso si es una chica — bromeó Juan y todos reímos.

— Ahorita vengo — Marcos se levanto caminando a la barra a pedir las bebidas.

No se en que momento todo se volvió muy cómodo. Conversé con los chicos como si estuviéramos mucho tiempo en intentarturar aunque imaginaba que le daba gracias al alcohol. En el procesó me di cuenta de que Merry tenía una relación con Richard y Juan coqueteaba con Tammy lo cuál la mirada y su sonrisa hablaba por si sola. Nuestras conversaciones se fueron más a fondo, nuestras vidas privadas como siempre salían a la luz con risas por tontas anécdotas que contaba la castaña cuando estabamos en la preparatoria.

— ¿Quieres bailar? — le pregunto Richard a su novia la cual ni lo pensó dos veces cuando ambos se alejaron a la pista de baile.

Bebí de mi cerveza viendo al moreno ponerse sobre sus pies y exteniendo sus manos a mi amiga.

— ¿Quieres bailar conmigo?

— Claro — la rubia dandole un último sorbo a su bebida también despacio.

Seguí bebiendo mientras reía al verlos en la pista los chicos estaban ebrios y reían por todo. Mire al chico que estaba frente de mi encontrandome con su mirada negra.

— ¿Desde cuando los conoces? — fue lo que se me ocurrió preguntar.

— Desde que eramos niños — dijo sin quitar sus ojos de la pista y tomando su cerveza — Juan en primaria y Richard en la secundaria.

Seguí mirando a la pista, los demás bailaban al ritmo de la música.

— ¿Quieres bailar? — mire a Marcos quien ahora tenía su mano extendida a mi.

— La pista esta muy llena.

— La verdad, no pusieron reglas en donde podíamos bailar — Marcos me mostró una sonrisa a lo que también le correspondí de la misma manera.

— Tu sonrisa es muy hermosa — acepte al tenerlo tan cerca de mi rostro y podía admirar lo guapo que era.

Marcos se sorprendio y volvió a reír — Estás borracha. —me tomo de la cintura y comenzamos a bailar junto a las mesas del club.

Sus iris oscuros eran muy hermosos al igual que su dueño el cual sentía ganas de conocer más el chico que bailaba conmigo esa noche. El DJ cambió la canción, miré al chico a mi lado cuando la nueva canción era muy movida. Marcos me mostró su linda sonrisa cuando empecé a saltar en mi lugar y este también lo hizo al ritmo de la música electrónica. Bailar en compañía con este chico no estaba mal, me agradaba. Comencé a dar vueltas y saltitos mientras dejaba que mi cuerpo disfrutará, sin embargo no pensé en las consecuencias cuando la idea de dar giros y tener alcohol en tu cabeza no eran una buena combinación.

Di un paso mal y me fui hacia tras chocando un cuerpo contra el mio.

— Perdón — me giré levandondo mi mirada para ver al individuo que había chocado conmigo.

Me paralice dejando de respirar cuando mis ojos azules se encontraron unos color tormenta.

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